Otro 15 de abril

Existió un 15 de abril donde no se quemaba Notre Dame y es una anédocta que siempre se deja pasar: la de Carranza y el atentado de 1953 en Plaza de Mayo.

Con la crisis económica del 52 y la muerte de Evita, el peronismo por el 53 sufriría algunos reveses que finalmente detonarían en el golpe de Estado del 55, abriendo la cancha al presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu y la proscripción del peronismo.

Hubo un 15 de abril de 1953 donde en pleno acto de la CGT frente a la Casa Rosada, hubo dos explosiones seguidas que se llevarían más de 6 muertos y más de 90 heridos. Una de las explosiones fue en la estación Plaza de Mayo de la línea A de subtes.

En ese momento, desde la Casa Rosada Perón se dirigió hacia lxs trabajadorxs con un discurso incendiario que tendría como consecuencia central  la quema de la sede del Partido Socialista, la Casa Radical, una sede del Partido Democráta e inclusive el Jockey Club. Se intentó quemar la sede de La Nación pero no pudieron, c'est la vie.

En los días posteriores, se detuvieron a un par de personas donde se encontraban militantes de la FUBA, al futuro diputado radical de la década del 60 Arturo Mathov y a miembros de los Comandos Civiles. Dentro de estos últimos, el nombre que la historia haría resonar de manera bizarra sería el del radical Roque Carranza, parte del engranaje que preparaba el terreno para el golpe del 55.

Quien diga que Carranza fue torturado hasta obtener una confesión, difícilmente esté errado considerando la crispación política de aquellos años signados bajo la dicotomía peronismo vs antiperonismo. Lo cierto es que, junto a Dogliotti, confesó pero se retractó: no puso las bombas, aunque sí sabría dónde fueron armadas. Si era verdad o no, quién sabe pero resulta agridulce que en el golpe de Estado del 1955, posterior al derroque de Perón, la llamada Revolución Libertadora los haya indultados.

Las vueltas de la vida llevaron a que Roque Carranza termine siendo Ministro de Obras y Servicios Públicos de la gestión de Alfonsín en el 83. Más paradójico tal vez es que haya terminado como Ministro de Defensa en el 85. Momentos precisos en que se llevaba hacia adelante el Juicio a las Juntas Militares por los crímenes de lesa humanidad.

No sólo alguien con ese recorrido político terminó como Ministro de Defensa del padre de la democracia argentina, sino que ante el fallecimiento de Carranza, Alfonsín anunciaría por decreto que la estación de trenes general Manuel Savio pasaría a llamarse estación Ministro Carranza. Hablame de ironías.


Nota al pie

Mariano Grondona, ese perodista operador de la dictadura del 1976, por 1989 tenía un programa periodístico. Se llamaba Hora Clave y se emitió hasta el fines del 2015: nadie sabe bien cómo llegó hasta ahí. Impunidad ante todo, fue el espacio donde reconocía públicamente su participación en el atentado de 1953 y su participación civil en el Golpe del 55. Qué agradable sujeto.

Estudiante avanzado en Licenciatura de Psicología (UNC). Diseñador freelancer de UX/UI.

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