
Emergencia Alimentaria en Córdoba: convocan a un plenario en Alberdi
La Mesa por la Emergencia Alimentaria de Córdoba convoca a un nuevo plenario a realizarse este sábado 31, a las 10h, en el Museo Cervecería Córdoba (Alberdi)
Norita Cortiñas es, fue y será: la madre de todas las batallas. Parte de la línea fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, “se metió en política” como muchas de esas madres, en el mismo instante que desaparecen a su hijo. El 15 de abril de 1977, despide a Gustavo de la estación de micro de Mar del Tuyú, no volvió a saber qué le pasó, ni a dónde estaba.
Años después decide meterse como infiltrada en Mansión Seré, sede que será su velatorio. Tampoco lo encontró. La búsqueda se cajoneo. En 2012, después de 35 años de búsqueda, pide un habeas corpus para darle continuidad al caso, el juez le pregunta casi con sorna ¿Para que lo busca? “Porque antes de morirme quiero saber qué pasó con Gustavo”, contestó decidida.
Ella fue una “loca” más en esa ronda de madres, luego devenidas abuelas, que realizaban rondas en Plaza de Mayo. Los pañales de tela, luego fueron pañuelos con los nombres tallados de sus hijos y nietos. Norita las pasó a todas, no cualquiera llega a los 94 años con la vitalidad que la caracterizaba. Hasta el final, acompañó cada reclamo y movilización en cada derecho vulnerado.
Luego de el velatorio en Mansión Seré, Julio Pereyra, fotógrafo y redactor de Enfant y de La Garganta Poderosa, se preguntó ¿Quién la espera allá arriba? E imaginó una conversación entre Hebe de Bonafini y Sonia Torres. La pava calentándose, la mesa lista, todo servido. Ellas ansiosas por la venida de su compañera Norita.
Si algo caracteriza a la literatura latinoamericana es hacer de la realidad, un realismo mágico. La siguiente escena no es la excepción. La memoria es un músculo, la verdad y la justicia, una práctica cotidiana constante. Siempre presentes.
Una cocina cálida, fuera del tiempo. Tal vez sea el cielo, tal vez una ronda eterna. Hebe y Sonia se preparan para recibir a Nora. El mate humea como un ritual sagrado. Algo va a pasar.
—Sonia, apurate. Poné la pava, que el cielo no tiene tiempo. —¿Qué pasa, Hebe, qué pasa?
—Está viniendo Nora. Se le alborotó la memoria y no quiso faltar a la ronda. —¿Recién? ¿Viene sola?
—No, Sonia, no viene sola. ¡Nunca viene sola!
—¿Sigue dando vueltas?
—Sí, como un trompo de pañuelo blanco, sigue y sigue. Buscando y buscando, con la esperanza quemándola por dentro.
—¿Lo sigue buscando a Gustavo?
—Con esa fe que se le prende en los ojos como fuego. ¡Sigue buscando como si no hubiera pasado el tiempo! La misma rabia, el mismo dolor. Como hace 47 años. Como cuando le dijeron que lo vieron, que lo oyeron, que lo chupó la tierra.
—¡Pucha con el 47!
—¿Qué, Sonia?
—¡Pucha! ¡Qué pucha! ¡Con la Silvita y el Daniel me pasó lo mismo! De mi nieto ni la cara le conocí… ¡y hace 47 años que lo espero! Con la esperanza tatuada en el pecho. ¡Tatuada en el pecho!
—Eso no se borra, Sonia. No se borra.
—No… eso no se borra. Aunque te arrastre la vida, aunque el tiempo te queme la piel, eso no se borra. La esperanza es como la raíz que sigue en la tierra aunque pisotees todo arriba.
—Entonces… ¿dulce o amargo?
—Dulce, que toque dulce, Hebe.
—Le pongo unas mentitas que me traje de Córdoba, de esas peperinas dulces que se te deshacen en el alma. ¡Va el primero!
(Ruidito de mate)
—Qué rico está esto, che.
—Es la mezcla de lo que nos duele y lo que nos alienta. Es como un abrazo envenenado con ternura, mirá.
—¿Le ponemos una cintita blanca al mate?
—No hace falta. ¡Nora ya viene con el pañuelo al viento, con la memoria amarrada al cuello, como una bandera que nunca se arrió! —¿Y sabés lo que trae Nora?
—¿Qué trae?
—Fotos, muchas fotos. De esas que no se arrugan ni con el llanto ni con los archivos cerrados. Son fotos que se reparten entre las nubes, para que los cielos también las vean.
—¿Y vos qué trajiste, Hebe?
—Mi grito. Ese que nunca calló. Ese que sigue ardiendo en las gargantas de todos.
—¿Y vos, Sonia?
—Yo traje mi espera. Mi espera, que ya no sabe de tiempo ni de olvido. Mi espera es un reloj que no tiene hora, ni antes, ni después. Solo ahora. Solo siempre.
—Entonces ya estamos todas.
—Las que partieron, las que seguimos. Las que nunca dejamos de buscar. —Las que esperamos con el pecho roto, pero entero de memoria. —Las que cruzamos el tiempo, pero nunca cruzamos el olvido. —Las que reímos, lloramos, y a veces hasta gritamos, porque si no, ¿cómo seguimos?
(Se oye el sonido de un viento que arrastra una voz conocida) —Ahí viene…
—¿La escuchás?
—Sí, la escucho. La siento en el aire. En el susurro de las nubes. —Nora…
—Hola, chicas. ¿Pusieron la pava?
La Mesa por la Emergencia Alimentaria de Córdoba convoca a un nuevo plenario a realizarse este sábado 31, a las 10h, en el Museo Cervecería Córdoba (Alberdi)
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Las diferentes actividades tienen por objetivo debatir acerca del momento crítico que se vive en la profesión con ataques sistemáticos, agresiones, y violencias diversas que afectan la labor de periodistas, la libertad de expresión y el derecho a la información de la ciudadanía