La jauría y el espejo: ¿la perpetua es justicia?

La condena contra los verdugos de Fernando Báez Sosa se escribió primero en el prime time televisivo, presentada como un caso aislado -omitiendo su contenido racista y patriarcal-, y mediatizada como la más equitativa administración de justicia. Desde entonces un largo río de tinta virtual tiñó las redes exigiendo que a los asesinos de Báez, "los violen" y "los maten" tras las rejas de la cárcel. Un ensordecedor ruido que exige castigo, castigo, castigo, será que ¿la perpetua es justicia?

El operativo de seguridad fue casi tan desmesurado como la cobertura que todos los medios argentinos y aún extranjeros brindaron al caso. La sentencia del tribunal N 1 de Dolores condenó a Maximo Thomsen, Enzo Comelli, Matias Benicelli y Luciano y Ciro Pertossi a prisión perpetua por homicidio doblemente agravado y a Ayrton Viollaz, Lucas Pertossi y Blas Cinalli a 15 años de prisión por participación secundaria en el asesinato de Fernando Báez Sosa.

Durante la emisión del veredicto, Máximo Thomsen uno de los acusados señalado por los medios como "el líder de los rugbiers" se desvaneció al conocer la condena. Las cámaras captaron el momento y el prime time televisivo repitió el instante hasta la saciedad. "Es todo su culpa, salgan de acá no los quiero ver" dijo la madre refiriéndose a los periodistas, mientras éstos, todos, clamaban que " se hizo justicia".

La afirmación vuelta pregunta, abre el paraguas de las posibilidades dentro y fuera del derecho penal. ¿La perpetua es justicia? ¿Es el sistema penitenciario argentino, tal y como está y com es hoy en día, la garantía de reparación para una familia cuyo hijo no volverá a casa? "Justicia es que no se repita", se lee, se oye, se ve en los discursos mediáticos. ¿Es la sombra de la perpetua lo que evitará que esto se repita?

En nombre de la justicia y con el rostro de Báez Sosa hecho bandera, interminables ríos de tinta virtual se vertieron en estas últimas semanas, exigiendo que a sus verdugos los violen, los maten, los torturen y los degraden en las cárceles. Más allá de la severidad de las penas aplicadas, ni en esos discursos ni en esos horizontes puede residir nunca la justicia.

A propósito de la condena, la abogada penalista y ex Secretaria de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Seguridad de la Nación, Ileana Arduino posteó en sus redes:

"La perpetua es una barbaridad siempre. Parte del problema quizás sea pensar que puedo legitimarla cuando aplica a las causas que creemos justas y escandalizarnos cuando, por lo que sea, nos parece un despropósito. Porque la justicia o no de cada caso no puede ser la vara. Para mí es igual a torturar, y no justificaría la tortura jamás. Para mí el encierro por tiempo indefinido, particularmente, es un paso más en la degradación comunitaria y no un indicador de su fortaleza. Es más exclusión y menos integración.

Ojalá esta propuesta de discutir, estos pesares que vemos expresarse nos lleven más temprano que tarde a militar activamente que es lo que sí queremos y nos saque del estupor bien pensante que está atrapado en el maniqueísmo punitivismo si o no, mientras campea la impunidad. La impunidad de golpear hasta la muerte entre 8, o de todas las agresiones grupales posteriores, la impunidad de decir cualquier cosa en nombre de las víctimas y su protección, como la sentencia del caso Lucio más enfocada en demonizar a las acusadas por lesbianas y si es posible alimentar el odio misógino a escala social, que hacer una decisión clara y sin revictimizar al niño, la impunidad de la cárcel y sus violencias que, por si queda alguna duda, alcanza a las personas aunque las penas no sean perpetuas. En fin, la impunidad que se perpetúa en esta enorme confusión entre castigo y responsabilidad."

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