Identidades en confinamiento

Por Agostina Baldacci para Enfant Terrible

Desde la llegada de la pandemia de Coronavirus se disparan noticias sobre el sexting (intercambio de textos o fotografías de explícito contenido sexual por internet) y se difundieron protocolos para extender los cuidados. El registro y envíos de desnudos existe desde siempre, pero es evidente su aumento en el contexto de confinamiento mundial. Incluso se instaló en la agenda política de algunos países, tal es el caso de Irlanda que recomendó el sexting en lugar de mantener relaciones sexuales o Italia donde se han proyectado leyes para regular cuando esas imágenes salen de esos celulares sin el consentimiento de la otra persona.

En diálogo con Emma Song feminista pro-sexo de la disidencia sexual y formada en artes escénicas y filosofía conversamos sobre las prácticas afectivas en contexto de confinamiento social y las permanentes desigualdades económicas, sociales y culturales que nos atraviesan.

foto: Emma Song

Estas reflexiones surgen de la necesidad de desentrañar algunas de los discursos y narrativas vinculados al sexting, a las nude y a lo erótico que durante el confinamiento tomaron lugar público, vinculados a emocione tales como la angustia o la soledad. Tal es el caso de una nota de Luciana Peker publicada en Infobae a principios del confinamiento social que vinculaba al sexting y el uso de juguetes sexuales con la soledad y la angustia, como herramienta para combatirlas. Pareciendo desconocer las múltiples desigualdades que entraña la tecnología, incluso naturalizando el uso masivo de redes sociales y el contacto virtual.

Pareciera que si uno quiere estar involucrado en el mundo y no padecer la soledad, el acceso a internet es de carácter esencial. Sin embargo, según el último informe del INDEC de 2019 en Argentina el 80% de la población tiene acceso a Internet. En nuestro país este servicio no llega más que a las grandes ciudades porque no está digitalizada en fibra.

La cifra es mucho menor sobre las personas que no tienen acceso pleno a la la digitalización, en el sentido de socializar mediante el uso de tecnologías. Y es que para tener esa digitalización plena une necesita tener al menos internet, una computadora, un celular, etc, es decir, necesitas mucho dinero para obtenerlo y permanecer en esta dinámica. Lo que significa un problema si tenemos en cuenta que los procesos de digitalización en nuestro país no son plenos. Para Emma “es un nivel de complejidad que puede ser bastante diferenciante y bastante diferenciador y puede dejar a las personas en condiciones de mayor vulnerabilidad.

Emociones y afecciones en covid-19

Otra nota de Infobae a principios de la cuarentena citaba de manera anecdótica a “Jackson”, un joven de 25 años de Australia que durante el cumplimiento del distanciamiento, ha mandado y recibido más nudes de lo habitual a través de Snapchat y mensajes directos de Twitter. La nota cita un comentario de este hecho en sus redes sociales sobre el sexting: “no solamente se mandan o publican este tipo de imágenes por mero contenido sexual o por coquetear, sino que simplemente buscan la validación de otros a través de las nuevas formas de interacción social”.

Hemos escuchado mucho sobre la angustia y la soledad, y muchas veces vinculados a los picos de publicación de posteos eróticos. ¿Necesariamente un cuerpo que se muestra erotizado o para la erotización del otre, no esta angustiade?

Por un lado pareciera que con la pandemia todes nos deberíamos sentir angustiados por la pandemia y no se sí a todos les pega de la misma manera. Existen asociaciones que vienen de antes y es que si uno o una se sexualiza en un posteo nadie pensaría que esa sexualización es porque está angustiada o deprimida. Siempre se piensa que si hay algún tipo de erótica o se muestra una representación erótica de sí mismo es porque la gente está de buen humor o se siente bien, y la verdad es que siempre ha pasado y es parte de una norma emocional, pegar sexo-felicidad-cuerpo y heteronormatividad. Nadie está pensando que esas personas que se desnudan y se registran, y que muchos leen como felices, puedan ser infelices.

Podemos decir que hay una normatividad no solo sobre cómo producir el contenido sino también como leerlo.

Sea ahí en Instagram o en la pornografía la gran pregunta es el cuerpo, y el cuerpo excitado y el cuerpo puesto a disposición de la excitación del otro y eso pone en jaque un montón de discusiones, desde lo más filosófico a lo más psicológico antropológico qué es ¿qué pensamos cuando pensamos un cuerpo? ¿Qué significa una producción para que alguien se excite o alguien esté siendo excitado o grabado? Si solo vemos coger a personas heterosexuales entendemos que es la única forma de coger posible. Pero por ejemplo, en la pornografía, si une hace una búsqueda no muy exhaustiva, parecen una infinitud de categorías donde el sexo heterosexual es bastante minoritario en muchos sentidos.

La pregunta entonces es qué lecturas hacemos nosotros del cuerpo teniendo en cuenta el universo de las representaciones y el entramado de lecturas heterosexistas y heteronormadas que se imprimen sobre las nude y otras representaciones del tipo eroticas que circulan en los espacios de digitalización. Pues las representaciones articulan de forma social como los cuerpos deben ser tratados.

¿Todes les cuerpes nos excitan?

No todos los cuerpos nos excitan y por lo general son los cuerpos con marcas heteronormadas las que parecieran llevarse todos los lugares de lo erótico, y los cuerpos que más se alejan de ese lugar, menos probabilidades tienen de ser excitables, ser queribles y ser deseables para otras persona … Si bien las nude y el sexting se ha popularizado, se han popularizado bajo las normas y reglas totalitarias, me parece que todavía en las formas normativas y conservadoras del sexo, y sobre las decisiones personales, que va en contra de una norma muy anclada que es ese sistema sexogénero todavía eso no puede ser del orden de lo celebrable. Esto en les trabajadores sexuales no es celebrable ni siquiera en términos comerciales, cuando si es celebrable en términos comerciales limpiar un baño. Y está el cuerpo igual de involucrado que en un servicio sexual.

Beto Canseco utiliza un concepto que es la distribución diferencial de lo erótico y refiere a que todo el tiempo estamos haciendo ese punteo de números a un cuerpo, en términos de ¿cuánto un cuerpo se acerca o no acerca a ese ideal normativo que es eso ser mujer o ser hombre?

Justamente es esa indeseabilidad la que nos pone en peligro y nos vulnera. No es cualquiera la foto que una comparte. Pues hay pruebas y maneras en que une lo hace, hay formas en las cuales una quiere construir su cuerpo. Medianamente todas con nuestros celulares sabemos todos los trucos y lenguajes de la fotografía, de cómo la luz y el cuadro cambian la imagen de una determinada manera.

Las redes sociales son los arquitectos de aquello que pertenece al ámbito de lo visible y lo no visible. ¿Qué pasa con las identidades allí?

Me parece que muchos cuerpos están afuera, que no tienen ese lugar de la intimidad supuesta, la cual está guardada y contenida por el heterosexismo obligatorio en la lectura que hacemos de esos cuerpos y esos cuerpos en tanto se presentan como heteronormados. Hay cuerpos que radicalmente se corren de ahí. Es una complejidad que en estos tiempos se agudiza porque es tal la complejidad en la vida trans que muchas veces el sexting y el nude también tienen otra complejidad. ¿Qué dice un genital para una persona heterosexista y heteronormado?.

Todo cuerpo es político

Si repasamos algunas de las narrativas que circulan en este último tiempo todas apelan a un tipo de sentimientos en términos políticos. ¿Por qué?

Los afectos, las emociones y los sentimientos aun tienen ese plus de ser lo más íntimo y más intocable de las personas y que no simplemente narrativas normativizadas en cómo gestionamos nuestro cuerpo y relaciones con otras personas. Ahí hay toda tensión en cómo se hace un uso político, epistemológico y hasta ontológico de esas palabras que usamos como emociones sentimientos o afectos. Las emociones, los afectos y los sentimientos no son del ámbito de lo privado, son territorios de disputas políticas.

Esto no es nuevo si pensamos en la estrategias de disputas políticas de las derechas o neoderechas desde los ´70 en América Latina.

Por supuesto, las derechas o neoderechas de los últimos diez años hacen lo mismo, porque están pegadas al neoliberalismo, por ejemplo La revolución de la alegría del ex presidente Mauricio Macri, o la estrategía política de la oposición Amor si, Macri no. Ambas representan la estrategia de una disputa política a través de las emociones.

Aprendimos de Foucault que no hay política que no sea una política de los cuerpos, sin ser este un organismo biológico per se, sino que fabricado y moldeado por la acción polítIca. ¿Qué podemos decir de esa gestión y las identidades en confinamiento?

Hay una gestión efectiva de la pandemia, gestión que es estatal y por ende totalizante. Lo interesante es que esta gestión refuerza la distribución diferencial de los cuerpos. Aquellas identidades que fueron reconocidas por el Estado argentino después del la ley de matrimonio igualitario o la ley de identidad sexogenerica, son las mismas que se encuentran descontenidas por el Estado en términos de sanidad y cultura.

Sin embargo es sobre esas entidades donde más se refuerza el encerrar y vigilar como políticas de Estado …

Esas identidades parecen invisibles o excesivamente invisibles, como el ejemplo claro de lo que no se adecua a la norma. Me acuerdo una noticia de las chicas trans que trabajan en constitución, o las travestis del Mercado Norte de la Ciudad de Córdoba, que en contexto de la cuarentena fueron catalogadas por los medios como de rompe cuarentena. Existen una totalización de las normas en las cuales ciertos cuerpos deberían o no deberían circular. Entonces el miedo, la angustia, que salió con la pandemia no es el mismo miedo de Nicolás Wiñazki que no podía conocer a su sobrina. El mismo miedo o angustia tiene otra indicación política en una chica trans que no puede trabajar en una esquina para poder comer, y sin embargo le llamamos angustia a esas dos expresiones emocionales. Esto no quiere decir que una sea mejor o peor, pero sí que una es más revalorizada que otra.

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