¿El fin justifica los medios? Violencia de género en tiempo de operaciones

Una causa que surgió por efecto rebote de una corrupción, desató lo que la sociedad necesitaba: distracción. ¿Cuánto puede durar el entretenimiento de exponer a una víctima?

La violencia de género, una vez más, destapó la olla de una causa repetida. Todos opinaron, nadie escuchó. Una causa que surgió por efecto rebote de una causa por corrupción, desató lo que la sociedad necesitaba: distracción. No importa el precio, endeudados ya estaban. Una sociedad sedienta de estímulo, de algo que la saque del malestar de sus propias vidas para hablar de otra cosa además de guita, de corrupción o de casta. Todo al mismo tiempo. ¿Cuánto puede durar el entretenimiento de exponer a una víctima?

«Las cosas no “son” chismes, sino que son o no consumidas como chismes, y es mentira que, en los escándalos políticos, se puede separar el consumo como noticia del consumo como chisme», comenta Tamara Tenembaum en su columna para el DiarioAr.

Así como no se puede separar la obra del artista, tampoco se puede separar el chisme del espectáculo. Si años atrás los feminismos rompieron la pared que separaba lo público de lo privado al discutir que las violencias que sufrían en sus casas, eran extensibles a otros ámbitos como el trabajo, y que forma parte de una matriz cultural y sistemática. Las “nuevas derechas” corrieron el eje al volver viral lo privado, al transformarlo en contenido para redes. Pero que, como en cualquier chisme de barrio, deja de interesar la veracidad de la fuente y pasa a importar más el efecto que produce.

“¿Qué estás pensando?”

La interacción en redes parte de una simple pregunta: “¿Qué estás pensando?”. Los internautas y nativos digitales son la opinión pública de las vidas privadas, una retroalimentación constante donde la virtualidad es una extensión de la realidad. Ante esto, periodistas y comunicadores se ven en la encrucijada entre narrar una historia y la inmediatez de la tendencia y el titular.

Uno de los portales más leídos en lengua hispana como Infobae -del grupo Hadad-, acaparó la mayor cantidad de audiencia al viralizar las fotos. Aunque la ley 26.522/09 de Servicios de Comunicación Audiovisual, en su artículo 3, inciso D, describa que es “es fundamental preservar en los medios la integridad, la dignidad y la imagen de la víctima de violencia de género”.

Entre tanto, otros temas como la fuga de reservas en oro, la visita de “representantes del pueblo” a genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad, el índice de pobreza que escaló a un 60%, el informe de UNICEF que reveló que más de un millón de niños y niñas no acceden a una alimentación adecuada, fueron opacados por una operación política.

"El más joven y mejor operador -Santiago Caputo- sonríe. Si Milei no es el eje que mantiene despiertas a las redes. al menos que las noticias que sí las mantienen despiertas no hieran a Javier", comenta Raúl Emilio Acosta para El Litoral.

«La política como una extensión de “Intrusos” en su máximo esplendor en tiempos donde no hay tiempo para entender tramas difíciles. Sexo, mentiras y videos sigue siendo un hit inoxidable y fácil de recordar a la hora de indignarse», comenta Lorena Álvarez para Revista Panamá.

La crisis no comenzó ayer y la exposición de la causa de violencia de género hacia la ex primera dama, no fue un acto de altruismo por parte de los medios, que además, son afines a un gobierno que desfinanció gran parte de la estructura de políticas públicas que permitían, mínimamente, tener un registro.

¿Cómo se comunica la violencia en los medios?

Es cierto que la violencia no entiende de colores políticos, género, sexualidad o clase social. Ahora, entender que la violencia se da de manera “igualitaria”, es naturalizar las jerarquías de poder y por ende de la impunidad para quienes detentan esos cargos. Si se cuestiona más a la víctima por lo que pudo o no haber estado haciendo, que al victimario que avasalla tanto de manera física como psicológica, es porque hay relaciones de poder que siguen enquistadas en la cultura.

“El tratamiento mediático nos sigue recordando que las prácticas patriarcales están más vigentes que nunca. Sin mujeres y diversidades en puesto de decisión en los medios y en la política y en todas partes, no hay ni habrá igualdad”, comenta María Ludueña para Agencia Presentes.

Según datos registrados por la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, las mujeres-cis, sin contar otro tipo de identidades, ocupan el 40% de puestos de trabajo en los medios, en los cuales, menos del 5% están en la conducción del programa. En su mayoría son columnistas o co-conductoras, por lo que casi siempre están condicionadas a la voz del conductor y al espacio que le pueda habilitar el mismo al aire.

El mismo informe describe que en un 70% los casos de violencia de género, son tratados como parte de la agenda de “policiales e inseguridad”; es decir, que allí no hay ningún tratamiento sobre el cuidado a la víctima y más bien interesa el impacto directo sobre la audiencia. Asimismo, reducir la “perspectiva de género” a casos de violencia del hombre-cis hacia la mujer-cis, es desconocer y negar que el género es un entramado más dentro de la escala de valores de la cultura y de la sociedad.

Dentro de la conquista de los espacios públicos por parte del movimiento de mujeres y disidencias, fue la ley ley 27.635 sobre Equidad de Representación de Géneros en los Servicios de Comunicación, sancionada en el 2021. Previo a su sanción, el Global Media Monitoring Project (GMMP, por sus siglas en inglés), estimó que dentro de 65 años se equilibraría la paridad en los medios -entendiendo la brecha entre varones y mujeres-cis-. Para recortar esa brecha, habría que transformar la comunicación de sentido patriarcal, en una donde el género no sea entendida como una “perspectiva”, sino una problemática transversal como la economía o el ambiente.

Más mujeres y disidencias en los medios no significa "el fin del patriarcado", sin embargo, como nos decía Susy Shock en una entrevista: “nosotras nunca hemos tenido la posibilidad de tener el poder como para decir que hemos destruido este planeta”. Del mismo modo, tampoco tuvieron el poder de los medios para decir que crearon otros sentidos.

Agustina, me dicen Chora. Profe de psicologia, pronta licenciada. Escribo y soy mi propia empleada cocinando.

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