102 aniversario de la Reforma Universitaria

El pasado 15 de junio celebramos un nuevo aniversario de la Reforma Universitaria, un evento histórico que consiguió no solo modificar la Universidad de Córdoba sino la realidad de muchas universidades del continente latinoamericano. Desde los tiempos de la colonia, las universidades han sido la expresión de distintos proyectos ideológicos y, por supuesto, económicos de un país. Es este nuevo aniversario una oportunidad para pensar nuestras universidades a lo largo de la historia y las políticas educativas que fueron moldeando el sistema educativo universitario actual. 

Por Agostina Baldacci para Enfant Terrible

Para 1918 tres eran las universidades nacionales. Córdoba, Buenos Aires y La Plata conformaban el mapa universitario del país. La Universidad de Córdoba arrastraba los yugos clericales de su fundación jesuítica, pues la vida universitaria estaba en manos de la Corda Frates, una tertulia de doce hombres católicos, muy unidos por vínculos de amistad y de parentesco. 

En el mundo sucedían momentos de profundas transformaciones que ponían en jaque a la clase dirigente y a sus privilegios. A nivel nacional y en 1916 se irrumpió la continuidad de partidos conservadores en manos del radicalismo conducido por Hipólito Yrigoyen. A nivel internacional pasaba la primera Guerra Mundial y una oleada de inmigrantes con ideas socialistas y especialmente anarquistas llegaban a nuestro país. Mientras tanto la Rusia Zarista se desplomaba y poco tiempo después los Bolcheviques llegaron al poder para imponer la “dictadura del proletariado”.

El medio estudiantil era receptivo de esos cambios y en las Universidades se organizaron los primeros Centros de Estudiantes. En Córdoba los estudiantes fundaron la FUC (Federación Universitaria de Córdoba) y se organizaron en contra de la vieja y ruinosa universidad: autoridades regresivas, docentes dogmáticos e intereses insostenibles. 

Los reformistas establecieron además una serie de premisas en contra del statu – quo: autonomía académica desligada de toda intervención estatal, traslado del gobierno de las instituciones universitarias a la propia comunidad, cambios en el modo de acceso a los cargos académicos (ya que estos estaban determinados por acomodo, vínculos de amistad y de parentesco), modernización de los reglamentos de calificaciones y clasificaciones (incluyendo los modos de examinar), nuevos planes de estudio, apertura de nuevas cátedras, la libre asistencia de los estudiantes a las clases, y programas de asistencia social para aquellos que lo necesitaran.

Es la Reforma la que sienta las bases de la libertad de cátedra y autonomía, pero además un anticlericalismo fundamental con el ascenso de las clases medias no solo a la educación sino a la vida política de la sociedad argentina.La universidad comienza a incluir a los sectores medios urbanos, profundiza su participación en los órganos de cogobierno y posibilita la permanencia de estos. Este proceso histórico rediseña un modelo de Universidad que es definido por la pedagoga Adriana Puiggrós como “autonomista, liberal, latinoamericanista, no exactamente nacionalista”

El principal objetivo del proceso reformista era la democratización de la Universidad, pues la cuestión social estaba íntimamente vinculada al proyecto reformista de los universitarios de la época. Deodoro Roca, fundador del Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, en una entrevista en el año 1936 decía: “la Reforma no será posible sin una reforma social”. 

El sistema universitario y la política argentina

La primera universidad creada por los jesuitas en 1621 con el objetivo de formar clérigos, el modelo de universidad de Avellaneda destinada a responder a las demandas de un incipiente Estado Nacional, siguiendo por la Reforma Universitaria del ‘18 que buscaba democratizar la educación superior en el marco del yrigoyenismo, y también el decreto que estableció la gratuidad de los estudios universitarios en el primer peronismo, confirman la íntima relación entre universidades y ciclos políticos. 

Durante el peronismo nuevos sectores sociales accedieron a la educación superior, los trabajadores de los sectores populares accedieron a escuelas de oficios, a la secundaria técnica y hasta a una nueva universidad, la Obrera. Este cambio universitario fue acompañado por la Ley No 13.031 que introducía la gratuidad de los estudios universitarios y el ingreso abierto. A la vez que reglamentaba la actividad universitaria con detalle, dando un escaso margen a los estatutos para el establecimiento de pautas propias, entre ellas las de selección y participación docente.

Con el derrocamiento del gobierno peronista en 1955 se intervinieron las universidades. Esta época quedó marcada por un avance privatista inédito, pues se autoriza el funcionamiento de la universidad privada como resultado del profundo debate de “laica o libre”.

La última dictadura militar hace de las universidades territorios diezmados. Las autoridades que asumieron en las universidades en aquellos tiempos, declararon, entre otras medidas, la persecución y consecuente expulsión de docentes y funcionarios. Muchas facultades fueron cerradas durante meses y clausurados y destruidos los locales de los centros estudiantiles. Los nuevos interventores nombraron “celadores” que eran, por lo general, integrantes de las fuerzas de seguridad, que controlaban toda actividad política que se desarrollará en los claustros. Los casos de represión a las organizaciones estudiantiles, así como los asesinatos de militantes y dirigentes universitarios se reiteraron a partir de los últimos meses de 1974. 

Luego de siete años de dictadura el gobierno de Raúl Alfonsín despertó gran optimismo respecto de la democracia como sistema de gobierno capaz de resolver los problemas de la sociedad. Fueron abolidos los aranceles universitarios y cualquier restricción de ingreso a las universidades, y se restablecieron los gobiernos universitarios colegiados, mayoritariamente con representación de profesores, graduados y estudiantes. La ley N° 21.115 establecía la incorporación de docentes que habían sido obligados a renunciar por cuestiones ideológicas. Muchos cesanteados y exiliados fueron reincorporados y se utilizó el mecanismo del concurso como la instancia por excelencia para el acceso a los cargos docentes. 

Con el traspaso del poder y con un nuevo marco ideológico de cuño neoliberal, el gobierno de Carlos Menem llevó adelante una profunda reforma de la educación superior sobre la base de la eficiencia, la eficacia y la evaluación. La Ley de Educación Superior No 24.521 (actualmente vigente) instauró un sistema nacional de evaluación y acreditación, la creación de nuevas universidades con nuevas ofertas y nuevos formatos centralizados, cambios en los modos de financiamiento, desregulación de los salarios docentes y la posibilidad del arancelamiento fueron algunas de las disposiciones para un modelo de universidad signado por la privatización, la descentralización de servicios públicos a las provincias y la desregulación del trabajo. 

Aparecieron, además, nuevos organismos intermedios –Consejo de Universidades (CU), Consejos Regionales de Planificación de la Educación Superior (CPRES), Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU)– que fueron quitando de manera gradual la autonomía que desde los tiempos de la Reforma detentaron las casas de estudio en tiempos democráticos.

Durante el kirchnerismo la educación universitaria se consideró como un bien social al que todos los ciudadanos tienen derecho a acceder. La visión de la universidad como derecho tiene su marco de normalización en la Ley Nacional de Educación, que supone la obligatoriedad por parte del Estado en poner a disponibilidad las vacantes para que los jóvenes completen el nivel medio. Durante los doce años de kirchnerismo se crearon nuevas universidades alineadas con los principios del proyecto gubernamental, y la expansión del financiamiento a los estudiantes pertenecientes a los sectores sociales más desfavorecidos, mediante programas de becas y prestaciones estudiantiles.

La llegada de Mauricio Macri al gobierno nacional establece nuevamente un giro político. A fines de 2015, antes del ballottage que lo consagró Presidente de la Nación, Mauricio Macri se inquietó: “¡¿Qué es esto de universidades por todos lados?!. Acá hay que hacer más jardines de infantes. Acá falta que todos los chicos tengan la oportunidad de ir al jardín de infantes. ¡Basta de esta locura!”.


En su gobierno se sucedieron la reducción del presupuesto universitario como también el recorte a becas estudiantiles y una serie de proyectos de ley reformistas en materia de educación pública. Tal es el caso del proyecto de ley Plan Maestro que instaló la evaluación del desempeño docente y reforzó un sistema de competencias entre docentes, los cuales tuvieron que pagar de manera individual las capacitaciones y formaciones que posibilitaron su ascenso en la carrera docente.

También la Reforma Política aprobada en la Asamblea Universitaria de diciembre de 2016  en donde no estuvieron presentes en el recinto, el Rector ni el Vicerrector; y que fue inconstitucional porque fue presidida por una decana que aportó a un quórum imposible de verificar donde funcionarios de las facultades levantaban la mano para votar sin ser asambleístas. El resultado de este proceso fue la modificación del Estatuto de la Universidad Nacional de Córdoba en 7 minutos.

Una reflexión

La situación epidemiológica actual puso en evidencia la brecha digital y las profundas desigualdades que atraviesan el sistema educativo desde hace décadas y que, considero,hoy se refuerzan. Y aunque no acuerdo con la necesidad y urgencia de salir a dar respuestas cuando las cosas están sucediendo, me animo a citar a Stephen Ball en su ensayo La privatización encubierta: “Tanto la privatización en la educación pública como la privatización de la educación pública permanecen a menudo encubiertas y no están sometidas a debate público: en el primer caso, a los métodos y prácticas utilizados no se les denomina privatizaciones; en el segundo caso, la privatización no es conocida públicamente o no es bien comprendida”

Somos el equipo de redacción de Enfant Terrible: el resultado de millones de años de evolución aglutinados en este irreverente existir.

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