La históricas sobrevivientes: Archivo Travesti-Trans en Córdoba

El pasado martes se inauguró el primer Archivo de la historia travesti-trans de Córdoba: Laura Dominique Pilleri “La Condesa”, en homenaje a la estudiante de filosofía en ser la primera travesti con VIH en Córdoba durante la “Peste Rosa”. Un recorrido histórico para discutir y avanzar con la reparación, en un contexto que nos hace discutir la democracia presente
Foto: Macarena Calvo

Por Agustina Demelchori para Enfant Terrible

El día martes 28 de marzo se produjo un acontecimiento histórico para la población travesti-trans de la provincia de Córdoba, al inaugurarse el primer Archivo de la historia travesti-trans: Laura Dominique Pilleri “La Condesa” (en homenaje a la estudiante de filosofía en ser la primera travesti con VIH en Córdoba durante la “Peste Rosa”), en el Museo de Antropología.

El evento estuvo coordinado por Ivanna Aguilera (representante y coordinadora del Área Travesti-Trans de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U.N.C) y las compañeras Marzia Echenique y Carolina Boetti (representantes del Archivo de la Memoria Travesti-Trans de la ciudad de Rosario).

Días atrás venía pensando que en Córdoba no existía un archivo de la historia travesti-trans; la falta de datos estadísticos sobre nuestra población es una constante que lleva a preguntarnos: ¿Quiénes fueron y cuántas son las que aún están vivas? ¿Cuáles y cómo son modos de vida? ¿A quién podemos tener de referencia con la cuál identificarnos, cuando los registros han sido quemados, cajoneados, o nadie los ha reclamado? ¿Qué implicancias tiene simbólicamente hablar de archivo en la población travesti-trans? Una respuesta podría ser: escuchar a “las locas”, las sobrevivientes, ellas son el “archivo”.

Un recorrido histórico

En la previa, un jazz de fondo daba la bienvenida a quienes se acercaban e iban tomando asiento. El salón estaba lleno y ellas se tomaban su tiempo; las miradas corrían despavoridas por curiosidad, rechazo o deseo, principalmente el último, y el que más contradicciones despierta; ellas lo sabían y se hacían esperar, era su tiempo de brillar. Ustedes las conocen, nos conocen.

“Existe una revolución cuando hablo de memoria y se me viene a la mente todas mis compañeras que no pudieron vivir todo lo que nosotras estamos viviendo. En honor a ellas construimos el archivo de la memoria”, dice Echenique, remarcando la importancia de recordar, rememorar y resignificar.

Boetti es rosarina. Comienza a calentar el músculo de recordar, y en su relato, lleva nuestros pies al suelo de este presente: “Hoy cuando llegué a Córdoba, me acordé de la primera vez que vine, tenía dieciocho años, hace más de cuarenta años atrás. Recuerdo que tenía que andar escondida caminando por las calles de esta bella ciudad y hoy estoy tan orgullosa de disfrutar de pasear con la frente en alto”.

“Cuando era adolescente, éramos unas cuarenta mujeres trans en Rosario, eso fue en los 80’ y yo me exilié en el 89’. Cuando vine, de esas que éramos quedamos unas diez, las demás murieron todas por distintas razones y porque el Estado no estuvo presente en ningún momento. Nos empujaban a una esquina, nos negaron todos los derechos, a estudiar, a una vivienda, a la salud”.

“Fue un largo recorrido que tuvimos que transitar para llegar y caminar libremente como estamos caminando hoy. Nos lo merecemos por todas las cosas que hemos pasado, no solamente en la época de la dictadura, porque para nosotras no hubo dictadura y posdictadura, fue igual”, recordó Boetti a menos de una semana del Día de la Memoria.

“Hoy es importante pensar en lo que hemos hecho y los derechos adquiridos. Nos costó muchísimo llegar hasta acá y es importante que la gente sepa. El archivo es importante para todas esas compañeras que ya no están, que siempre tendrán la memoria para ser recordadas; ellas no llegaron, nosotras sí, y el destino o no se quién quiso que estemos sentadas frente a ustedes, contando nuestras historias. Además de ser fundamental para que todos sepamos de dónde venimos”, concluyó en su momento Carolina, acerca de la importancia del archivo.

Foto: Macarena Calvo

Reparación histórica: ¿Democracia para quién?

Esa pregunta comienza a hacerse carne para quienes estamos presente escuchando las narrativas que se interrumpen entre sí, pero que hablan con ese espíritu que carga una historia que necesita y quiere ser contada. Cada una, a su manera nos hacen notar a les presentes que tienen que ser reconocidas como víctimas de terrorismo de Estado, eso es lo que significa tener derecho a la reparación, como sucedío con muchas otras víctimas de la última dictadura.

Bien lo deja en claro Ivanna Aguilera cuando insiste en que “no hay manera de construir una historia, si no es a través de la memoria construida desde los relatos de las adultas mayores, ¿Para qué sirve? Para reclamar con fundamentos eso que continuamente no están negando”.

En lo que fue una exigencia de reparación histórica, continuó Aguilera: “Seguimos trabajando para que la Justicia, en general, pueda empezar a tomar como se tratan los delitos de lesa humanidad. Somos personas grandes, nuestros violadores, captores, aquellos que nos robaron y nos quebraron son personas grandes, se van a morir. Nosotras necesitamos tener esas condenas judiciales, para que esos señores mueran con la sentencia que les corresponde y que su familia se enteren que además de ser ladrones, violadores y asesinos, también eran pedófilos, porque nosotras éramos niñas”.

“Nosotras tenemos un sello de que somos ex presas políticas. Mi persecución durante la dictadura fue por mi condición de género y por mi identidad”. 

Comprender que mientras algunos sectores de la sociedad civil festejaba aquella vuelta de la democracia, otra parte decidió, de manera obligada, mantenerse sobre los márgenes, siendo legal y sistemáticamente perseguida. Mientras la última dictadura cívico-eclesiástica y militar utilizó el Estado como aparato represivo, en lo social, en lo económico y en lo subjetivo, para la población LGBTIQ+ y la población travesti-trans en particular, la persecución fue una constante.

El reclamo sigue presente dentro de sus narrativas, que se entrecruzan entre un pasado que sigue aún latente en el presente, también en el discurso de Echenique: “Le pregunto a todes, ¿Qué es la memoria? ¿Un estado de rencor, de odio, de venganza? No, para nosotras la memoria no solamente es contar el pasado, sino que se conozca el presente de una comunidad donde se vulneraron todos los derechos existenciales. Y cuando digo todos, es todos. ¿Dónde estaba el respeto a los derechos humanos en plena democracia? Porque cuando estábamos en dictadura había un dictador que dictaminaba, pero, ¿En democracia? Para nosotras no existió aquella democracia y la estamos construyendo, porque hoy seguimos muriendo a los cuarenta años. Y como dijeron Ivanna y Carolina, nosotras somos privilegiadas porque superamos esa edad”.

“En base a esto queremos construir para las nuevas generaciones y que conozcan por lo que nosotras pasamos y poder construir una memoria a futuro. No hablo de un futuro para la comunidad, hablo de un futuro como pueblo donde nadie quede afuera”.

Los relatos hablados son sumamente necesarios para contextualizar el pasado, como así también es cierto que aquello que no queda registrado en el papel o en las paredes, es probablemente que se deforme o se extinga en el olvido. Los archivos fueron pensados para evitar que se extingan dichas memorias, sin embargo, es tarea nuestra que eso que se registra no quede juntando polvo en los anaqueles, creyendo que para preservar nuestra identidad basta con tener un libro.

Cos demostraron las Abuelas de Plaza de Mayo, no hay memoria que resista a ser quemada o desaparecida. Ahora me pregunto, ¿Qué lugar ocupan además de ser sobrevivientes? Para una parte, ellas “las locas” son nuestras Abuelas Maricas, es lo que nos queda de lo que hicieron con la población travesti-trans, y si no las recordamos ¿Quién más lo va a hacer? Tenerlas presente es reconocernos en aquello que nos sigue pasando como colectivo y lo que queremos que deje de suceder, que nos dejen de desaparecer, violentar y marginar.

“Hablo de equidad de condiciones, acceder a los mismos derechos que ustedes tienen”, expresa Marzia, y luego continúa: “Esto es colectivo, es de todes. Un pueblo, donde hubo violación a los derechos humanos en una franja de la población, es muy vulnerable en una democracia. Eso es lo que tenemos que pensar, tenemos que construirnos en eso y dejarlos acentuadas en la historia, para que no se vuelva a repetir. Hagamos respetar esto para que nos quede un cimiento a nosotres como pueblo”.

¿Qué es entonces la memoria? Aquello que no cesa de escribir.

Agustina, me dicen Chora. Profe de psicologia, pronta licenciada. Escribo y soy mi propia empleada cocinando.

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