Toda aquella sangre en la escalera del Palacio

Jorge Demetrio Cárdenas yacía a las puertas del Congreso, desangrado pero vivo, aunque los medios dijeron lo contrario hace veinte años. Una de las fotos que dieron la vuelta al mundo como símbolo de la represión y del abismo al que Argentina se asomaba en 2001 como corolario de diez años de políticas neoliberales.

La foto es de Enrique García Medina. Un hombre agoniza sobre un charco de sangre en la escalera del Congreso de la Nación. El fotógrafo hizo dos disparos con cámara 35 milímetros: uno en vertical y otro en horizontal. La policía otros dos, pero con una bersa 9 milímetros: uno en una pierna y otro perforando la arteria femoral de Jorge Demetrio Cárdenas que se desangra ante la mirada ausente de dos policías de civil.

Aunque los medios insistieron en que Jorge Demetrio estaba muerto, en realidad no lo estaba. Fue internado en un hospital de Ramos Mejía y falleció 7 meses después, por complicaciones derivadas de los dos impactos de bala. La escena de su cuerpo exangüe recorrieron el mundo y se convirtieron en un ícono de la represión desatada durante aquel estallido.

Jorge tenía 52 años, era martillero público y fan de Los Redondos y de Sandro. Junto a miles de compatriotas salió rumbo a la Plaza a exigir que se vayan todos. Su caso no hizo parte en la causa contra los autores intelectuales y materiales de la masacre de 2001, el Tribunal Oral Nº6 consideró que su muerte fue porque "era diabético". La bala que le extrajeron en el hospital nunca apareció.

Años después, el fotógrafo García Medina contó a Página/12 que:

" Era como Belfast o Bosnia, un país en guerra. Como reportero hay que abstraerse, pero fue mi límite. Me involucré y no me arrepiento”

Pasaron 20 años de aquella madrugada de diciembre y la foto tomada por Medina planea en la memoria como también lo hacen la sombra de los Cavallo, los Bullrich y los López Murphy sobre la política argentina, dos décadas después.

Somos el equipo de redacción de Enfant Terrible: el resultado de millones de años de evolución aglutinados en este irreverente existir.

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