Soberanía y territorio parte I: el mar argentino en disputa
El periodista Joaquín Sánchez Mariño junto al piloto Enrique Piñeyro registró cientos de buques de distintos países pescando en aguas argentinas sin regulación alguna. Las imágenes despertaron preocupación sobre esta zona de saqueo, aunque también ponen en relieve la discusión sobre la pesca ilegal en plenas aguas argentinas, con Gran Bretaña cumpliendo un rol fundamental para favorecerla.
El piloto y cineasta Enrique Piñeyro voló en un Boeing 737/787 junto al periodista Joaquín Sánchez Mariño para mostrar el "espectáculo" nocturno que tiene lugar desde hace años en la Milla 201, al límite de aguas territoriales argentinas. Allí se dan cita cientos de buques pesqueros extranjeros que se dedican sin que nadie lo impida, a la depredación y la pesca ilegal.
La mayoría de los buques son provenientes de España o de China, y si bien no hay números precisos, se estima que han llegado a emplazarse entre 100 y hasta 500 embarcaciones en los bordes de la Zona Económica Exclusiva Argentina.
Las principales especies que se cazan son langostinos, merluzas y especialmente calamares. De hecho, las luces corresponden a buques poteros, cuyo diseño es especial para la pesca del calamar.
Así se veía el mar argentino ayer a la noche. Así se ve todas las noches, 200 millas marinas mar adentro, en el límite con aguas internacionales. ¿Qué hacen? Depredan el océano.
— Joaquín Sánchez Mariño (@Joaquinsmarino) April 2, 2021
Una problemática internacional
Según la actual Ley de Pesca Ilegal (N° 27564) sancionada durante el mandato de Alberto Fernández, la actividad pesquera extranjera en la milla 201 no es estrictamente ilegal, ya que no acontece en aguas nacionales, sino al borde. El problema comienza cuando estos pesqueros apagan sus radares y se vuelven indetectables para las patrullas costeras y navegan aguas territoriales lucrando en aguas argentinas. La fina línea que separa la soberanía nacional y la voracidad de la industria de pesca extranjera se difumina en el mar.
Ocasionalmente los barcos apagan sus radares e ingresan a la Zona Económica Exclusiva Argentina
En este sentido es importante diferenciar entre la pesca "Ilegal, de la No Declarada o No Reglamentada" (INDNR). Esta clase de delitos marítimos los sufren todos los países latinoamericanos y del Caribe con salida al mar, tanto a la zona del Pacífico como del Atlántico. De hecho, para integrar esfuerzos, países como Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, España, Guatemala, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay se han integrado en una red internacional para la lucha contra la pesca INDNR.
Piratas ingleses con Patente de Corso
Distinto es lo que sucede con los pesqueros ingleses que salen desde las Islas Malvinas y se desplazan en todo momento por aguas argentinas con la anuencia del Reino Unido, que sí constituye un caso de pesca ilegal, ya que se trata de buques que si están registrados.
Gracias la lógica neocolonial del gobierno de Mauricio Macri se consolidó el acuerdo Faradori - Duncan firmado en 2016 por los vicecancilleres de Argentina y Gran Bretaña que dice textualmente "se adoptarán las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas (es decir, del Reino Unido) incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos". Como sucedió con muchos acuerdos bilaterales impulsados por el macrismo, esta medida no fue llevado al debate en el Congreso Nacional, tratándose una política ilegítima e inconstitucional.
Lejos de criticar, por ejemplo, la base militar inglesa instalada en una zona de paz internacional como son las Malvinas u otros puntos de discusión sobre la soberanía en el territorio del Atlántico Sur, este acuerdo favorece la entrega de información científica sobre los bienes naturales de la Zona Económica Exclusiva Argentina, como por ejemplo la ruta de migración del cardumen de calamar a aguas inglesas.
Intervención: Pablo Domrose para https://www.redaccion.com.ar/pesca-pirata-el-saqueo-de-400-barcos-extranjeros-que-se-esconden-frente-a-chubut/
Para aquel entonces, el propio CONICET trabajaba con sus buques estudiando las zonas para generar la información y entregarla a Gran Bretaña. Este último opera hasta el día de hoy en el territorio nacional vendiendo permisos de pesca ilegales a barcos de nacionalidad taiwanesa, coreana y española, actividad facilitada por la misma información que Argentina le ha alcanzado en la mano. Para colmo, la clandestinidad no solamente repercute negativamente en los ecosistemas que son depredados, sino también que permite la explotación laboral en condiciones de esclavitud y torturas a bordo [1].
En conclusión, lo que las imágenes compartidas por Piñeyro y Sánchez Mariño ponen en relieve, es que tanto las aguas argentinas como las especies que alojan, al día de hoy son sistemáticamente violadas y saqueadas, con escasa regulación por parte del Estado Nacional, reforzando la subordinación colonial y el despojo que profundiza la crisis climática.
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