El primer marzo sin Carlos Bosch

Hoy cumpliría 76 años el fotógrafo Carlos Bosch. Un retratista polivalente, artista de la imagen que hizo de su cámara una herramienta de transformación social y compromiso político con su tiempo.

Durante los años setenta fue jefe de fotografía del diario Noticias, donde compartió redacción con Juan Gelman, Rodolfo Walsh y Paco Urondo. Fue amenazado de muerte poco antes del golpe militar y en 1975 se exilió en España. Se radicó en Barcelona, donde inició uno de sus trabajos más comprometidos: infiltrarse durante tres años en las filas de La Falange para retratar la decadencia del régimen franquista. Aquel trabajo, donde retrató el rostro del fascismo nacional-católico, le valió varias amenazas de muerte, por las que tuvo que vivir escondido de los matones de la extrema derecha por algunos meses.

Bosch murió el año pasado a los 75 años. En la ambulancia que lo trasladaba al hospital, el periodista Mempo Giardinelli, colega y amigo cercano del fotógrafo, lamentó en redes su pérdida: “Entrevistamos a Salvador Allende y a Cortázar. Viajamos a decenas de ciudades y países y cubrimos marchas, represiones, fugas, y yo siempre admiré su valor, su decisión, su pensamiento blindado, su honradez. Fue mi amigo más ejemplar y permanente”.

Durante los años 80 cubrió la invasión soviética a Afganistán y la guerra civil del Líbano. Retrató a Dalí, a Julio Cortázar y al Rey Juan Carlos de España haciendo muecas. Se compró una granja en Luxemburgo y dejó la fotografía por casi diez años. Fundó la primera asociación de fotoperiodistas de Barcelona y fue co-fundador de El Periódico (un reconocido diario catalán).

“Era fotógrafo, y no exactamente relajado: hizo fotos que cambiaron el curso de la historia, miró y fotografió bombas cayendo encima de él en varias guerras, una vez se perdió en el Amazonas durante semanas. Fue encarcelado y perseguido y atropellado por un camión en el Vaticano mientras fotografiaba a Miguel Bosé” relató por redes su hija Eliane, desde su residencia en Cuba.

Cubrió la primera movilización del orgullo gay en España, expuso sus obras en la Bibliothéque National de Francia, en la colección Sam Wagstaff  de Nueva York, en el Memorial Democrátic de Barcelona y en el Museo Nacional de Bellas Artes. En 2007 regresó a Buenos Aires y se dedicó a la docencia, aunque ya no salía a recorrer las calles con su cámara al hombro.

A pesar de estar seriamente afectado de salud, Bosch hizo sus aportes para combatir la pandemia de Coronavirus desde su oficio. Donó varias de sus obras a la colecta “Fotógrafxs por los Barrios”, organizada por fotógrafos populares, para juntar fondos con el objetivo de paliar los efectos de la crisis sanitaria en los barrios populares (fondos que, a su vez, fueron donados a la organización barrial La Poderosa).

Sonriente, detrás de sus lentes redondos y su barba hirsuta, Carlos decía en una entrevista para el portal Fotógrafos Argentinos, lo siguiente: “Para mí la fotografía es un medio, no un fin. Saco fotos en función de que con eso se puedan decir cosas. Sino prefiero cocinar, por ejemplo”.

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