Israel profundiza sus prácticas genocidas contra Palestina

La semana pasada, el criminal de guerra investigado por la Corte Penal Internacional, Benjamín Netanyahu, ordenó la ocupación total de Gaza, donde dos millones de palestinos sufren hace dos meses el bloqueo de agua, alimentos y medicamentos

Argentina se distingue como uno de los pocos países a nivel global donde la causa Palestina aparentemente no concita un apoyo significativo en su población, no así con respecto a sus gobernantes, leales a la entidad sionista israelí. En contraste, en otras latitudes como España, Estados Unidos, Yemen o Chile (por citar naciones de diversas geografías), se observan movilizaciones masivas y cotidianas que denuncian el genocidio perpetrado contra el pueblo palestino por Israel y sus aliados.

Hace seis días, el premier israelí, Benjamín Netanyahu, anunció su plan de “ocupar” y “retener” totalmente el territorio palestino conocido como Gaza, donde residen más de dos millones de nativos en condiciones extremas e inhumanas.

A pesar de los intentos de alto al fuego, los acuerdos paralizados con Hamás y los llamados a la paz por parte del nuevo Papa, Israel exhibe, una vez más, su disposición a continuar con este genocidio, desafiando el derecho internacional, los organismos supranacionales, las autoridades religiosas y los diversos pueblos del mundo que exigen el cese de su accionar.

Hasta el momento, el Ministerio de Salud de Gaza ha reportado que Israel ha asesinado a 52.653 palestinos (desde el 7 de octubre de 2023), en su gran mayoría niños y mujeres.

Funeral del periodista Hassan  Eslaih, quien perdió la vida tras un ataque aéreo contra la unidad de quemados del hospital Nasser, ubicado en Khan Yunis, al sur del enclave/Foto: Al Mayadeen.

¿Un anuncio sin respaldo internacional?

Durante dos meses, la población palestina de Gaza ha permanecido bajo bloqueo aéreo, terrestre y marítimo, lo que agudizó la hambruna extrema, las enfermedades y la violencia. No obstante, días atrás, un avión de las fuerzas armadas de China burló el cerco y lanzó toneladas de alimentos y medicamentos mediante paracaídas. Un paliativo significativo para una población masiva víctima de una de las peores campañas de limpieza étnica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Tras el anuncio de Netanyahu, el ministro de Finanzas de la entidad sionista expresó: “Por fin vamos a ocupar la Franja de Gaza. Dejaremos de temerle a la palabra 'ocupación'”.

Sin embargo, la política genocida israelí carece, momentáneamente, de sus históricos apoyos. Su principal socio, Donald Trump, optó por visitar Arabia Saudita y excluir a Tel Aviv en su primer viaje a Medio Oriente desde que asumió la presidencia de Estados Unidos.

Este no es el único revés que ha recibido la administración israelí en las últimas semanas. El presidente estadounidense enfrió su apoyo a Netanyahu en los últimos días, lo que generó malestar en las autoridades del régimen de ocupación.

La hambruna se generaliza tras el bloqueo/Foto: Al Mayadeen.

Mientras Israel parece esperar que Trump finalice su gira para comenzar la tan anunciada ocupación de Gaza, el magnate norteamericano: negocia con Irán un acuerdo nuclear (ignorando el plan de Israel de bombardear a la nación persa); decide cesar los bombardeos de las fuerzas armadas de Estados Unidos a Yemen (nación que, “en solidaridad con Palestina, ha bombardeado días atrás los principales aeropuertos de Israel”); e incluso negocia de forma unilateral con Hamás la libertad de un ciudadano estadounidense en manos de la organización político-armada palestina.

Asimismo, el otrora aliado de Israel, el Reino Unido, condenó por primera vez al régimen. “Israel está violando el derecho internacional en Gaza”, declaró el canciller del Reino Unido, David Lammy, quien acusó a Netanyahu de “matar de hambre a los niños” al impedir el ingreso de ayuda humanitaria. Palabras que resultarían más que significativas si no fueran pronunciadas por una nación como la británica, histórica aliada y corresponsable del genocidio contra el pueblo palestino. A su vez, los ministros de Exteriores de España, Islandia, Noruega, Irlanda y Eslovenia rechazaron de manera conjunta el plan israelí.

De concretarse el plan judío-sionista-israelí, la vida de 2 millones de palestinos correrá aún mayor peligro, ya que a los bombardeos y a las ya mencionadas prácticas de genocidio, se le sumaría una incursión terrestre que desde Tel Aviv anticipan como total.

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