Un estallido masivo protagonizado por jóvenes y estudiantes sacude el país sudasiático, debido a la restitución de una Ley de Cupo de Empleo de 1971, que reserva el 30% de los cargos públicos para los familiares de veteranos de la guerra de la independencia.
La normativa, que favorece sobre todo a los aliados del partido gobernante, había sido suspendida en 2018, pero el pasado 1 de Julio un tribunal dictaminó que la derogación era ilegal. Si bien el Tribunal Supremo ha congelado esta decisión, las protestas no cesan.
Debido a la represión de la Guardia Fronteriza de Bangladesh, deceneas de manifestantes han sido asesinados y unos 2000 han resultado heridos, en los últimos cuatro días que llevan las protestas. En todo el país hay cortes de ruta, se han suspendido los servicios de telefonía e internet y muchas universidades han sido tomadas.
Por su parte, los jóvenes bangladesíes demandan que se establezca una ley que aborde la alta desocupación existente -la más elevada de todo el Sur Asiático según el Banco Mundial y la OIT-, que los obliga a migrar hacia otros países vecinos como India o Pakistán. El desempleo y la falta de incentivos también dificulta la posibilidad de realizar estudios y formarse como profesionales.
Bangladesh es un considerado un país hostil para el desarrollo laboral, siendo un país donde prevalece la confexión textil, y son vulnerados los derechos de las mujeres y niñeces, quienes componen la mayoría de la fuerza de trabajo de dicho mercado.