El 31 de enero de 2009 desaparece Luciano Arruga, adolescente de 16 años que, tal como lo denunciaba su familia, era hostigado por la Policía Bonaerense por negarse a robar para los uniformados.

La noche en que el joven desaparece, anuncia que se iba al ciber del barrio, sin embargo, nunca volvió. Ante esto, su madre Mónica Alegre y su hermana, Vanesa Orieta, se hicieron presentes repetidas veces en el destacamento policial de Lomas del Mirador, en donde Luciano había estado detenido previamente hace 4 meses, a pesar de que no era un lugar habilitado para recibir detenidos, ni muchos menos, menores de edad.

Mientras Luciano estuvo detenido el 22 de septiembre de 2008, sufrió una serie de torturas como golpes en la cara y en el cuerpo, en lo que permaneció aislado durante 9 horas. Este hecho, además de ser denunciado, sirvió como antecedente en el juicio por desaparición forzada y gracias a ello se condenó al teniente primero Juan Diego Torales a 10 años de cárcel. Hasta ahora, es el único ajusticiado en el círculo de torturadores.

El 17 de octubre de 2014, se confirmó que Luciano había sido enterrado como NN en el cementerio de La Chacarita por orden de un juzgado criminal nacional. Previo a esto había dado paso por un hospital público y luego por la morgue judicial a cargo de la Corte Suprema de la Nación. Sin embargo, al momento de la búsqueda durante los primeros días, ninguna de las dos instituciones confirmó alojar un cuerpo con las características del joven.

En memoria de Luciano y de las rutas de manipulación por la que pasó su cuerpo, este sábado 1 de febrero se convoca a la movilización "11 Años Sin Luciano, 11 Años Sin justicia" a las 17 horas en Buenos Aires para seguir exigiendo por parte de familiares y amigxs que, de una vez por todas, se llegue al fondo del asunto.