Tranki Punki, punk degenerado y cordobés

Previo a la 3° edición del festival "Las Chicas al Frente", Enfant entrevistó a Sofía De Mauro, baterista de las Tranki Punki. Con quien dialogamos acerca de qué implica formar parte de una banda durante casi doce años, la escena del punk actual y sostenerse en la industria del arte de manera independiente

El punk como movimiento cultural, es degenerado. Trasciende al tiempo. Es parte de la idiosincrasia política de los jóvenes que encontraron en el descontento de las políticas neoliberales de los años 70', un refugio contracultural.

Si en los años 50', el fin de la Segunda Guerra Mundial significó el afianzamiento de la institución familiar, el matrimonio heterosexual y el Estado de bienestar; durante la década de los 70', la caída de estos ideales, producto del creciente desempleo, la espectacularización del genocidio en Vietnam y la fragmentación de la institución familiar, produjo que jóvenes adolescentes de Estados Unidos y Europa, queden relegados.

El movimiento 'Do yourself' encauzó a aquellos que no encontraban con que o quien identificarse. Al tomar ideas de la doctrina ácrata -corriente que propugna todo sentido de supresión-, el punk como genealogía, no tiene un principio, ni final; se transforma junto con la cultura. Aquello que fue revolución en el ayer, puede ser cooptado por el mercado en el mañana.

La industria del arte convive en esa contradicción. Los artistas, llegado a un punto, oscilan entre no "prostituir" sus obras y querer vivir de lo que hacen. En esa dialéctica se conformó también la banda Tranki Punki en el 2013, dentro de la escena punk cordobesa, que nunca las recibió del todo bien porque no terminaban de ser "punk", ni "rock", ni chabones.

Previo a la 3° edición del festival "Las Chicas al Frente", Enfant entrevistó a Sofía De Mauro, baterista de las Tranki Punki, con quien dialogamos acerca de qué implica formar parte de una banda durante casi doce años, la escena del punk actual y sostenerse en la industria del arte de manera independiente.

Fotografía por: Day Olmos / Sofía De Mauro, baterista de las Tranki Punki

Enfant Terrible: ¿Qué significa estar en una banda después de casi doce años?

Sofía De Mauro: Es un gran valor para nosotras. Significa muchas cosas. Por un lado, es ir creciendo juntas a lo largo de tanto tiempo. Más en el periodo entre los 25 a 35 años, donde fuimos cambiando. La banda nació como un grupo de amigas, fue hacer un sueño realidad, ¿No? En un género musical que no se estaba escuchando, un punk hecho por pibas. Siempre se trató de una banda independiente, por elección y porque tiene que ver con los límites y las fronteras económicas y artísticas que tiene Córdoba.

No es que no quisiéramos trabajar y vivir de la música, fueron las condiciones que cada una, y como banda, hicieron que esto fuera así. Entonces implicó eso, apostar por un grupo de amigas que no todo es color de rosas. Siempre es pechar mucho, tomar decisiones en la que no todas estamos de acuerdo, pero de eso se trata el tomar decisiones de manera colectiva. Sobre todo en los últimos cinco años, y que no lo había pensado.

Podemos pensar dos grandes momentos: el primero donde todo fluía por la novedad en la escena independiente y el rock: un punk de chicas LGBTIQ+. Siempre contamos que nos juntamos a ensayar una o dos veces y nos llamaron para tocar de manera profesional.

En esos primeros cinco años cubrimos una “demanda”. No sé si la es la palabra, pero sí que muchas organizaciones se sintieron interpeladas por lo que simbolizaba un grupo de pibas de punk cordobés. La novedad de la banda no era solo las letras, sino que degeneraba al género musical.

Ya en la segunda etapa, que cualquier banda o artista la puede marcar, que fue la “PP” -la post pandemia- que nos tocó vivir después del 2020, en que todo comenzó a cambiar. Al principio fue durísimo para la escena artística. No había lugares para tocar. La demanda fue menor, no sólo económica, sino porque, y a opinión personal lo digo, la escucha de las personas del under cordobés cambió y se produjo a otras bandas con otro sonido.

Comenzamos a notar que nuestra presencia había mermado. Las condiciones materiales y el achique de nuestros tiempos; nuestras escuchas y gustos musicales también se transformaron y que se vio reflejado con nuestro segundo disco. Lo que nos llevó a reinventarnos, tanto en lo material, en lo económico, en lo personal y en lo musical. El sostener la banda tuvo que ver con ese deseo de estar presentes, un poco también la adrenalina y el empuje que te da el contexto que es siempre cambiante.

Fotografía por: Nany Palazzini. Las Tranki Punki en 990 Arte Club, durante el Mundo Terrible

E.T: ¿Cómo encontrás la escena del punk actual? ¿Qué es lo punk en este momento, dónde parece que todo vale, que todo tiene un precio?

S.D: También pienso que hablar de transformación es un paréntesis en el contenido y en el formato porque hubo un aggiornamento técnico importante. La recepción de la música es distinta de hace tres o cinco años atrás. Que era realizar un disco de cierta manera, pensarlo para formato CD y ahora eso es impensable. En las bandas más pequeñas o no mainstream le es engorroso y caro grabar en estudio.

Siempre nos fue difícil hablar de escena punk porque nos era difícil formar parte fielmente a la “escena”. Al principio porque era muy machirula. No nos sentíamos muy cómodas y éramos hasta mal recibidas porque no hacíamos “punk” propiamente dicho, por lo que tocábamos más en festivales, hasta de cumbia. En otros espacios que no eran rock, pero si alternativo, también era media rara nuestra presencia. A eso lo vivíamos como que estaba bueno por un lado y por el otro también nos cerró varias puertas.

Sea como fuere, nunca nos sentimos parte de la escena, pero estábamos ahí, al costado. Lo que si sentimos ahora que, aunque sea una obviedad, es que hay un montón de bandas de pibis y pibas que están dando vuelta en los últimos diez años. El punk tiene que ver con esto, es contestatario. Si con algo se identifica es con la protesta. Nosotras lo llevamos por lo musical y por el contenido de las letras. A nosotras, esto, nos parecía super punk, como un gesto de ser críticas con las formas que “debían” de tener las formas musicales de hacer punk.

Ahora lo vemos en bandas de pibis más jóvenes que se sienten interpelados por el género musical que significa: romper moldes, ser irreverentes, hacer música de protesta; y es bienvenido en este contexto que vivimos, más cuando se asoció al libertario a estos libertarios actuales. Cuando es algo que nace de la corriente anarquista, un concepto más ácrata.

El punk que vivimos nosotras en nuestra adolescencia fue la movida anarco punk de Córdoba. Fue un movimiento que tenía que ver con el cooperativismo, el amor libre, el respeto por los derechos LGBTIQ+. El respeto por los derechos humanos en general. Me parece que estaría bueno que tenga su actualidad. Pensar un movimiento anarco punk o que su expresión musical sea con letras contestatarias, que se mofa del perfeccionismo. Ese ruido que te invita a saltar, hacer pogo, a descargar todo lo que te pasa.

Fotografía por: @maurodemente -Maru- / Las Tranki Punki junto a su público

E.T: ¿Cómo se sostiene una banda desde el cooperativismo y la autogestión? ¿Hacia dónde apuntan este año?

S.D: Es re complicado. Lo saben ustedes también, me imagino. Sobre todo cuando “las fuerzas del cielo” están puestas en otro sentido. Que proclama al neoliberalismo, el individualismo feroz, el sálvese quien pueda. El provecho propio de la falsa libertad por sobre el derecho de los demás. Insistir en la autogestión y en el trabajo independiente demanda mucho laburo. Ser independiente y ser autogestivo no significa estar fuera del mercado, si no sería un bajón no reconocer el laburo que hacemos. A veces se confunden estás cosas.

Me parece que en nuestro caso es: fortalecer nuestros lazos, confiar en la palabra de la otra, insistir en estar juntas, ser sinceras entre nosotras. Cuesta, no puedo decir otra cosa. Sobre todo por el tiempo que le tenés que dedicar; más en un mundo completamente productivista donde necesitas dinero para seguir viviendo. Por otro lado, es una fuente inagotable de alegría porque sabes que tenés alguien al lado, que podés confiar en las personas del grupo. Porque algo nos une, más allá de la música.

Fotografía de portada: @maurodemente -Maru- / Las Tranki Punki junto a su público

Profesora y licenciada en psicología (UNC). Me dicen Chora. Editora de Género y de lo que se presente.

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