Selva Smith: “la cultura es el goce de la sociedad”

Dialogamos con Selva Smith, la joven trovadora cordobesa que fusiona géneros como el neosoul, el hip hop y el funk, en la previa a su presentación en el festival "Romance".

La joven trovadora cordobesa que fusiona géneros como el neosoul, el hip hop y el funk, cuyos escenarios se montan con una impronta sensual, vintage y dramática, se presentará mañana en el Festival "Romance", desde las 20 horas, en el Bar "Chilli Street Club" (Fructuoso Rivera 273). Las últimas entradas pueden sacarse aquí.

Dialogamos con ella sobre su vida y su familia, la actualidad de la escena cultural local, la importancia del "goce colectivo" en la era del individualismo, el avance de la despolitización en las juventudes y las nuevas formas de resistencia ante el ajuste nacional a la cultura.

"Estamos todo el tiempo diciendo que tenemos que fingir demencia cuando no se trata de enfrentar, estar presente y defender los espacios colectivos que nos quieren sacar", compartió a Enfant.

“Soy de esa filosofía en donde es importante nombrar las cosas”

Selva es su nombre real y también artístico. Sus padres le pusieron así una tarde de abril de 1997, al lado del río de Salsipuedes. Ya había pasado la fecha estimada para su nacimiento, sin embargo, el artesano y la maestra rural no definían el nombre para su cuarta y última hija, que parecía no querer nacer sin antes ser nombrada. Fue recién cuando Jorge le dijo a Mónica: “a mí me gusta Selva, como la canción del Flaco”. Ella aceptó, y acto seguido rompió bolsa.

“Soy de esa filosofía en donde es importante nombrar las cosas. Traerlas a la terrenalidad, hablarlas por más incómodas que sean o por más tontas que parezcan. Si no todo queda en la mente de una, en el mundo de las ideas, que son hermosas pero se quedan allí”, expresa.

Criada en las Sierras Chicas de Córdoba, Selva aprendió de niña el valor del agua, la tierra, el aire y el fuego. A la vez, desde temprana edad también supo quiénes eran esas abuelas con pañuelos blancos en la cabeza, que eran reprimidas en Plaza de Mayo en diciembre de 2001.

"Si vos no te entrelazas de alguna forma con el que tenés al lado, te destruyen estos monos que están arriba, que no les interesa la tierra, el suelo, no les interesa la Argentina", advierte.

Foto: Agustina Lamborizio

Es la única cordobesa de su familia, compuesta por sus padres y sus tres hermanes, provenientes de Isidro Casanova, La Matanza, partido al que define como su “segundo hogar” y al que viaja seguido para ver a su abuela, Adonina, a quién adora y escucha mucho. “Ella me banca y me da sus joyas y la ropa de mi abuelo, que me sirven para armar mis vestuarios y la ropa con la que ando también”, expresa entre risas.

Vivió en Salsipuedes hasta el 2018, donde el contexto de crisis socioeconómica generado por el macrismo la convenció de que su nueva casa, al menos por un tiempo, sería la propia Facultad de Comunicación de la UNC, bancando las tomas estudiantiles que exigían un cese al recorte presupuestario. Estudió comunicación e hizo radio. Con 27 años de edad, es vestuarista, modelo, artesana y trovadora.

-Enfant Terrible (ET): ¿Qué te llevó a priorizar la música por sobre la academia? ¿Dónde pudiste afirmar tus ganas de escribir, cantar, escenificar?

Selva (S): Desde niña me gustó actuar, bailar, cantar. Siempre me vestía de personajes de telenovelas y andaba así por mi casa, donde siempre se escuchó música y se le dió espacio a la cultura. De más joven curtí las compes de freestyle y eso me abrió las puertas a conocer artistas y gente que hacía música. Luego vino la pandemia y me tocó atravesarla en un departamento. Yo soy una hadita de monte, que le encanta la ciudad, pero que necesita pasto, tierra, agua. Entonces con un amigo empezamos a producir música como una forma de canalizar todo ese encierro. Luego con otres amigues hicimos una productora llamada "La Yesera", donde hicimos de todo: producción musical, fotografía, diseño gráfico, montaje, etc. Y ahí saqué mi primer lanzamiento y decidí dejar la facultad, que ya no me contenía, pero de la cuál aprendí muchos saberes que hoy uso.

-E.T: ¿Cómo vivis el arte en general y la música en particular?

S: Me importa mucho lo escénico, lo visual, lo simbólico. No dejo tirado nada en escena, todo está armado. Me gusta estar en todo, ya sea para guionar la filmación de una canción, o para decorar un escenario. La música para mí es muy visceral, me interpela mucho. Muchas veces los artistas se arman un personaje para estar en el escenario, yo siento que mi estado más puro es cuando estoy ahí, más expuesta. Ahora vengo como de regreso, después de una pausa musical por así decirlo. Me afectó mucho todo lo que está pasando en el país, venía queriendo grabar un álbum pero me frustré mucho. Recién ahora estoy volviendo con un set de canciones nuevas y eso me hace bien.

-E.T: ¿Cómo te afecta la situación nacional y por qué?

-S: A mí me afecta todo lo que pasa. Soy muy sensible. Me afectó en tener que salir a buscar más y más laburo, en ver a mis amigos no pudiendo pagar un alquiler, en ver a mi viejo teniendo problemas para sostenerse como lo fue en el 2001.

-E.T: ¿Y en tu arte?

S: Yo en mis temas hablo mucho de amor, de lo romántico, no solo de chongos sino de lo ñoño, lo meloso, los mimos, etc. Y me pregunté: “¿Cómo hago para hablar de todo este hedonismo en un contexto en donde estamos todos los de abajo en crisis, donde hay violencia, despidos, ajustes?”. Y decidí seguir apostando al arte porque no me puedo quedar callada ante tanto espanto, como una decisión política porque una de las primeras cosas que estos gobiernos atacan es el goce, la cultura. Nos quieren pensando todo el día en la plata. Nos quieren sin poder ir a ver una banda con amigos, reírnos, bailar.

Estamos todo el tiempo diciendo que tenemos que fingir demencia cuando no se trata justamente de fingir demencia. Se trata de enfrentar, estar presente y defender los espacios colectivos que nos quieren sacar. Todavía algunos podemos permitirnos el goce, hay que reivindicarlo, tenemos nuestro derecho al goce.

E.T: ¿Cuánto de político tiene el goce?

S: Todo. Partiendo del político de polis, de ciudad, de este debate, de todo lo que sucede en una comunidad, todo lo que conforma a una sociedad, la cultura es el goce de la sociedad. Puede llegar a ser también muy subjetivo. Es muy lo que a cada uno le produce el goce y los placeres. Lo importante es cuando hay un goce colectivo, por ejemplo, cuando bailás cumbia con tus amigos en la Sonidera (fiesta cordobesa de cumbia).

E.T: Y ¿Por qué crees que el Gobierno Nacional ajusta fuertemente a la cultura?, ¿qué busca con esa política?

S: "El ajuste a la cultura es un ataque a las y los trabajadores de la misma, algo que en algunos sectores de la sociedad todavía no se reconoce como tal, que los artistas trabajamos, yo trabajo desde chica de artesana y apuesto a esta vida porque si no hago lo que hago, por más dramática que suene, me muero.

El Gobierno se agarra de este sentido de que el artista no es un trabajador y entonces ajusta, porque también va atado al pensamiento de que la cultura siempre será menos importante que la ciencia, por ejemplo. Al mismo tiempo, los artistas en Argentina históricamente estuvieron posicionados políticamente, algunos más, otros menos, pero nunca dejaron de ser el reflejo de una generación.

También por cortina de humo. Atacan a ciertos artistas porque atrás del telón están saqueando al país, necesitan distraer.

E.T: En esto de que la música o los artistas de una época reflejan a una generación, ¿cómo ves a las juventudes hoy en día? ¿Qué opinión te merece ese discurso de que "los pibes se han derechizado"?

S: Hablamos de una generación decepcionada y enfermada que creció con Macri, Alberto y la pandemia. Entiendo que hay muchos pibes que no conocen la historia argentina, le están viendo la cara a Bullrich, Caputo y Sturzenegger por primera vez. Lo que menos podemos hacer es tratar a esos otros de tontos, pecamos mucho de subestimar a las juventudes de hoy.

También hay algo de un sentido de pertenencia, que antes cierto sector de la sociedad no tenía pero buscaba. No es casualidad que la mayoría de los militantes de Milei sean chabones blancos, clase media o alta, heterosexuales.

En los últimos años con el avance de los feminismos, donde muchas pibas tuvimos nuestro sentido de pertenencia y nuestras victorias, ellos se sintieron marginados. Y ahora son la reacción de esa reacción. Han sentido nuestras victorias como derrotas. Cuando nosotras estábamos en la calle, ellos estaban viendo al panelista despeinado de Intratables. Y ahora están con el ego y el orgullo de que la política los abraza cuando nunca tuvieron algo que los hiciera sentir parte. Creo que va por ese lado esto de la "derechización". Aparte también hay un factor mundial.

E.T: ¿Y ves alguna resistencia a todo este avance "derechista"?, ¿cómo crees que se hace para que no se derechice aún más la sociedad?

S: Ya no somos solo "los politizados" los que estamos buscando esa comunidad, sino que veo que de a poco hay una necesidad de volver a hermanarse, preguntarse cómo estás, ver cómo ayudarnos entre todos, algo más micro. Venimos y estamos en la era del individualismo, que se potenció con la pandemia. Y sí, está bárbaro estar uno bien, amarse a uno mismo y que se cague todo lo demás, pero seguís siendo un sujeto en una sociedad. Incluso preguntarle cómo está al que vos sabes que votó a Milei y que ahora está despedido o desesperado. Hay laburantes que lo votaron y no se merecen lo que está pasando.

Después hay muchos forros y basuras, a esa gente, nada. Y si vos no te entrelazas de alguna forma con el que tenés al lado, te destruyen estos monos que están arriba, que no les interesa la tierra, el suelo, no les interesa la Argentina. Ya los conocemos. Ellos hacen mierda todo y después se van en un avión a alguna isla y acá seguimos los de a pie tirándonos los pelos entre nosotros. Hay que cambiar ese círculo, hay que volver a la comunidad.

Foto de portada: @huaila

Técnico y profesor en Comunicación Social (UNC). Periodista. Guevarista y peronista.

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