Juana Molina fue entrevistada por Enfant previo a su show el domingo 19h en Club Paraguay. Conversamos acerca de la diferencia entre la mentira y la invención, sobre la industria de la música y del arte como una "necesidad y una urgencia"
La creatividad es una caja de herramientas. En psicología se define como "plasticidad" el contar con ciertas herramientas prácticas para la realidad cotidiana, para poder desenvolverse en ella con el menor malestar posible. Ya sea por la vorágine del contexto socio-cultural, porque el ambiente de crianza no es el óptimo o ante cada deseo satisfecho, aparecerá un nuevo estímulo que cautive de nuevo la inquietud, la neurosis o la locura.
En ese ínterin de organizaciones y categorías de manual surcan los artistas. Tan demasiado humanos como complejos en la especificidad de describir una cosmovisión a través de una canción, una pintura; encarnando un personaje, tanto más buscando “salir de esta cárcel de piel, si estoy al margen también”. La síntesis de la ejecución es el acto sublimatorio en sí, definido como ‘elevar a un grado superior’ algo, o como dice Charly en Cerca de la Revolución: “los analistas no podrán entender”.
La sublimación es poner algo nuevo en lo que ya existe. Son las características que hacen al estilo particular que distingue a un artista de otro. Es una mentira a la verdad, una invención de historias inéditas aún no exploradas en la realidad cotidiana, pero si en la fantasía, para luego ser representadas en el exterior. Si la fantasía es parte de la ficción, es en tanto la realidad es una ficción compartida.
Parafraseando a Juana Molina al momento de ser entrevistada por Enfant, “quizás el virtuosismo radique ahí: cualquier cosa me sirve”. Una entrevista demasiado cotidiana, entre fallos de comunicación, perros jugando y distracciones manifiestas, conversó acerca de la diferencia entre la mentira y la invención, de la industria de la música y de que el arte "no es arriesgar, es una urgencia y una necesidad".
Enfant Terrible (ET): ¿El arte es arriesgar?
Juana Molina (JM): No creo que sea arriesgar, el arte es algo que uno no puede no hacer. Es una urgencia, una necesidad, que luego se contamina con la recepción del otro y las exigencias del público con los temores que eso puede ocasionar. A algunas personas les sale porque tienen ganas de expresarse de algún modo, sacar algo de sí. Luego se combina lo que haces y de golpe percibís que a otros les empieza a interesar y vienen las críticas, el superarse o no repetirse. Ahí empiezan los conflictos.
Es una duda que siempre tengo si lo que uno hace acaba ahí o si el riesgo es avanzar en terrenos desconocidos. La premisa inicial tiene que ser hacer algo que nadie espera. En mi caso es la música. Que me satisfaga primero a mí. Cuando lo hice para otros me arrepentí muchísimo.
ET: "Es una pena ser yo porque siempre cuento las mismas anécdotas". ¿Qué tanta mentira hay en la invención de actuar o componer?
JM: No sé a lo que le llamas mentira. Una cosa es inventar y otra cosa es mentir. Hay mucha invención en lo que hacemos, no mentira. Los escritores inventan historias y no nos están mintiendo, están inventando. De eso se trata, de inventar cosas que no existen. Más allá de que uno pueda escribir algo autobiográfico o no, eso es ya otra cosa. Yo hablo desde la música, que tiene su propio lenguaje.
ET: En la entrevista en Caja Negra mencionas que en la tele podías ser cualquier persona menos vos, ¿cómo es encarnar otras identidades?
JM: Es algo que hago de muy chica y no se muy bien cómo explicar, es una especie de don que tengo, por llamarlo de algún modo. Es como preguntarle a un dibujante como hace para hacer ese trazo, no sé si lo piensa, es entender algo muy intrínsecamente. Un dibujante ve un caballo y no necesita tenerlo enfrente para poder dibujarlo. Tiene algo que yo no entiendo y envidio mucho, una capacidad de recordar una forma, que más que recordar, es entender la forma sin que nadie se la explique. Va y la hace perfecta. Son pequeños dones que algunas personas tienen. Uno puede mejorar mucho la técnica a fuerza de dibujar pero al trazo de un dibujante nato no lo vas a tener nunca. Salvando las distancias, no puedo hacer cualquier cosa. A veces quiero hacer algunos personajes que me parecen fascinantes pero no los puedo interpretar, no puedo hacer todo, me salen algunas cosas pero no lo puedo explicar. Salirse de uno es jugar.
ET: Pasando más a tu faceta de compositora musical, el productor Tweety Gonzalez comentó que "la industria ya no arriesga". ¿Cuál es tu lectura de la producción en masa? ¿Cuál es el costo de buscar vivir de la música?
JM: Es una pregunta que no me hago, no tengo ese encare. No me interesa ser famosa, no me interesa vivir… o sea, es espectacular vivir de la música, ni hablar. Pero no hago música por un objetivo. Lo que pasa es lo que pasó siempre, pero se acentúa cada vez más y es que se busca el ‘éxito’ en lo que ya existe. Si vos tenes un éxito lo que querés es repetir la fórmula. Ahora, cuando aparece algo nuevo que rompe con todas las estructuras, nadie lo espera. Lo que tenes que hacer como un sello grande o productor es estar rogando que alguien se le ocurra romper con todo y transformarse en un nuevo parámetro o ícono de 'cómo se hacen las cosas'. Muchas veces quienes se dedican al sello no tienen mucha sensibilidad musical pero sí una sensibilidad económica o de como hacer guita, y ahí es donde falla la ecuación.
Antes en los sellos existían los ‘A&R’ -artista y repertorio- porque las bandas no componían. Medio que con los Beatles comenzó a pasar que los grupos escribían sus propias canciones. Antes los obligaban a cantar temas escritos por otros. Fueron ellos quienes dijeron 'tenemos nuestros propios temas y queremos cantarlos', eso rompió el molde. Ahora prácticamente no hay intérpretes, los hay de otros géneros pero en el rock no existe. Hay quienes hacen covers, pero es rarísimo tener un compositor que escriba tus canciones. Tenés las estrellas pop que sí, pero un grupo de rock que hace su música es lo más normal del mundo.
Hay muchísimos músicos cuya intención es ser como mengano o fulano y se ponen a hacer música que hace fulano o mengano, a mi eso no me interesa, no me da nada. Cada uno tendría que buscar dentro de sí lo que tiene para dar que no lo tiene nadie más. No sé a qué se refiere con que la industria ya no arriesga, me parece que lo que no hacen es prestarle atención a las cosas nuevas que puedan suceder, por miedo a fracasar.
ET: Mencionas que no buscas música para ser famosa.
JM: Dije eso pero porque son cosas que no tienen nada que ver. Si lo decís así es como que leída queda en “¡ay no, se hace la no se qué!” y en realidad es porque hago música desde muy chica. El interés por la música es la música en sí, es el placer de la música y no sus consecuencias. Luego viene acomodarse a 'bueno hiciste un disco que gusto mucho, saca un segundo'. Involuntariamente, esa circunstancia te afecta en un principio, porque hay alguien observándote. Cuando hice ‘Segundo’ -2° álbum de estudio- no había nadie observando, por eso le tengo un amor tan grande, porque es un disco puro, no hay nada que lo condicione.
No sabía que estaba haciendo un disco, de hecho cuando supe que ese era 'él disco', 3 años después, me dio un ataque. Ahí apareció el observador, el dedo que apunta, la autocensura, pero el disco ya estaba hecho y se hizo en un estado de total... no sé cómo decirlo... espera. Con una inconsciencia absoluta del mundo exterior. Fue sumergirse en la música, punto.
Luego en los demás discos logre entrar en ese lugar pero ya no como punto de partida sino de llegada, sacándome la conciencia del afuera y del observador. Llegue pero haciendo un esfuerzo muy grande para que eso desapareciera. Ese fue el clic fundamental de que no hay otra cosa que la música en sí.
ET: ¿Cuál fue la búsqueda si no estabas en la pretensión de que ese sea “el álbum”? JM: En la música yo no sé lo que va a haber, no tengo una proyección ni una idea previa de lo que voy a hacer. De la única manera que considere que lo que estoy haciendo tiene un valor es entrar en ese estado en el que solo hay música. No hay ni yo, ni otros, ni pensamientos, solo música. Cuando eso pasa sé que ahí hay una verdad y cuando sé que hay una verdad la puedo mostrar con orgullo.
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