De la nada a la gloria me voy: 40 años de la Cerdos y Peces

Por estos días mas o menos, hace cuarenta años, salía a la calle el primer número de la Cerdos y Peces donde se abría el debate sobre la legalización de las drogas. Pocos días después un comando de la triple A les puso una bomba de trotyl en la redacción. A pesar de los juicios, las amenazas de muerte y las quiebras económicas, en sus 60 números "la cerdos" marcó a toda una generación. Un delirio genial, cocainómano y noventero, capitaneado por el Héroe del Whisky que sólo podía existir en Argentina.

“Le pusimos ese nombre porque los cerdos y los peces son los animales de la creación que más se resisten a
recibir cultura”, dirá Enrique Symns a propósito de la que fue probablemente la mejor revista argentina.
Pensada en primer lugar como un suplemento de la revista El Porteño, dirigida por Gabriel Levinas, “la
cerdos” vió la luz hace hoy cuarenta años. “Al mes de sacar la primera edición la triple A nos puso una
bomba de trotyl en la redacción”, cuenta incansablemente Symns.

Es imposible imaginar la cultura argentina de los 80 y 90 sin la cerdos y sin los redondos, dos caras de una
moneda que giró como un trompo entre la nada y la gloria, entre el under y el estrellato, entre los
márgenes de la sociedad y la proverbial irreverencia de sus colaboradores y columnistas, que cambiaron
para siempre la forma de hacer periodismo en este país.

Antes de ser reclutado por Levinas para dirigir la revista, Enrique Symns fue delincuente de cuchillo y pistola, estafador, mujeriego y politoxicómano. Estuvo preso en varios países, y antes de ser "El señor de los Venenos" que comandaba La Cerdos, fue "El héroe del Wisky", un loco desaliñado que teloneaba a Los Redondos en todos los shows del under porteño cuando todavía eran La Cofradía de la Flor Solar.

"La redacción de la revista estaba completamente tomada por la cocaína. A veces renunciaba todo el plantel y me quedaba yo solo haciendo un número entero con seudónimos. Me servía un vaso enorme de whisky, cinco o seis líneas y tres o cuatro cigarrillos encendidos a la vez en diferentes ceniceros. Así escribía toda la noche", relató hace algunos años en una entrevista para Canal 23.

En 2020 un grupo de escritores, periodistas y artistas amigos de Symns decidieron impulsar una última edición de la revista con la intención de paliar la miseria y el abandono en que se encuentra, todavía hoy, la que fue una de las mejores plumas de los 80 y 90. "Decidimos aunar fuerzas y recursos para poner en marcha una última edición homenaje de la Cerdos y Peces. A la primera persona que acercamos esta idea fue, obviamente, al padre de la criatura. Enrique, luego de pensarlo mucho, aceptó con dos condiciones: que sea un solo número y que el contenido no sea un refrito de viejas Cerdos, sino que todo el que se sume aporte material nuevo o inédito. “Me queda una bala en la recámara” sentenció Symns.

Así fue como esa edición contó con las firmas de la inseparable compañera de Enrique, Vera Land y de otros que dieron sus primeros pasos en el periodismo en aquella revista como Ricardo Ragendorfer, Willy Crook o el fallecido Carlos Busqued y otros que se formaron con ella como Andrés Calamaro y Camila Sosa Villada.

Enrique Symns

Una escuela de "Periodismo de Ficción"

Lo novedoso de la revista no era solo su estilo ácido y crítico con todo y con todos, sino la amplitud de miras con que se atrevieron a mirar aquella Argentina que recién se animaba a encarar el horror de la dictadura, desconfiando de lo que prometía la democracia y sin olvidar la miseria planificada y los muertos, que ahora se agolpaban por todos los rincones como en el poema de Néstor Perlongher.

La Cerdos abordó por primera vez en sus páginas y sin tapujos, la realidad del colectivo LGTBIQ+, la pandemia del VIH, la discusión sobre el trabajo sexual, la pedofilia, la legalización de las drogas, la corrupción policial y el rol de los civiles durante la dictadura, la desaparición de personas antes y después de 1983, las causas de derechos humanos. Fue una escuela de periodismo gonzo que no cosechó lectores sino cómplices, que no construyó una comunidad sino que marcó a una generación. Una generación de locos que que pensamos que aquella revista irrepetible es hoy mas necesaria que nunca.

"Me despido de mí mismo y de mis amigos en el mundo que se termina y en el que hemos quedado sin consuelo posible, atrapados por la milenaria mecánica de la adaptación forzosa. Y me doy la bienvenida a mí y a mis amigos en este nuevo mundo al que hemos llegado, porque con él hemos partido. Brindo por nuestros fuegos, por los libretos que se están quemando. Y soplo dentro del viento de todos nuestros soplos para que las cenizas del guión desaparezcan en el olvido."

E. Symns.

Periodista y fotógrafo. Edito, escribo y leo. No siempre en ese orden.

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