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Dentro de un movimiento histórico, político y social existen performances con una estética y una ética propia. Ahora, así como toda historia necesita de sus referentes políticos, la cultura y el sistema a su vez se alimentan de la "vanguardia", haciendo de un movimiento y una expresión artística, una moda vacía de sentido pero fácil de identificar. El conjunto hace al movimiento y lo pone en contexto, pero también lo capitaliza. Lo que ayer fue rebeldía, mañana puede ser una frase en una remera.
El rock o los feminismos, por ejemplo, nacieron como una forma de encausar el enojo y darle sentido a la rebeldía de poblaciones afros y de mujeres (denominadas sufragistas) vulneradas a fines del siglo XIX y principio del siglo XX en Estados Unidos y Europa. Ambos movimientos -internacionales- se disgregaron, reorganizaron y mutaron según las necesidades que iba presentando el contexto. Allí también el final de las cosas encarnó nuevos tiempos y con ello, nuevos actores sociales y políticos.
Para hablar de como se continúa después del "Final de las Cosas" (segundo álbum de estudio), Enfant dialogó con la cantante y divulgadora feminista, "Barbi" Recanati, previo a su show en Sala Formosa (Achával Rodriguez 349), el sábado 5 a las 19h.
Enfant Terrible (E.T): En una entrevista hablas de que hay mucha perfo y disfraz de rockero: ¿Para vos el rock es un género o un estilo de vida?
Barbi (B): Sin dudas es más una forma de expresión que un estilo de vida, sobretodo porque el rock va mutando todo el tiempo, sino se vuelve super subjetivo. Va a venir alguien a decir que el rock es Jimmy Hendrix, otro va a decir que es el de Nirvana, otro dirá que es Rosetta Tharpe y que Elvis no era rock. Siempre hay una forma de indicar que es el rock con una estética, un mensaje y una música distinta. Por eso para mí es una expresión que tiene que cumplir con unas características que no tienen que ver con lo estético y ahí es como loco, porque creo que hay un montón de personas que se autoperciben rockeros con una estética de una época que no coincide con ninguna de las características del rock.
El rock tiene que ser antifascista, contracultural, tiene que ser inclusivo y disruptivo. Pero cuando una usa lo disruptivo y el contexto social quiere ser inclusivo, lo “disruptivo” pasa a ser fascista. Por eso tiene que ser pensado como un conjunto de características que si las separas pueden ser un poco peligrosas.
E.T: Durante más de diez años formaste parte de Utopians y hace casi seis venís con tu proyecto solista, ¿Cuándo fue el clic de decir: "che yo me quiero dedicar a trabajar en la cultura del arte"?
B: arranqué con lo que iba a ser Utopians a los catorce años y nunca me plantee hacer otra cosa. Los doce o trece años que estuve con la banda creí que me iba a dedicar a eso y después a los 30 me pasó que no me pareció tan interesante hacer solo eso, me pareció muy contraproducente para el arte en sí hacer solo música. Sé que esta postura no la comparten muchos músicos conmigo. A mi no me parece el mejor pronóstico que tu único proyecto sea solo la música, me parece más enriquecedor que además de mi música, tener otros proyectos en paralelo.
E.T: ¿Pero de dónde surge esté “no hay plan b”, venís de familia de músicos?
No, al revés, son momentos de la vida. Cuando tenía 20 años no tener plan B para mí era un motor, me parecía buenísimo, incluso lo decía y lo sostengo, a los 20 años tenes una energía y un hambre donde no tener un plan B te hace que llegues a espacios a los que podes llegar estando un poco loco.
En mi caso, mi papá era albañil y nunca había escuchado música. Mi casa, no era una casa de música. Yo no tenía forma de que me financien una carrera musical ni quien me financie, fue tocar todo el tiempo sin parar. Tenes que tener una especie de ego loco y eso te pasa cuando sos adolescente. Creo que la descripción de adolescencia en los diccionarios debería ser “ego loco”. Todos te parecen estúpidos menos vos, crees que sos la mejor del mundo o la peor, pero crees que tenes razón en todo. Sabes todo lo que va a pasar y ese ego loco me ayudó a hacer música porque hacer música es de persona loca.
Después cuando fui creciendo me empezó a ir bien y cuidar el trabajo del arte y cuidar ese espacio, ya son otras reglas. Lograr llamar la atención de las personas como para que puedas hacer música y vivir de eso es muy de los veinte, sostenerlo a lo largo de la vida, es otra escuela. Hay que aprender a mutar con el contexto.
E.T: En esa misma línea, conoces lo que es el mercado de la música, sus demandas y que está manejada casi en su totalidad por chabones hetero-cis; también lo que es manejar un sello independiente como Goza Récords: ¿Consideras que es compatible lo mainstream con el under?
B: Es como un ecosistema, el mainstream se alimenta del under. En un tiempo se le decía “emergente”, prefiero decirle under porque lo emergente tiene esa presión de emerger y en realidad el under es un mundo alternativo al mainstream, no es un mundo que está esperando a ser mainstream. Lo que sucede y me sucedió es que vos estas en esa escena y te dicen “che te queremos llevar al mainstream” y te das cuenta que no estabas en el under por opción, estabas camino al mainstream. Muchas veces le estás preparando el nuevo producto al mainstream.
A mi me puede escuchar muchísima gente y siempre voy a estar en el mundo alternativo porque no es una cuestión de cuánta gente te escucha sino de las decisiones que vas tomando. A mi nadie me va a decir que mi canción es muy larga o muy oscura. La música puede ser capitalizable pero vos como artista para ser capitalizable tenes que firmar un contrato donde te van a explotar, porque el mainstream es la explotación laboral del arte.
Las artistas que yo veo en el mainstream están muy deprimidas y tienen problemas de salud mental. Claramente tiene que ver con la explotación laboral. Lo dicen en sus entrevistas y ves la forma de trabajar y el ritmo de sacar canciones. Lo más complejo para mí, que lo fui viendo con la edad, es que es casi imposible de sostener en el tiempo. La caída desde ahí arriba tiene que doler mucho, yo prefiero no subir a un lugar tan alto.
E.T: En 2018 en plena ola feminista arrancas con Mostras, en 2020 públicas el libro y tu primer LP "Ubicación en Tiempo Real" en plena cuarentena. El año pasado sacaste el Final de las Cosas previo a que nos gobierne la Libertad Avanza ¿Lees muy bien el contexto histórico, es casualidad o ambas?
B: Son ambas, Ubicación en Tiempo Real fue una casualidad gigante, salió en el día del encierro el disco. El final de las cosas creo que fue un poquito más premonitorio y más de lectura de contexto, pero hablaba más del principio después de todo final. Me gustaba jugar con eso porque todos tenemos mucho miedo al final. Lo veía como un nuevo arranque y en el contexto del año pasado fue más “acá se está terminando todo”.
En esos años del movimiento, siempre fui consciente que la ola feminista iba a durar muy poco pero que eso que iba a durar, iba a quedar. Digan lo que te digan, vamos a estar en los libros de historia para siempre como epicentro de la ola feminista en el 2018. Así como hay gente que te dice que va a Europa y hablan del fascismo y la derecha, yo tuve la suerte de ir a Europa en los últimos tres años y que se hable del Ni Una Menos, de feminismo, de inclusión y de Argentina.
E.T: Además del sello, también organizas talleres para formar personas interesadas en otro tipo de tratos por fuera de lógicas machistas ¿Cómo es buscar otras maneras de comunicar y producir arte sin caer en la trampa de creer que porque lo hacen pibas o maricas se soluciona el problema?
B: Lo que aprendí y es re importante, es hacerlo de forma integral. No sirve de nada cuando haces una sola cosa si todo eso no se hace con reflexión o debate. Con el tiempo te encontras con un montón de bandas mixtas de pibas y pibis que están en el mismo esquema, sobre todo en el mundo más binario, que con muy poquito dejan de sentirse oprimidas.
Tenes justo una banda de pibas que son re hegemónicas, son jovencitas, les va re bien y te dicen “no sé si quiero meterme tan de lleno con el feminismo”. En el fondo no querían igualdad, querían el premio grande, querían lo que tenían ellos y yo ahí no me meto.
Si algo entendí es que la igualdad no es para ir para arriba, la igualdad es para tirar a los de arriba. No estoy de acuerdo con los espacios de poder, no es que creo que los espacios de poder tienen que tener equidad, los espacios de poder no tienen que existir. En contextos así, yo soy una voz chiquitita que nadie quiere escuchar porque es lo contrario a lo que está de moda, hoy los chicos lo único que quieren es ser ricos y famosos.
E.T: Durante una entrevista decís que hay que reivindicar la historia para mover el semillero, ¿Sentís que tu aporte a la cultura del arte es una manera de captar la atención de la juventud? ¿Cómo percibís la relación de los jóvenes con la historia?
B: Todo el flash Tik Tok me aterra porque que vos pongas una cámara y digas “¿Sabías cómo se comía en los años cincuenta? Te lo cuento en esté video”, y vos no sabes si esa persona está mintiendo, si estudio o investigó. Ni siquiera vas a la fuente, solo porque lo viste ahí lo repetís y absorbes esa información que se te queda grabada. Me da mucho miedo que haya una generación de personas que crezca con un montón de información que no se la sacas más. Así hay gente que cree que la tierra es plana o no cree en las vacunas.
Creo que todo lo que se pueda divulgar y aportar está buenísimo, pero no estoy de acuerdo con las formas. Yo sé que podría tener un tik tok y hacer Mostras del Rock en un minuto. No lo voy a hacer porque creo que hay que dejar de alimentar ese monstruo que es pasajero. Ahora todo es opinar, en Tik Tok, en stream, en Instagram y esa opinión mañana ya es vieja. Todo el tiempo se está opinando, pero muy poca gente está relatando lo que está pasando porque en lugar de formar opiniones, estamos solo escuchando opiniones.
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