Alexmine: “no sólo soy MC sino activista de la cultura”
La freestyler, rapera, host y MC de 20 años, Alexmine, estuvo conversando con Enfant Terrible sobre la importancia de ser leal a la cultura, la pelea de egos que conlleva “medirse” en las batallas, la federalización de la Red Bull y de la Unity que es la competencia de freestyle para mujeres y disidencias de Cuyo, organizadas por la Kaoscrew de la que forma parte.
El freestyle, batallas de gallos o tiraderas, depende de la región de origen, es una disciplina -actualmente considerada un deporte- dentro de la cultura del hip hop. Nació como una manera de entretener al público, mientras el DJ ponía música y los B-boys bailaban en la pista. Luego, esa manera de entretener, pasó a ser una forma de transmitir un mensaje para frenar la guerra de pandillas.
El MC (maestro de ceremonia), organizaba batallas donde ya no se disparaban balas sino palabras, buscando transmitir el legado a través del conocimiento, prevaleciendo la cultura por encima de la violencia.
Lo que era un movimiento histórico y político, hoy se encuentra confundido entre los flashes y las luces de una industria que refuerza la representación del gánster con una bajada más estética que política, como dice Malandro de América: “cualquiera se hace el narcotraficante viviendo en Palermo”.
Así, entre luces y flashes, el pasado 5 de mayo se llevó a cabo la competencia regional de la Red Bull Batalla, en Club Paraguay. Los primeros tres clasificaban a la nacional, quienes desde un principio destacaron por su desenvolvimiento en el escenario, tanto con el cuerpo como con las palabras fueron: Jaff (Mendoza), Monostrong (Carlos Paz) y Alexmine (Mendoza).
Esta última freestyler, rapera, host y MC de 20 años, pasó de las plazas, a su primer regional y al campeonato nacional de un solo salto, siendo la revelación del momento.
Estuvo conversando con Enfant Terrible sobre la importancia de ser leal a la cultura, la pelea de egos que conlleva “medirse” en las batallas, la federalización de la Red Bull y de la Unity que es la competencia de freestyle para mujeres y disidencias de cuyo, organizadas por la Kaoscrew de la que forma parte.
-¿Quién es Alexmine?
Es la parte de mi persona a la que le he dedicado más tiempo en mi vida. No sólo el A.K.A en sí sino toda la construcción que me viene acompañando desde los 12 años, estoy por cumplir 20. Fue un proceso largo que se constituye tanto en el hip hop que me permitió habitar un espacio, también en cuanto a mi sexualidad y a la construcción de mi persona.
-¿El freestyle es una disciplina, algo más lúdico o ambas? ¿Cómo lo vivís?
La mayor dicotomía fue, ¿quiero vivir de esto? ¿Qué implica vivir de esto? Al final del día me di con que el hip hop es mi vida y que no importa la manera que lo haga o lo exprese, porque además de la disciplina, es un estilo de vida.
Para con el freestyle tuve mucha pelea interna, porque la batalla me genera ruido. La pelea de choque de egos constante, cuando era más chica, me asustaba a decir verdad, pero siento que es el estado más puro de la vida porque todo el tiempo está pasando eso. Tener la posibilidad de expresarlo con la palabra ha sido una ventaja porque me ha ayudado a expresarme en todo.
Independientemente de la disciplina, es una herramienta más que tengo para poder vivir de lo que me gusta. Por ahora me está yendo bien, antes no sabés lo mal que me iba compitiendo. Eso es parte de un proceso y la música me ayudó una bocha a afianzarme.
-En esto que decís de qué eras mala compitiendo, ¿en qué momento sentís que clickeaste de decir si voy por acá puedo encontrar mi lugarcito?
A finales del año pasado, principio de esté año, me suceden cosas de descubrimiento. No sé si conoces la cultura ballroom, esa conjugación me permitió la liberación de mi persona, encontrar otras formas de expresión y de libertad. Ese momento fue re bisagra para hallar mi estilo para batallar. El click fue “vos rapeas como vos rapeas, no te pareces a nadie porque vos sos vos”. Cuando me mentalicé de esa forma, los resultados llegaron. El freestyle batalla tiene eso, que la confianza es tan efímera como lo que dura una batalla.
-Dano decía que hay que creérsela porque sino te comen vivo y vos en una entrevista reciente dijiste: “Yo voy a salir a hacer lo que sé hacer bien”, ¿Cómo convive el personaje y la persona?
Como todo proceso tan importante en la vida de uno no lo haces solo, ni ahí. Mi compañero Aballay con quien tenemos la banda que es Rosa Cruz, es un pilar que siempre me ayuda a bajar porque cuando uno baja, logra concretar cosas.
Es muy fácil perderse en la vorágine de las luces, la gente, los escenarios y el falso… va no sé si falso amor, pero si la instantaneidad de que te va bien en una batalla, a la próxima no y así de fácil la gente se olvida. Para no trastornarse en el camino en el que eso pasa y consolidar una buena base, es saber quien sos y tener gente piola que te acompañe. Siento que uno no hace nada solo en la vida y por suerte he tenido la capacidad de elegir muy bien a las personas que me acompañan en este viaje. Primordialmente son las personas que más me ayudan.
Por otro lado la música. Hay una entrevista de Lauren Hill que dice: “la única forma de hacer música es viviendo” y la única forma de vivir para mí es estar presente. Ahí es donde se encuentra la separación más grande. El personaje es un poco ficcional, un escudo que se usa para sobrellevar el rol que elegimos ocupar en la cultura; cuando decido vivir es cuando se da esa separación.
-¿Fue algo que pensaste, al momento que te diste cuenta de la vorágine de la atención constante?
Hasta hace muy poco tiempo fue mi mayor miedo en cuanto a mi carrera y por eso también decidí construir super desde el anonimato en mi provincia y sigo pensando que vivimos sumergidos en un sistema horrendo en el que todo el tiempo estamos perdiendo o cediendo cosas. Prefiero arriesgar las cosas que implican vivir del arte a no hacerlo y venderle mi cuerpo y mi alma a un oficinista 8 horas.
La pérdida es mínima, o sea, al final del día si te rodeas de la gente correcta y tenés un núcleo sólido, esos comentarios van a terminar rebotando porque la gente odia. Todos los días estoy tratando de consolidarme como persona y eso no te lo puede sacar nadie atrás de una pantalla, ¿Qué duele? Duele una bocha, pero prefiero que me basuree un npc en Instagram a que me basuree un chabón que me paga un sueldo de mierda, ese es mi balance.
-El free under y la competencia deportiva ¿Cuál es la diferencia entre la plaza y las competencias como la Red Bull?
La diferencia es muy curiosa. Conocí los escenarios con la música y me fascina esa sensación, para el MC el micrófono es una extensión de la mano.
Las plazas tienen mejor nivel que el escenario. Los valores de la plaza es lo más crudo que vas a ver de la comunidad. El escenario es una instancia de exclusividad, la plaza es de todxs. Obviamente tiene sus giladas recontra re feas, machistas, misóginas y separatistas, pero así, a su esencia más pura, la plaza tiene eso: vos sos un guachin, tenes cien pesos y podes ir a competir.
El escenario no, te involucra ciertas cualidades de estilo, adaptación y no toda la gente tiene esa capacidad. En el escenario destacas no solamente por el talento, sino por la responsabilidad que te lleva a tener una carrera consolidada. Si bien hay mucha gente que se pega en las plazas, siento que es necesario pegar un saltito, aunque siempre puedas volver a tus raíces.
-De esa exclusividad que hablas, ¿lo mencionas desde un lugar en que se pone en juego cuestiones de clase, género y raza?
Si, cómo te ves es muy importante. Todo bien, yo soy mujer, tengo el pelo corto y flequillo y que se yo pero no dejo de ser blanca con rasgos hegemónicos entre muchas comillas. Eso me pone por delante de mucha gente porque lamentablemente, así funciona este sistema.
Conozco mucho de los pibes que llevan mandando videos a Red Bull y no los eligen y no es porque no sean buenos, porque posta, en serio, el mejor nivel lo escuche en una plaza pero no cumplen con los requisitos necesarios. También hay un estilo que vende. No sé, conmigo se la recontra re mil jugaron, debo haber sido la persona con menos seguidores y con una de las carreras más cortas.
Eso también importa, que tanto te expongas, cómo te expresas con el público y quieras o no va sumando y hace a la exclusividad de los escenarios. Hablando particularmente de competencias muy grandes como la Red Bull.
Tampoco es lo mismo ser de San Juan o Mendoza que ser de Córdoba o de Rosario, ni hablar de Buenos Aires. Territorialmente incluso hay una cuestión separatista y eso lo hemos venido a romper nosotros, está nueva escuela que vino a decir hay manso freestyle digno de ser escuchado y de ser comercializado y vamos a insistir por ganarnos nuestro lugar.
Hay gente que llega y no hace nada con eso, es uno de mis mayores miedos, perder en el camino el foco de que no lo hago solo por mí, que mujeres y disidencias me puedan ver arriba de los escenarios significa algo y yo quiero hacer algo con eso y no conformarme solo con “haber llegado”, cómo puedo alivianar el camino para que otras personas también puedan llegar ahí, es un laburo trabajoso del día a día.
-Con la Kaoscrew, crean la Unity, un espacio de formación, activismo y competencia para mujeres y disidencias, ¿Cómo es es el trato en una cultura que está manejada casi en su totalidad por varones-cis?
Nos trataban de separatista y es algo con lo que luchamos desde hace mucho tiempo. En Cuyo, la primera data de competencia disidente y fem fue la Hip Boss que lo organiza Chula que es de la crew. Nos decían “¿cómo vas a dejar afuera a los hombres?”. Chicos, tienen todos los meses cuatro o cinco competencias para ustedes, ¿cuál es el problema que no puedan ir a UNA? No entienden que no somos un espacio inclusivo, somos un espacio seguro. No necesitamos incluir a nadie en la cultura porque la cultura es de todes.
No importa que antes no hayamos estado, no estábamos porque no nos permitían el ingreso. La ballroom, por ejemplo, surgió porque muchos negros gays no podían estar en la cultura del hip hop y lo que nosotres hacemos es también reparación histórica.
La Unity es una productora cultural, hemos hecho batallas de freestyle dance, ciclos donde tocan tanto los pibes, pibas, pibis, pero tiene éste trasfondo que es consolidarnos como espacio seguro. Tuve la suerte de encontrarme con mostras como Gamma Beta, que es una rapera de acá que se metió a los codazos y a las patadas a igualarse con los chabones. Yo tuve esa crianza y quiero que eso se vaya disolviendo.
Ese es el trasfondo, no el de “ay las pibas no se animan a rapear con los pibes, entonces hacemos otra competencia”, no tiene nada que ver. Primero construimos un espacio que no tuvimos y que atraviesa una bocha de problemáticas. No se pretende que el cambio sea de un día para el otro, apuntamos a que sea paulatino.
-¿Cómo fue haber sido la única chabona en está edición de la Red Bull?
Fue chistoso porque siempre hablan del “cupo femenino”, yo soy un cupo femenino un poco extraño porque viendo ciertos estándares que están hoy en la escena, no encajo casi en ninguno y fue “ah mira la Red Bull como se la jugó”. Siento que nadie se la esperaba, ni yo no me lo esperaba porque full anónima desde abajo y eso fue bastante divertido. Independientemente de mi expresión de género, soy muy consciente que no soy un chabón y lo voy a remarcar hasta el fin de los tiempos.
No soy uno más de los pibes porque no soy pibe, llegué hasta acá siendo yo, corta. Que se me haya dado la oportunidad de expresar eso en una Red Bull estuvo muy piola porque así como Jaff es rapero o el mono es rapero, yo también soy rapera y quiero romper con esa diferencia de "wow mira como rapea y eso que es chabona".
-El hip hop implica no sólo transmitir conocimiento sino también dejar algo en el otro, ¿cómo te atraviesa el contexto dónde se pretende desfinanciar la cultura del arte?
Es una lucha constante que tenemos porque la mayoría de mi círculo de amigxs laburan en la calle y el arte popular. Mi compa trabaja en un merendero dando talleres de freestyle. En San Luis, Lexi que es de la crew, organiza “Suena el Bajo” y labura todos los viernes en “Girando el Cucharón” que son competencias de freestyle y olla popular. La Hip Boss está con “Ni Una Piba, Ni Un Pibe Más por la Droga” que es una orga para pibis con adicciones. Desde la Unity laburamos con ollas populares, la otra vez hicimos una competencia con talleres de ESI.
Es un contexto político, económico y cultural que no nos favorece y es cuando hay que fortalecer las redes internas como comunidad. Es un poco la forma de dar respuesta y de combatir. La forma de contrarrestar eso no es sólo rapeando sino haciendo. Desde arriba nos quieren cortar las cabezas y la lucha contra eso se hace en las calles, porque si dejamos que nos tumben, de repente, el arte por cómo lo hacemos deja de tener sentido.
-¿Cuál es el rol y el aporte que te gustaría plantar en la comunidad?
En primera instancia siempre digo que no solo soy MC sino que soy activista de la cultura. Me levanto, como, respiro, siento hip hop y eso no solo se puede expresar con la palabra, se puede expresar con la acción, las decisiones que unx toma, ese es el rol que quiero tener. Todas las herramientas que voy cosechando las voy dejando en esto. La mayoría de eventos que fui gestando fueron como aporte para la cultura. Sueño con una casa cultural para que los pibis pueden organizar eventos, talleres, dar clases. Estudio comunicación social porque quiero tener un medio de comunicación sobre hip hop. Esa es la búsqueda desde que abro los ojos hasta que los cierro.
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