Abrazar a Bataclana, abrazar la cultura

La noticia del cierre de Bataclana sacudió el ambiente cultural de Córdoba. La crisis económica agudizada por el contexto de emergencia sanitaria recrudeció las posibilidades de sostenibilidad de los espacios culturales. Bataclana, un espacio cultural independiente, cierra sus puertas luego de 13 años de historia.

Abrazar a Bataclana hoy, es también abrazar a todas la salas de teatro independiente y espacios culturales que siguen resistiendo. Semana tras semana corren rumores de cierre de distintos espacios. Bataclana espacio cultural cerró sus puertas luego de 13 años de historia, se despidió con una gran abrazo de la comunidad artística de Córdoba. Un abrazo que es tristeza, que es nostalgia, bronca pero también resistencia. El miércoles 26, distintos grupos y artistas de Córdoba acompañaron este cierre de ciclo al grito de Emergencia Cultural Ya y A mí no me da lo mismo por las calles de la ciudad en un Gran Cortejo Cultural en Emergencia. 

Conocer la historia de estos espacios y a las personas que los habitan y sostienen es tarea fundamental e imprescindible para construir políticas culturales entre todes, y en especial, para poder reflexionar sobre la sostenibilidad de los espacios culturales autogestivos. En diálogo con Antonela Gualla, integrante del colectivo de artistas que conforman Bataclana nos comentó sobre los orígenes del proyecto, la inserción en el barrio y la necesidad de que se declare  la emergencia cultural. 

“Recordar, renombrar como surgió el proyecto de Bataclana es la búsqueda y gestión de un espacio cultural con autonomía de pensamiento y con una búsqueda libre del arte, considerándonos a todas las personas como artistas en sí, que tienen acceso al desarrollo de esa capacidad artística, dependiendo de la suerte un poco. Barrio Güemes tiene la suerte, si se quiere, de que hay varios espacios independientes trabajando para llevar el arte a este sector popular, a los barrios. Bataclana surgió en el año 2007, a partir de la iniciativa de un colectivo de artistas, con distintas trayectorias, que deciden apostar a la apertura de un espacio popular en Barrio Güemes. Para ese entonces, los espacios para el arte circense en Córdoba eran reducidos, por lo que Bataclana pasó a ser la casa de un montón de artistas. Un espacio comunitario, con lo que implica sostener un espacio y laburar un montón para eso. Con una política a la gorra para las actividades, no sólo para el público, sino promover siempre esa lógica de reciprocidad entre lo que necesita el espacio para subsistir. Bataclana siempre pagó alquiler, impuestos, servicios y todo lo que implica el tener una habilitación municipal o sostener el vínculo con instituciones para becas, incentivos o subsidios, son necesarios un montón de requisitos para que el espacio funcione. Se fundó Bataclana con una varieté, y desde ahí empezaron a habitar el espacio un montón de artistas, cirqueres, estudiantes, hacedores de la cultura, no sólo de Córdoba capital. En estos 13 años han pasado muchísimas compañías, grupos, propuestas diversas de investigación, de producción, para ensayos. En una época también supo tener en la antesala, una galería para una búsqueda artística plástica. En Bataclana han pasado propuestas muy amplias y diversas, como la música, la danza, la performance, el circo, el teatro, el cine, espacios de charla-debate sobre la cultura y la búsqueda artística en Córdoba. Compartir todo el caudal que estos años ha hecho a la construcción de la identidad de Bataclana. Todas estas personas que han pasado por ahí han dejado algo en el espacio y nos han ido forjando como colectivo, porque Bataclana siempre ha funcionado como un colectivo que va mutando, que está en transformación, en construcción, y que sostiene un espacio para que circulen tantas hacedoras y hacedores de la cultura con esta posibilidad que se da, un acceso real al arte a través de la gorra”. 

¿Cómo se llegó al nombre? ¿Por qué Bataclana?

“El surgimiento del nombre, es muy curioso, interesante la historia, a mí me la contó una de las fundadoras. El colectivo que funda el espacio estaba integrado por ocho personas, el acuerdo es que tenía que haber un consenso con la elección del nombre. Había un listado, con muchos nombres, algunos muy chistosos. Estuvieron mucho tiempo para ponerse de acuerdo, porque a todos les que tenía que gustar. En un momento, uno de los compañeros llega con un diccionario de lunfardo, ahí estaba bataclana: la mujer de la noche, atrevida, de la danza, en sectores incluso marginales. Les gustó mucho, empatizaron un montón con esta figura femenina, y estamos hablando que hace 13 años en Bataclana se pensaba en términos de luchas de las mujeres, reivindicando una mujer. Hay un dato de color: la imagen (logotipo) de Bataclana es Isadora Duncan, una bailarina estadounidense que también era muy reconocida. Estuvo buena la coincidencia y el acuerdo con que sean mujeres super del under de las danzas”.

¿Cómo fue la inserción en Güemes?

“La inserción en el barrio se fue gestando de a poco. Tener la política y la búsqueda de un arte popular para la gente, para el barrio, fue una decisión desde el momento cero sabiendo que somos las artes independientes, las compañías de las salas independientes las que tienen alcance y llegada a los barrios. Se eligió Güemes por una cuestión que es un barrio tradicional de Córdoba, que está super cerca del centro, pero que a su vez no tiene nada que ver con el centro. Un barrio en el que está muy diferenciado “el lado lindo” de Güemes, de La Cañada hacia al centro y el lado al que no le llega el alumbrado público o las veredas tienen años de no hacerse nuevas o ni siquiera hacerse. Hay una clara diferencia de adónde está destinado el comercio y a donde hay un desamparo. La decisión de apostar ahí estuvo desde siempre y es un lazo que se fue construyendo, no sólo con la gente del barrio, sino los códigos que se mantienen. La política de la gorra es para un sector de estudiantes, de laburantes, y para un sector más popular sobre todo por las posibilidades económicas a la hora de acceder a la formación o al espectáculo”. 

Se está hablando mucho sobre la Emergencia cultural ¿cómo afectó la situación de emergencia sanitaria al espacio?

“Nosotrxs estamos convencidxs de que la cuarentena no generó la crisis de las salas, lo que hizo la cuarentena fue dejar a la luz que es la autonomía de funcionamiento y es la gestión de cada sala la que las hace funcionar y al no dejarlas funcionar entran en crisis porque no pueden autoabastecerse. Queda muy claro que el arte independiente se banca de manera independiente, sin apuesta y proyectos culturales sólidos por parte de los Estados que garanticen la permanencia y el desarrollo de la actividad artística, entonces las salas se ven en crisis. Hay un montón de espacios que ya cerraron, y otras salas que todavía no anunciaron, pero que ya están en vista de cerrar sus puertas. Lo que esperamos es que esta crisis nos saque fortalecidos como sector artístico, que se logre avanzar en una ley de artes escénicas o incluso que esta crisis nos haga encontrarnos los propios y las propias hacedores y hacedoras del arte independiente en un lugar autónomo, independiente. También apostando y reclamando que se pueden conseguir cada vez más conquistas para con las instituciones haciendo visibles nuestras necesidades. En el momento en que las comunicamos y las hacemos visibles es en el momento en el que, quizás, más se puede avanzar con lo que se deja ver que es necesario para garantizar la actividad. Las salas y los grupos tenemos todas las posibilidades de tener los cuidados sanitarios necesarios,  los mismos que tienen los centros comerciales, los bares, las iglesias, los gimnasios y otros lugares que se están habilitando. Las salas también podemos tener todos esos cuidados, de hecho sería oportuno o una victoria que eso sea algo que se garantice por parte del municipio: el alcohol en gel o lo que sea necesario para abrir. Todas las exigencias del COE van a tener que ser financiadas por las salas que no están generando ingresos ni siquiera para el alquiler. Si eso es algo que se puede brindar desde el Estado es algo que amortigua un montón, pero también hay que distinguir entre lo que amortigua y  lo que sería una conquista radical, una política cultural. Eso también está en nuestra manos, en las manos de los hacedores del arte independiente, esperamos que sea escuchado y quizás que se abran los espacios de diálogo para articular todo lo que vemos nosotrxs que es necesario. Llamamos a la organización, al diálogo, al encuentro, a la autonomía de hacer artística y a la salida conjunta de todo el sector fortalecido antes la crisis”

Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Córdoba. Técnica en Folclore por el Instituto de Culturas Aborígenes.

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