Yuta violadora y asesina

El suboficial Lucas Gómez, principal sospechoso de haber sido el autor del disparo que mató al joven Correas también está acusado de encubrir a Leandro Castañares, violador serial condenado a 15 años por abusar de 6 mujeres en La Calera. La causa por encubrimiento está parada debido a la pandemia de coronavirus. Su compañero de patrulla Javier Catriel Alarcón arrastra una causa por detenciones ilegales desde 2013. Ninguno fue apartado de la fuerza.

Cinco policías quedaron imputados por homicidio agravado y tentativa de homicidio tras fusilar al joven Blas Correas e intentar plantar un arma en la escena aquella madrugada del 6 de agosto. Al menos dos de ellos presentan graves antecedentes delictivos. Un pontuario que, como todos sabemos, es moneda corriente en la Policía de Córdoba.

Un prontuario tristemente común

Lucas Gómez de 31 años, llevaba 8 trabajando como policía la noche que disparó a matar al auto donde iban Blas Correas y sus amigos. Sin embargo no es la única mancha en su expediente. Desde 2018 Gómez está imputado por encubrimiento agravado en la causa de un violador serial de nombre Leandro Castañares, que abusó de al menos 6 mujeres en La Calera entre 2013 y 2017.

Castañares asumió su responsabilidad ante el tribunal con el objetivo de reducir los años de pena y finalmente quedó condenado a 15 años de prisión. Por su parte, Gómez no fue aún indagado por el encubrimiento ya que la causa se encuentra parada por la pandemia del Coronavirus.

A pesar de que las seis mujeres que testificaron contra Castañares apuntaron contra Gómez por entorpecer la causa, y de que se demostrara que existía un vínculo de amistad entre ellos al menos desde 2018, nunca fue apartado de la fuerza policial.

Iban juntos a jugar al fútbol y tenían una relación cercana. Eso quedó claro. El accionar de la Policía dificultó que la investigación avanzara" declaró a Cadena 3 el fiscal a cargo de la causa Marcelo Hidalgo

El resto de la banda

Además de Gómez, también está imputado Javier Catriel Alarcón de 31 años quien acumula por privación ilegítima de la libertad y lesiones leves calificadas, en dos causas sucedidas en la ciudad de Río Segundo en 2013.

El resto de la patrulla que intentó plantar un arma en la escena del crimen de Blas para simular un enfrentamiento que nunca sucedió son los policías Wanda Micaela Esquivel, Yamila Florencia y Sergio González. Todos ellos quedaron imputados por encubrimiento agravado e incumplimiento de los deberes de funcionario.

Resulta inútil tratar de explicarse estos largos prontuarios delictivos desvinculados de la trama mafiosa que teje a su alrededor la Policía de Córdoba desde hace décadas. No son hechos aislados, es una forma de operar que un simple cambio de cúpula no podrá resolver.

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