Nueve años atrás, Constanza Taricco se encontraba de viaje por Bolivia cuando conoció a Soren Hars, un hombre alemán con quién comenzó a tener una relación. Ella en ese entonces tenía una hija de tres años a quien el alemán luego de casarse, decide darle su apellido. En ese momento, mientras atravesaba una situación delicada de salud, queda embarazada y tiene a su segundo hijo. Al tiempo se separan y Hars regresa a Alemania, residiendo allí desde el 2019. No fue hasta el año pasado que él decidió iniciar una causa judicial reclamando la restitución internacional tanto del niño como de la niña, alegando que la madre ejercía “una retención ilegítima”.
A mediados de julio de este año, la jueza Elizabeth Cuneo falla a favor del padre y ordena la inmediata restitución de los hijos. Ante esto, Constanza, quien se encontraba en Traslasierra, escapó con los niños, por lo que la Fiscalía de Instrucción de Cura Brochero pidió detenerla por ser supuesta autora del delito de "sustracción de menores". A los días se presenta en el Polo de la Mujer para buscar que se reconozcan las garantías, tanto para sí, como para los niños. Sin embargo, la sentenciaron a prisión domiciliaria.
Desde el inicio, la causa estuvo plagado de irregularidades por parte de la Justicia como ser, no concederle la revinculación cuidada; no respetar el convenio de La Haya sobre los derechos del niño y la niña; el uso del “Síndrome de Alienación Parental” (método propuesto por el psiquiatra Richard Gardner en 1985, el cual está invalidado por no tener validez empírica) para desvincular a los niños de Constanza, con el pretexto de que “ella los manipulaba”. También se comprobó que el padre pidió la restitución con documentos falsos de su domicilio, e incluso, no respetaron el criterio de residencia, ya que los niños alegaron no querer ir a Alemania.
A partir de ello, la legisladora Luciana Echeverria presentó en el Jury de Enjuiciamiento -un pedido de juicio político- para que aparten a Cuneo del cargo por mal desempeño, negligencia grave y desconocimiento inexcusable del derecho.
Pese a todas estas irregularidades presentadas por las abogadas defensoras Eugenia Scarpinello, Natalia Bilbao y Natalia Lescano, el pasado 10 de agosto, Hars se llevó al niño, luego de que se le haya concedido un acuerdo de visita junto con el Equipo Técnico Interdisciplinario de Restitución (ETIR). Cerca de las 11 de la noche, a Constanza le llega una resolución judicial de la jueza Cuneo, donde se dejó pautado que el niño iba a viajar con el padre el día sábado y la niña quedaría en Córdoba bajo la custodia del abuelo.
“Nos enteramos en ese momento que el vuelo internacional salía el sábado. A las once cincuenta, nos apersonamos con una tía materna, un primo y yo, con dos objetivos: que el primo pueda acompañar al niño y que pueda entregarle sus pertenencias. Al momento de hablar con la autoridad aeroportuaria, me dijeron que no era posible que el primo viaje porque 'podría entorpecer la restitución internacional'. Incluso, la jueza estaba presente pero no nos recibió”, comentó Scarpinello a este medio.
No se sabe por qué el niño fue llevado con tal urgencia con un padre con el que tuvo relación no más de dos años, en un país en el que residió poco más de uno. Tampoco se termina de entender muy bien por qué se rechazó que la niña tenga representación legal cuando la solicitó durante una audiencia de 4 horas de duración. Estas negligencias produjeron que las abogadas cuestionaran el rol del equipo técnico y elevaran una denuncia al Colegio de Psicólogos y de Trabajo Social.
“Quiero justicia real porque no esta bien que se anule la sentencia de restitución, quiero que se arreglen las cosas de otra manera, eso es lo que pido”, comentó Constanza durante una entrevista para Canal 13.
No se lleven a mis hijos
Esta fue la consigna sobre la que se apersonó Constanza el momento que se enteró que le habían aprobado el pedido de restitución a Hars. Más allá de que ella solicitó una medida cautelar por la inconstitucionalidad de la denuncia, al día de hoy en el sistema judicial de la provincia aún rige el patronato nacional, es decir, que la última decisión la tiene en este caso la jueza, aunque prime el interés superior del niño/niña.
“La ley implica que esté el asesor complementario, que es quien representa o garantiza el derecho del niño/niña, pero tenemos la ley especial que permite que el niño sea representado por un abogado si así lo desea. Pedimos garantías mínimas y ni eso obtuvimos. Estamos hablando, no ya de algo injusto sino, de algo perverso”, comenta la abogada Scarpinello.
“En los tiempos grises nacen los monstruos”, decía Antonio Gramsci en referencia a que durante las crisis parecieran correrse los límites sociales. De igual manera, lo que preocupa es que, ante circunstancias en las que socialmente estaríamos de acuerdo en qué es una “aberración”, pareciera, en cambio, primar un orden siempre vigente: el adultocentrismo, el machismo y la colonialidad.
“Constanza nunca quiso impedir el contacto con el ciudadano alemán. Ella sostiene que su residencia habitual no es Alemania, pero esto no quiere decir que no esté dispuesta a establecer un régimen comunicacional conveniente para todas las partes. Además quiero aclarar que no cometió ningún crimen, ella cuidó a los chicos de una Justicia que es todo menos justa”, concluyó Scarpinello.