Del escándalo a la reflexión: ¿lo del docente de Odontología es un caso aislado en la UNC?

En estos días, la Universidad Nacional de Córdoba fue noticia nuevamente. Pero esta vez, no fue por algo positivo sino todo lo contrario. Luis Olmedo, titular de la cátedra Microbiología e Inmunología está imputado -y detenido- por “extorsión reiterada” a estudiantes de la facultad. La Decana de la facultad, Mirta Sapadiliero de Lutri, fue imputada por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” por omitir la denuncia, pese a que esta nefasta realidad coexiste en la facultad desde hace más de 20 años. Por Emiliano Pereira para Enfant Terrible.
Fotografía: Colectivo Manifiesto.

El profesor Luis Olmedo, si es que puede ser llamado profesor, exigía a lxs estudiantes de su materia prepararse en una academia privada pagando más de 30 mil pesos como condición para aprobar. Academia de la cual es dueño.

Este hecho es un escándalo y recoge la indignación de toda persona que haya estudiado en alguna universidad pública, sobre todo en la UNC. Sin embargo, ¿estamos en presencia de un repudiable hecho aislado o es la expresión más bizarra de una lógica de lucro naturalizada sobre la educación universitaria?.

En todo curso de ingreso a las carreras que brinda la UNC, invaden a lxs miles de nuevos estudiantes los panfletos de academias privadas con cursos de apoyo como si fueran la clave del éxito para ingresar de forma segura a la universidad. Así, cualquiera que camine por Nueva Córdoba puede ver como proliferan los locales de las academias de acuerdo a las diferentes carreras; la oferta es muy amplia y las cuotas muy altas.

También es del conocimiento de todxs el fácil acceso que tienen estas academias a materiales específicos de cada cátedra, parciales y temas del programa sobre los cuáles hay que hacer mayor hincapié a la hora de prepararse para rendir e incluso se preparan apuntes de las academias que reemplazan la bibliografía de la materia.

Lo que supimos construir

De esta forma, está consolidado un negocio donde claramente hay un diálogo directo entre las cátedras y las academias, no para facilitar un aprendizaje sino con el simple fin de lucro, donde la cuota que cada estudiante paga es en definitiva el acceso a la información. Así, en facultades como Derecho, Económicas e Ingeniería es común la asistencia a estas academias como complemento a la cursada durante el año. Ni hablar en el caso de Medicina, donde existe un cupo restrictivo para el ingreso a la carrera y es casi una condición necesaria la preparación en una “famosa” academia para poder ingresar.

Mucho podríamos problematizar sobre el sistema educativo, su realidad y pedagogía actual. Sin embargo, ¿no parece curioso que estas academias existan producto de un sistema educativo en la universidad que a veces pareciera más empecinado en ‘expulsar’ estudiantes que en enseñar? Con esto, me refiero concretamente a políticas de correlatividades absurdas, a clases tipo conferencias que nada tienen que ver con generar una interacción que permitan transmitir conocimientos, etc. Por otro lado, que academias privadas sean las subsidiarias a la falta de pedagogía y formación académica de la universidad pública, genera una segregación social a la educación: quiénes pagan siguen, quienes no desisten.

Pareciera que nada muy distinto al escándalo que se dio a conocer es lo que ocurre en general. La diferencia simplemente está, en que Luis Olmedo no tuvo la “delicadeza” de tercerizar su academia privada.

Ante tan grave situación, ¿no sería el momento indicado para que las autoridades de la universidad reflexionen sobre esto, la comunidad educativa pueda debatir y surjan políticas que busquen una solución? Hasta el momento, la respuesta en declaraciones de Hugo Juri (Rector) dejan en claro que es más fácil hacerse el desentendido, recaer inquisitivamente sobre el nefasto profesor Luis Olmedo como si no fuera una lógica extendida por toda la universidad y lavarse de culpa sobre la responsabilidad del lucro que le corresponde a todas las autoridades.

Este escandaloso episodio demuestra la urgencia de que en la UNC exista una nueva política educativa. Los dolores que nos quedan son lxs impresentables que nos sobran.

Por Emiliano Pereira para Enfant Terrible.

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