Alquileres: endeudarse para, ¿vivir?

El último informe publicado por Inquilinos Agrupados pone el acento sobre uno de los contadores que atraviesan la realidad, el 62% de los hogares inquilinos están endeudados. Cabe preguntarse, ¿hacia dónde va la crisis de la vivienda?

Por Victoria Marconetto para Enfant Terrible

“Construimos ciudades para que la gente invierta en vez de para que viva.”
David Harvey

En la presentación de su último informe nacional, desde Inquilinos Agrupados expresan que el 62% de los hogares inquilinos están endeudados. A su vez, la resolución por la vía del mercado del problema de la vivienda, trajo aparejada una consecuencia: el inquilinato es una condición en acenso y compartida por el 31,1% de las personas en Argentina (CENSO 2022). Hay tantas personas como vidas distintas que comparten el momento de tener que garantizar el pago en un día determinado, de un techo y todo lo que existe alrededor.

El dato expresa una relación rota. La mayoría de los contratos que rigen actualmente se actualizan según el IPC, con una dinámica de incremento por la cual se duplica o triplica el valor con el cual el mismo inició. Del otro lado de un espejo distorsionado, los ingresos están en emergencia, el salario mínimo es inferior a la línea de indigencia y en lo que va del año, un millón de personas por mes cayeron en la pobreza (UCA).

Libre de endeudarte

Esta distancia se puede resolver de distintas formas. Entre ellas está la no renovación de los contratos, o bien aumentar los niveles de endeudamiento privado de las familias y en particular de las mujeres, ya que la mayoría se endeuda para pagar alquiler y alimentos (CEPAL). En ese camino, se profundiza un modelo en el que la ciudad y sus zonas céntricas expulsan a la mayoría de los hogares.

Una persona muere la terminal producto de las bajas temperaturas. En los últimos dos meses, seis más lo hicieron en incendios al intentar calefaccionar condiciones de emergencia habitacional. A pocas cuadras, decenas de edificios sostienen vacíos en la cuidad como reserva de valor o activo financiero. Sobre este problema volveremos después, porque este contador no termina acá.

Foto: Archivo ET (Juan Cristian Castro)

La desregularización plena introducida en el DNU del Gobierno Nacional tiene una premisa: “Las partes son libres e iguales”. Con ese argumento los contratos quedaron librados a la voluntad de quien pone las condiciones, si no, “libre de quedarte en la calle”. En este sentido, el mismo informe incorpora cómo se observa el acortamiento de los plazos de actualización o renovación del contrato, con incrementos cada tres o cuatro meses.

Al entender que el alquiler desde hace años ocupa una porción significativa en los ingresos para garantizar el pago en el futuro, con meses de endeudamiento corriendo atrás, plazos más cortos, incremento de precios en tarifas y alimentos encuentra dos posibilidades, derivan dos preguntas: más expulsión o nueva financiación de la deuda, ¿cómo pagan?, ¿hasta cuándo?

No son viviendas

El grupo inmobiliario PROACO promociona: “En el corazón de Nueva Córdoba y Güemes, en el distrito joven, nace POCITO Social Life, un mismo espacio para vivir, trabajar, comprar y disfrutar. UN LUGAR DONDE VIVIR EVOLUCIONA.”. En el mismo lugar y a pocas cuadras de Cuidad Universitaria, se encontraba el asentamiento “El Pocito”. Veintisiete años pasaron de su desalojo. La noticia más reciente sobre el emprendimiento fue producto de tener la responsabilidad en las últimas inundaciones, del hundimiento de un tramo de la avenida Vélez Sarsfield, a raíz de una falla estructural. Pero el caso sirve para ilustrar la experiencia común que atravesó la transformación del centro de la cuidad.

Años después, en Córdoba iba a generalizarse una política de traslado de barrios populares y asentamientos informales desde el centro a la periferia, en muchos casos a punta de pistola. Estos espacios fueron y son ocupados por proyectos inmobiliarios que lejos de responder a la demanda social, actúan como reserva de valor o reproductores de capitales económicos.

Foto: Cristina Sille (Télam)

Es difícil encontrar un grupo inmobiliario o sus fideicomisos más rentables en donde el capital no provenga de la agroindustria -como es el caso de Proaco- u otras actividades comerciales. De esta forma, ante coyunturas de inestabilidad económica, aseguran su capital o bien diversifican sus fuentes de acumulación, mientras ocupan la cuidad con proyectos que no responden a la demanda social desde el punto de vista de posibilidad de acceso, y elevan considerablemente el valor del suelo urbano, junto con los servicios para quienes viven en la zona.

Así llegamos a esta bomba de tiempo en la que, como introdujo Harvey, no son viviendas sino ladrillos que refugian valores. Un movimiento doble en donde el problema de la acumulación encuentra como espejo el endeudamiento privado de las personas para financiar la vivienda, en el centro o en la periferia, con o sin acceso a servicios.

El que quiera cloaca que se la pague

El titulo lo puso Diana Mondino. Con esa máxima introducían en campaña lo que iba a ser la política de Estado. Esta emergencia convive con el desmantelamiento a nivel nacional de los programas de Integración Socio Urbana de barrios populares, llevados adelante por Cooperativas de trabajo en todo el país y freno a la obra pública.

Si había un problema de cartelización en torno a la ejecución y muchas veces el Estado actuó como promotor o facilitador del sector privado, en este momento la política de vivienda y urbanismo que avanza se expresa en el presupuesto cordobés en la forma de un ajuste del 72% en relación al anterior (OTES), o la inexistencia de esta problemática en las Metas 2024-2027 presentadas por el Gobierno Provincial. Mientras tanto, multiplican los anuncios de crédito y “Boom de las Hipotecas” con el m2 en la construcción valuado $897.680,70, según el Colegio de Arquitectos de la misma ciudad.

El mercado liberado a sus deseos para la población inquilina trae consecuencias tan dramáticas como las que atraviesan el centro de la cuidad o los medios de comunicación a raíz de las bajas temperaturas. Las perspectivas de acceso a la vivienda son críticas en el corto y mediano plazo. Vale la pena insistir: la vivienda como mercancía o activo financiero no es una condición natural, es una política.

Foto de portada: Archivo ET (Juan Cristian Castro)

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