El porro palermitano de María Eugenia Vidal

Los dichos de la candidata a diputada María Eugenia Vida, sobre el consumo de marihuana en barrios populares diferenciado de un barrio privilegiado como Palermo, reavivó las discusiones sobre cómo plantear políticas públicas ante el consumo. Mientras que algunos sectores promueven la criminalización y profundizan estigmas, existen instituciones y organizaciones territoriales que construyen políticas desde la intersectorialidad y el protagonismo de quienes consumen, basado en perspectivas de derechos. En este marco hablamos con Eva Montenegro, psicóloga e integrante de Red Puentes en Córdoba.

Los dichos de la candidata a diputada de Juntos por la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, sobre el consumo de marihuana en los barrios populares Zavaleta y Ricciardelli, pusieron en evidencia, una vez más, la postura política de una casta que promueve la criminalización y la persecución sobre el consumo de sustancias en los sectores más vulnerables.

"Una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche con amigos (...) y otra cosa es vivir en la 21-24, en Zabaleta, en la 1-11-14, rodeado de narcos y que te ofrezcan un porro, sin oportunidades, sin ir a la escuela o habiéndola dejado".

María Eugenia Vidal en entrevista a Filo News.

Sobre estos dichos, la secretaria de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) Gabriela Torres, se expresó opinando que "hay definiciones clasistas que confunden", ya que "no es lo mismo abuso de sustancias que el consumo problemático". Además, "no hay consumo recreativo o problemático por zonas geográficas, eso es estigmatizar con frivolidad. El consumo problemático es una construcción. Parece como si algunos pueden tener recreación y otros solo problemas (...) después, si hay algo que tiene que ver con la calidad de vida de quien además vive en un barrio popular, hay que acompañarlo con políticas de alimentación, vivienda".

En este marco, existen instituciones y organizaciones comunitarias que trabajan desde los lineamientos expuestos por Torres y en articulación con SEDRONAR. Entre ellas se encuentra la Red Puentes, la cual aborda, de manera libre y gratuita, el tratamiento y la prevención específica e inespecífica de los consumos problemáticos de sustancias en niños, jóvenes y adultos de los sectores populares. La Red está conformada por Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) ubicadas en CABA, el Conurbano bonaerense, Santa Fe, Jujuy, Río Negro, Mendoza, Chaco y Córdoba.

Para profundizar acerca del trabajo que realizan, desde Enfant Terrible hablamos con Eva Montenegro, licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) e integrante de los equipos de acompañamiento en distintos barrios de Córdoba capital donde se encuentra la Red Casa Puentes.

-¿Cómo se conforma la Red Puentes en Córdoba?

-"La Red forma parte de una organización social y política llamada Nuestramérica (ex MP La Dignidad). Entre 2015 y 2016, empezamos a caminar el barrio San Vicente y ahí se abrió el primer dispositivo, La Casita de Fidel. Después estuvimos en Argüello, en barrio Solares, que actualmente funciona en las aldeas infantiles. Este año, por un trabajo previo de compañeras y compañeros en zonas muy desprotegidas como Villa Urquiza y La Favela, en el marco de empezar a ampliar la red y que pueda llegar a pibes de otros barrios, empezamos a funcionar en barrio San Ignacio".

La Casita de San Ignacio fue abierta de manera más reciente y se encuentra próxima a consolidar el convenio con SEDRONAR, así que actualmente "sostenemos tres dispositivos con recursos de dos" cuenta Eva. El trabajo en las casas está centrado en jóvenes a partir de un abordaje intersectorial, incluyendo a varios espacios barriales como organizaciones territoriales o instituciones. En este sentido, Eva comparte que el trabajo territorial es fundamental, por eso "caminamos el barrio, nos juntamos con referentes políticos del barrio, con las escuelas, las instituciones de salud, lo que sea necesario para hacer conocer este dispositivo".

Dicha articulación es central, ya que también existen "otras demandas más urgentes o temas que es importante tratar para poder acompañar".

"El trabajo, al ser integral, capaz educativo, capaz de salud o lo que sea necesario, no se puede hacer de otra forma que no sea en articulación con otras instituciones que estén en el territorio también".

Cuando le preguntamos a Eva sobre las posturas que toman en relación a su trabajo y los dichos de María Eugenia Vidal, expresó que: "Nosotres repudiamos esos dichos porque entendemos que son los pibes quienes encarnan esas estigmatizaciones".

Desde las perspectivas conservadoras como el caso de Vidal, la política que se plantea es la militarización de los barrios, tal como hemos visto durante su gestión como gobernadora. De este modo, se profundiza una problemática histórica como es la criminalización del joven consumidor de barrio vulnerable. Desde los abordajes propuestos por normativas como la Ley Nacional de Salud Mental (26.657), el policiamiento del consumo es visto como una limitación que debe ser superada: "Por ahí -les jóvenes- vienen con un montón de dolores y violencia, porque los hostiga la Policía y las instituciones, entonces el primer paso es demostrar que no trabajamos desde lógicas hegemónicas y destructivas" continúa relatando Eva.

Red Puentes en la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil (2021). Fuente: Red Puentes

"Los pibes son sujetos activos y políticos, por eso decimos que hay que escuchar sus trayectorias y experiencias, que eso sea un puntapié para que lleguen al Estado y las instituciones, que estén adentro".

Sobre estos principios, las políticas públicas toman otro giro, donde la participación, en este caso de les jóvenes, se vuelve fundamental para la planificación: "lo principal es poner la experiencia de los pibes en la disputa del Estado, porque los dirigentes no están en el territorio y esos estigmas perjudican el acceso concreto a los derechos. Hace unos años el pibe que consumía era totalmente estigmatizado, no conseguía laburo, no podía ir al colegio. Hoy en día, hace seis meses estamos gestionando el Programa Potenciar Acompañamiento (PPA), que toma a las personas que consumen como sujetos de derechos".

-¿Cómo trabajan les jóvenes en la Red esas visiones o perspectivas sobre el consumo?

-"Red Puentes es un espacio de encuentro de pibes, entonces se genera una identidad colectiva donde hablan sobre cómo los atraviesa el consumo, qué tipo de consumo (porque en todos los barrios es distinto), a qué situaciones los expone. La mayoría de los que llegan tienen problemas con la policía, por andar caminando fumándose un porro les cae la yuta (... ) también existe la problemática del robo debido a la situación económica terrible y no tienen plata para comer. Entonces eso también se labura, porque sino sufren una doble estigmatización".

La escucha y el acompañamiento en los espacios encuentro se vuelve fundamental, así como también implementar estrategias que permitan colectivizar las experiencias: "es importante generar dinámicas donde puedan compartir cómo los atraviesa y qué genera en su subjetividad, poder problematizar y poner en palabras. Después sale lo positivo, querer transmitir, ayudar, convidan sus experiencias a los pibes del barrio, traen un amigo o un primo, le cuentan a tal… transmiten lógicas del cuidado y que también hay dispositivos alternativos que abordan los consumos desde otra lógica, como ellos mismos lo hacen".

En esta visión de ampliar los abordajes, se implementan al dispositivo estrategias ligadas al oficio y lo recreativo y/o cultural: "Tenemos talleres de oficio como carpintería y herrería, y culturales o recreativos como educación física, teatro, música, murga, arte, yoga, danzas. También hay un micro emprendimiento más reciente de hamburguesas vegetarianas, en el marco del PPA".

Además, existen diferentes modos de abordaje en relación al género: "ahora está pasando que están pudiendo acercarse las pibas, cosa que antes no sucedía, estos espacios eran copados por varones, era lo más normal, lo más hegemónico, y no es así, las pibas también consumen". Eva cuenta que los estigmas no repercuten de igual modo en varones que en mujeres, siendo menos aceptable el consumo sobre estas últimas ya que cargan con estigmas asociados a los roles de cuidado como la maternidad: "son mucho más vulnerabilizadas porque tienen otras problemáticas de las que se hacen cargo. También se labura que son mujeres, que son madres, que son compañeras".

Estas trayectorias de trabajo evidencian la complejidad al momento de tratar estas problemáticas arraigadas a la particularidad de cada territorio. Sin dudas no se pueden plantear los mismos escenarios en barrios como Palermo, Puerto Madero y Recoleta en Ciudad de Buenos Aires, o Nueva Córdoba y Las Rosas en Córdoba, donde la policía no persigue al consumidor, ni las condiciones de vida son precarias gracias a los privilegios de clase. Pero esto no significa una cuestión inherente a estos sectores, donde sus propios representantes -como Vidal- limitan las prácticas políticas que hacen al día a día, e influyen en las condiciones concretas de vida de los distintos barrios más allá del consumo de sustancias en sí mismo.

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Imágenes cortesía de Tatiana Villa.

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