Por Débora Cerutti para Enfant Terrible
Caminar aumenta la resistencia a cansarnos: la lucha viene siendo larga. Caminar fortalece nuestro sistema inmune: nuestros pulmones, nuestro corazón, nuestras pieles lo agradecerán. Caminar fortalece nuestros músculos: no podemos quedarnos quietas mientras destruyen el territorio y arrasan con lo que nos es común.
La décimo quinta caminata por el agua, la tierra y la vida que se realizará el día de mañana en la localidad de Cosquín. Una movilización organizada por asambleas socioambientales, grupos vecinales, brigadas, comunidades indígenas, artistas, centros culturales y organizaciones no gubernamentales del valle de Punilla y otras regiones da de Córdoba. Allí también estarán presentes miembros de organizaciones y asambleas del valle de Traslasierra, Paravachasca, Córdoba Capital, y también de otras provincias. La Caminata viene a unificar luchas.
La misma se realiza en un momento de extrema crisis hídrica, donde la escasez de agua se ha profundizado a niveles nunca antes vistos “los diques están semivacíos y/o contaminados, día a día se conocen más casos de arroyos y vertientes que se secan, en medio de muy altas temperaturas”, afirman en la convocatoria a la Caminata.
Año a año, lxs vecinxs salen a caminar colectivamente sosteniendo carteles con consignas claras. Pero este año no es una caminata más: el avance de la mega obra de la Autovía de Punilla se está produciendo pese al resultado de la Audiencia Pública que dictaminó un 90% de rechazo a la obra y al estudio de impacto ambiental. Esto sumado a la represión, encarcelamiento y judicialización de vecinxs que se manifestaron en diversas instancias de la obra.
Vale también nombrar el silencio de parte del poder judicial que no resolvió el recurso de amparo presentado en el año 2017 para frenar la autovía, negándose a dictaminar una medida cautelar. De manera similar, esto ocurre en el Valle de Paravachasca, donde también se está avanzando de manera ilegal con el trazado de la autovía sobre la cuenca del río Anisacate, reprimiendo y judicializando a quienes protestan. En un contexto de festivales y turismo en Cosquín, es fundamental visibilizar estas problemáticas.
Detonaciones, autos pasando a grandes velocidades por las calles de su barrio, acostumbradas a ver a niñxs jugar. La dificultad para acceder al río también se siente: una ribera poblada de máquinas, sedimentaciones removidas y la desidia de muchxs ante la magnitud de la megaobra.
“Este es el inicio de una afectación que entendemos va a ser inmensa, cuando termine de instalarse este proyecto. No presenta hasta ahora ninguna proyección de cuidado del entorno, de utilización del agua, de elaboración de estrategias para luego absorber todos los residuos que va a generar. Pareciera que hoy el único interés que presentan estos proyectos es el dinero y el desarrollo de empresas que tienden a traer un progreso que lo único que hace es contaminar y perjudicar el medio ambiente”, manifestó un vecino de la localidad de Molinari, que ya está siendo afectado por la Autovía de Punilla.
El testimonio del pueblo de Molinari no es el único: se multiplican a medida que una transita por el Valle de Punilla. En relación a la relevancia de esta Caminata, Diego Aranda de la Asamblea de Paravachasca afirmó: “Es fundamental caminar en los procesos de articulación y de lucha de las resistencias, creemos que no solamente son instancias de encuentros colectivos sino reflexiones políticas sobre las cuales debemos poder mirar y profundizar lo que está pasando en los territorios”.
Eugenia, de la Asamblea Socioambiental San Roque Despierta, parte del colectivo de las Asambleas de Punilla, manifestó que ella participa de las caminatas desde el año 2017 y que cada vez que la realizan, distintas personas van tomando la posta, dando cuenta de los distintos procesos de lucha que van sucediendo: “En este momento lo que viene marcando la lucha en el valle viene a ser la autovía pero a su vez, como es una caminata en relación a un proceso de lucha también va gestando lazos con otras organizaciones, con otras partes de la provincia y también del país”.
Algo es común y se viene profundizando: la denuncia a una lógica capitalista, extractivista, colonial y patriarcal: “Las luchas no surgen de la nada. No es que sólo arrasan con un determinado territorio sino que es una lógica que nos está arrasando”, manifiesta Eugenia.
“Nos parece importante caminar este territorio como lo vienen haciendo nuestras ancestras y ancestros milenariamente, los antiguos los han recorrido siempre en defensa de la historia, de la ancestralidad, de los sitios sagrados. En los últimos años, como pueblo camiare, como pueblo comechingón venimos atravesando un hermoso proceso de reorganización y es por eso que no podemos dejar de estar en esta caminata y de vincularnos con otros sectores que viene defendiendo lo mismo que vienen defendiendo nuestros ancestros antiguamente. Que es el agua, la vida, el territorio”. Pablo Reyna, comunidad Camiare Timoteo Reyna.
Pablo Reyna pertenece a la comunidad Camiare Timoteo Reyna, cuyo origen está en Tai Pichin conocido como San Marcos Sierra. Para él, caminar el territorio es importante para defender la historia, la ancestralidad y los sitios sagrados: “Caminar como lo vienen haciendo nuestras ancestras y ancestros. Milenariamente los antiguos los han recorrido. En los últimos años, como pueblo kamiare, como pueblo comechingón venimos atravesando un hermoso proceso de reorganización y es por eso que no podemos dejar de estar en esta caminata y de vincularnos con otros sectores que viene defendiendo lo mismo que vienen defendiendo nuestros ancestros antiguamente”, dice.
Marca con especial relevancia cómo el colonialismo viene acentuándose e influyendo en nuestros cuerpos: “Como pueblos indígenas sabemos muy bien como funciona esta historia, de violencias, de saqueos. En la actualidad estamos viviendo un proceso de neocolonialismo que es muy grave, que no distingue colores políticos y corremos el riesgo de que nuestros territorio ancestral, donde están enterrados nuestros muertos, nuestras muertas, donde hay medicina, donde hay piedras con poder, donde hay pircas, conanas, sitios sagrados, sean destruidos nuevamente. Por eso caminamos este 28 junto a otros sectores”.
Silvia es parte de Vecinxs Unidxs en Defensa de un Ambiente Sano (V.U.D.A.S.); vive en San Antonio y desde hace más de década lucha contra la planta de Porta, para que se vaya de su barrio y se haga cargo de la contaminación y daños a la salud que está provocando en lxs vecinxs que allí habitan:
Silvia marca continuidades: “Porta en un barrio, una cementera en algún lugar de la sierra como Tejamax, como las plantas de bioetanol en Traslasierra, como esto de quitarle tierras a las comunidades indígenas, de no conservas los conocimientos y las tierras ancestrales, no hacer caso a los conocedores del lugar, de la tierra, el no hacer caso a un vecino de san antonio cuando le está diciendo “miren, esta empresa nos pone en peligro, los chicos se están enfermando, nos estamos enfermando”. Los conocedores que habitan cerca del río, avisar que se están secando. Haber llegado hasta dónde, con el dique San Roque, en el estado que está. La mitad de Córdoba toma agua de ese dique y está todo contaminado. Por eso es tan importante la caminata hoy, más que nunca”.
“Por todo esto estamos marchando, reclamando que se escuchen estas voces que están llamando a tomar conciencia, marcando el peligro que hay y declarando que hay alternativas posibles. Que otro modelo de producción de participación ciudadana es posible. Por eso marchamos”. Adriana, Asamblea Ambiental de Cosquín.
Una mirada integral de las necesidades de los territorios, y de lxs pobladores, es la primer respuesta ante el avance desmedido de cemento y el desmonte. Desde el gobierno de Schiaretti, hablan de más carreteras, más conectividad, sin tener en cuenta lo que se está poniendo en peligro: “No estamos diciendo hay que volver a épocas primitivas, lo que sabemos es que hay que superar esto. Nuestra sustentabilidad básica y el atractivo turístico y las características de estas poblaciones serranas están en peligro”, afirma Adriana.
Entre tantas propuesta alternativas, se desde las asambleas proponen que se apunte a reciclar las dos vías de comunicación ta existentes en el valle de Punilla, la Ruta 38 y el tren que recorre el territorio en su longitud: “pueden mejorarse, modernizarse, hacerse más seguras, más prácticas, estudiar las cuestiones del tránsito, ver qué alternativas ingeniosas hay para estos días turísticos, de festival y de calor donde viene tanta gente. Y analizar todo esto de una forma ingeniosa, diversa, sustentable, integral”, propone.
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