
Defensa del Consumidor recuperó más de mil millones a favor de los consumidores
Durante el año, la Dirección logró más de 1.265 acuerdos conciliatorios, beneficiando a más de 1.520 consumidores.
Con la profundizada crisis climática y la contaminación en todos los sentidos, la basura es un asunto central. La acumulación, gestión y acumulación de residuos tiene incluso una estrecha relación con los incendios intencionales, como quedó expuesto el año pasado en el incendio de Huerta Grande, Punilla. Un fuego iniciado en el basural a cielo abierto de la localidad que se expandió hasta arrasar 3.700 hectáreas.
Pero no todo es la destrucción y la contaminación. De la gestión de residuos también se generan identidades políticas y cooperativas de trabajo integradas por carreros, recicladores, cartoneros que como “trabajadores del ambiente” y organizaciones gremiales impulsan sus propias propuestas de tratamientos como la Ley de Envases, responsabilizando a las empresas y los denominadas Grandes Generadores por la generación de los desechos sin cuidado alguno.
En la ciudad Córdoba, por tratarse de una de las ciudades más grandes de Argentina, a pesar de los esfuerzos por mantener una ciudad limpia, la acumulación constante de basura termina por rebalsar los contenedores fétidos que esperan por sus recolectores, o simplemente se funde con el piso de las calles, tiñendo el paisaje urbano, desperdigada.
La basura tiene su propia cartografía, tiene rutas, se acumula en ciertos espacios más que en otros, y existe un punto de llegada: la zona sur de la ciudad. Como siguiendo huellas de las problemáticas ambientales, tanto las marcas de las fumigaciones en barrio Ituzaingó, así como la gran empresa de etanol Porta Hnos., y un kilómetro más hacia el oeste con la zona crítica en Villa El Libertador por las aguas residuales, vamos más hacia el sur.
A tres kilómetros de la ciudad siguiendo por Av. Vélez Sarsfield, ya en la Ruta Nacional 36 se encuentran los últimos barrios de la denominada "periferia". Hacia la derecha se puede avistar una gran montaña que parece ser de tierra seca. Camiones y topadores realizan actividades encima de ese montículo, recorriendo caminos internos como si fueran calles. Es el vertedero de residuos de “Piedras Blancas”, el basural de Córdoba catalogado oficialmente como Centro de Enterramiento.
La dimensión del predio es enorme, tiene 66 hectáreas y recibe 66 mil toneladas de residuos mensuales a través de los servicios de las empresas URBACOR (zona norte), LAM (zona centro) y LUSA en zona sur. El intenso olor que emana se expande por fuera de los alambrados que tampoco logran contener la totalidad de la basura dispersa por el viento sobre los campos pelados, el aniquilado monte nativo, aunque un pedazo pequeño de monte aún se preserva entre la planicie y la montaña. A pesar de pequeño, hay animales como aguiluchos y teros que se posan en los solitarios algarrobos, desde donde miran los residuos y emprenden vuelo para buscarse el alimento en ese mar de sorpresas, ¿Sin monte, sin presas y con kilómetros de olores y formas, qué más queda?
Aunque en general existe la idea de los basurales a cielo abierto como zonas inhóspitas, de “Piedras Blancas” y su radio de tierra contaminada a las zonas urbanizadas no hay tanta distancia, sobre todo por el incremento de los barrios tanto cerrados (privados), como de asentamientos cuyas familias acentúan la urbanización. Por ejemplo, a dos kilómetros hacia el este está el barrio Pueblos Unidos, a tres kilómetros del centro de enterramiento se encuentra la Universidad Católica junto al barrio Universitario de Horizonte. Tres kilómetros más hacia el sur se encuentra la cárcel Reverendo Francisco Luchesse (mal llamada "Cárcel de Bouwer") que, por las condiciones de hacinamiento en que viven las personas, debido a la elevada población carcelaria, básicamente cuenta como un distrito más.
A no mayor distancia, unos 3 kilómetros, se encuentra el gigantesco barrio Villa El Libertador, cuyos límites se han difuminado con los barrios que instalaron alrededor: Santa Isabel, Cabildo, Comercial y Valle Cercano. Claudia Casas es vecina del barrio desde hace 45 años, integrante de distintas organizaciones territoriales de la zona, desde la asamblea Cloacas Ya para Villa El Libertador, la organización Cosas de Mujeres y en lucha por el Hospital Príncipe de Asturias (rebautizado popularmente como “El Libertador San Martín”).
Claudia remarca que antes no existía la separación como se promueve hoy en día, “aunque tampoco hay una cultura de la separación de residuos”. “Nosotros tenemos muy claro que se está reciclando, pero es sólo un 10% de la basura que sale de los comercios, de los boliches bailables, de las casas de comida” comenta Casas, aunque sí destacó iniciativas del reciclado como los anteojos creados con tapas de gaseosa realizados por la empresa estatal Córdoba Obras y Servicios.
Pero más allá de las iniciativas del presente, con la tendencia del recicle y la economía circular, durante estos años “fueron los años del no-recicle” expresó la vecina:
Piedras Blancas fue inaugurado en 2010, entonces de manera "provisoria", pero su permanencia extendida a lo largo de estos años ha generado impactos ambientales y sanitarios en la zona, cuenta Claudia: “Hubo tiempos en que Villa Libertador era zona había aljibes, cavabas 40 metros y encontrabas agua totalmente limpia. En la casa de mis abuelos había y muchos vecinos tenían el aljibe real que iba hasta las napas. Tenías continuamente agua limpia. Eso no podría existir hoy, porque las napas están llenas de materia fecal y basura, están totalmente contaminadas. A mayor cantidad de vecinos, mayores kilos de basura por hogar, pensando en realmente cuántos hacen una separación”.
La contaminación de las napas freáticas tiene que ver con el proceso de lixiviación, que puede observarse a pequeña escala en el propio basurero doméstico cuando no se retira la bolsa durante mucho tiempo y el líquido de la basura se acumula en el fondo del tacho. En un basural pasa lo mismo, sólo que a niveles colosales. Pero la contaminación no sólo para por el suelo, sino también por el aire, ya sea por los químicos que los basurales a cielo abierto generan y empeoran con el calor, sino también por las lluvias que se juntan con los residuos y luego se evaporan:
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Según anuncios recientes y por iniciativa de la Corporación Intercomunal para la Gestión Sustentable de los Residuos Sólidos Urbanos del Área Metropolitana de Córdoba (Cormecor S.A.) que está a cargo del predio, Piedras Blancas continuará siendo basural por los próximos 10 años. El año pasado fueron expropiadas 43 hectáreas por la Municipalidad de Córdoba, dos terrenos contiguos que ampliarían la capacidad de almacenamiento del basural y de otros 27 municipios del Gran Córdoba y de la Región Metropolitana.
Cuando Claudia explica que la zona sur es de basurales, la historia la acompaña. En los años 80's se instaló un basural frente a la Comuna de Bouwer (hoy Municipalidad), sin ningún tipo de medición de impacto ambiental, a sólo 5 kilómetros del actual basural de Piedras Blancas. Luego de varios años de lucha impulsada por el colectivo "Bouwer Sin Basura" conformado en su mayoría por mujeres, el centro se terminó trasladando al actual basural, cumpliéndose 10 años de su cierre en 2020.
Pero luego del traslado, Bouwer continuó siendo utilizada como "patio trasero" de la ciudad, instalándose los depósitos de motos y autos judicializados al costado de la cárcel. Además, como la remediación nunca se hizo, quedaron toneladas de basura, un museo de desechos, bolsas, aceites, maquinaria, combustibles usados, incluso bidones de glifosato, ya que además, Bouwer es una zona fumigada por agrotóxicos.
A los desastres ambientales hay que sumarle el histórico desastre de Taym del grupo empresarial Roggio S.A., con el colapso de la planta de tratamiento de residuos peligrosos que produjo el derrame de material altamente tóxico por el canal Los Molinos hasta la planta potabilizadora de la empresa Aguas Cordobesas.
El enterramiento comenzó a funcionar luego de que el pueblo se fundara, que crecieran allí niñeces, que hubiera una escuela y una plaza, pero los olores ya habían sido naturalizados por la gente del lugar. Esto explica la docente Daniela Arce, quien vivió mucho tiempo en la Comuna y luchó para que se erradicara el basural, y explicó que “hasta el día de hoy se siguen escapando bolsas, hay kilómetros desparramados o colgando de los alambrados de los campos de soja”.
Es que en Bouwer funcionaron piletones de tamaño olímpico, ocho fosas subterráneas que tenían capas de basura y tierra con membranas de protección, sin embargo, a partir de la novena fosa comenzó a ser por encima del suelo y subir en altura, creando una montaña gigante que llegó a tener 40 metros de altura y 900 por 400 metros de diámetro.
En realidad Daniela era nueva en el lugar, se había mudado a Bouwer en 2001. Le llamaba la atención el olor fétido y esa montaña, así que comenzaron a organizarse junto a más vecines para averiguar qué estaba sucediendo, encontrando que la regulación del basural era inexistente. “Renault desechaba ahí sus aceites, Chile también nos tiraba basura, se consideraba el lugar más contaminado de Argentina” explicó Daniela.
Una anécdota que recuerda Arce y marca un antes y después en la comuna, fue cuando bloquearon la entrada de camiones al momento en que la Ciudad de Buenos Aires, entonces gobernada por Mauricio Macri, iba a desechar pilas en donde funcionaba la planta de Taym: “Así como llegaron los camiones tuvieron que pegar la vuelta, fue la primera vez que hicimos ruido, le devolvimos las pilas a Macri”.
Con las reuniones y las acciones directas para bloquear el paso, también vinieron los estudios, y con ellos la preocupación por darse cuenta que estaban respirando partículas cancerígenas, hilándose la lista de enfermedades y casos de abortos espontáneos: “En 2001 nació mi hijo y en la misma cuadra donde yo vivo hubo tres abortos espontáneos de chicas jóvenes, y un bebé que murió de chico. En tres cuadras, es un montón, teníamos el doble de mortalidad infantil que la media de Córdoba”. Daniela destacó la participación de FUNAM y el biólogo cordobés Raúl Montenegro.
Ese espanto y alerta por la gravedad de la situación comenzó a unir a las personas en Bouwer, algo que nunca había sucedido antes, ya que mantenía una dinámica pueblerina particular según Daniela. Comenzaron a realizar presentaciones de notas, intervenciones artísticas, recorrida por lugares como el Concejo Deliberante, incluso ante el INADI denunciando la “discriminación ambiental”.
Luego de distintas presiones, y de lograr que se firme una Ordenanza para que no pudiera ingresar más basura al predio, obligando a la Municipalidad a buscar un nuevo centro, el 1 de abril de 2010 un candado cerró las puertas del “basural de Bouwer”. Aunque ese candado significó una victoria para el pueblo de Bouwer, la zona sur continúa siendo el basural de la ciudad y las manchas de contaminación se extienden cada vez más.
A su vez, luchas como Bouwer también tuvieron en localidades como Villa Parque Santa Ana, donde también resistieron un megabasural instalado por la empresa Cormecor y el entonces intendente de Córdoba, Ramón Mestre, para "tratar" basura proveniente de 13 municipios, 20 kilómetros hacia el sur de la ciudad de Córdoba. Siempre al sur.
En general las experiencias dejan aprendizajes si se logra procesarlas, como marcas en la memoria que se vuelven parte del cuerpo de recuerdos, de significaciones y formas de entender la realidad. En el caso de Daniela, esa memoria no sólo sirve para recordar y poder hablar más de una hora seguida sobre el tema con lujo de detalles que se pierden en una nota, hay otras formas de transmitir la memoria.
Después de haber luchado, aprendido y compartido con otras experiencias la lucha en Bouwer, Daniela continuó trabajando por concientizar sobre la importancia de la gestión de la basura a través del arte, creando el proyecto Bouwer Cultura, junto a docentes de la Universidad Provincial de Córdoba (UPC), un proyecto comunitario que se perfila desde la gestión cultural, el arte y la sostenibilidad en la localidad.
Fuentes de consulta: Bouwer Sin Basura - Santa María Sin Basura
Por el año 2010, las protestas de los vecinos de Bouwer lograron que se cerrara el enterramiento de Potrero del Estado, que había receptado la basura de Capital por 30 años, y que produjo fuerte consecuencias en la salud de sus pobladores. Hasta el día de hoy, la Municipalidad de Córdoba no ha llevado adelante saneamiento alguno del sitio (https://www.laizquierdadiario.com/El-basural-de-Piedras-Blancas-esta-al-limite-de-su-capacidad).
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