Viaje al centro del Ramos Mejía
Camino tres cuadras hasta la parada del colectivo. Veo largas colas en los locales. Filas de personas que esperan por comprar provisiones, algo para comer, y los que tienen el mango justo. La distancia de no mirarse a los ojos, de no saber quién es nuestro vecino hoy se hizo cuerpo y ya no nos podemos ni acercar. Los abrazos son cosa del pasado, dos metros nos separan. En este futuro distópico las pantallas de noticieros anuncian varias veces al día cual sorteo del loto, un número de recuperados, un número de enfermos, un número de muertos, un número.