A diferencia de cuando era un simple panelista con aires de grandeza en los canales de la TV Argentina, ahora cada vez que habla, Javier Milei genera incertidumbre y temor en millones de argentinos. El inminente Presidente de la Nación se ha expedido en varios temas y -fiel a sus propuestas de campaña- limita todo a dos palabras: privatizar y liberar.

En este sentido, al igual que cuando afirmó que derogará la Ley de Alquileres, sembrando pánico aún en muchos de sus votantes, por miedo a quedar en la calle debido a la suba indiscriminada y dolarización de los alquileres que esto supondría, sucedió lo mismo cuando expresó que libererá todos los precios de la economía. Acto seguido, los fabricantes de canasta básica les enviaron a las grandes cadenas de supermercados listados con aumentos de precios de hasta el 50%.

¿Adiós a la Secretaría de Comercio?

Hasta la actualidad, con aciertos y desaciertos, la Secretaría de Comercio, encabezada por Matías Raúl Tombolini, pacta con las grandes empresas y dueños de supermercados el Programa Precios Justos, planificación que quedará extinta apenas asuma Milei a la Presidencia, ya que la propia dependencia es probable que sea vaciada.

Empresarios del sector de la industria alimenticia, limpieza, medicamentos, combustibles y más, están a la espera de la liberación total de precios que pregona el ultraliberal. Si efectivamente sucede, se dispararán los valores de todos los productos, generando mayor inflación, aumento del dólar, devaluación del peso y una notable pérdida del poder adquisitivo de la clase trabajadora, lo que redundará en aumento de la pobreza y la indigencia.

Durante estos días, la Secretaría estuvo recibiendo a representantes de las empresas formadoras de precios (como Carrefour, Cencosud, Coto) para intentar frenar las notables subas desatadas tras los dichos del referente de La Libertad Avanza.

Por su parte, la Cámara Argentina de Supermercados y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios publicaron ayer un comunicado en donde instan a los supermercados a respetar las pautas fijadas por el Gobierno y a actuar con prudencia:

“Considerando la situación actual en la que se registran fuertes aumentos de precios, destacamos la necesidad de proceder con extrema prudencia. No podemos perder de vista que, en definitiva, los perjudicados por los aumentos excesivos de precios son los consumidores, la gente que debe enfrentar esta situación con bajísimos niveles de ingresos”, expusieron al principio.

“Los supermercadistas, que no somos los formadores de precios, dependemos total y exclusivamente de los precios que fijan nuestros proveedores. Por eso es que los instamos a respetar las pautas fijadas por el Gobierno Nacional, en aquellos casos en que sean alcanzados y a proceder con suma prudencia si no lo están”, concluyeron.

Hasta el momento, desde el Gobierno Nacional señalan que se siguen cumpliendo los acuerdos pautados y solo se registran leves subas en algunos productos, pautadas con las empresas, pero sólo de manera verbal; estas ocilan entre el 5% para fin de mes y 8%. Sin embargo, esta suerte podría cambiar según lo decidan los propios empresarios que ya no ven la obligación de cumplir con las pautas del gobierno que vencen ni bien finalice noviembre. El desabastecimiento es otro de los problemas que pueden existir, ya que no sería la primera vez que se guarden los productos hasta bien no se liberen los precios y venzan los tratados con el Estado.

Según expresó el economista y docente Horacio Rovelli a Enfant Terrible, los empresarios “venden los productos a precios internacionales. Venden un aceite de girasol al mismo precio que en Europa”. Asimismo, Rovelli señaló: “La Argentina está mucho más internacionalizada de lo que creemos y está claro que los únicos que se benefician son los dueños de Molinos Río de la Plata, Arcor, Shell, Frigoríco rioplatense, etc”, expresó el profesor de la UBA.

Los vivos de siempre

Los oligopolios que concentran el mercado de los productos alimenticios se encargaron de materializar cómo es la “liberación” de precios. Mastellone (dueña de marcas como Yogurísimo, CasanCrem, Vidacol, Cindor, Dannette, Serenito, etc) advirtió que subirá un 50% los preciso de su productos, al igual que Colgate. Unilever (Babydove, Axe, Ala, etc) prevé aumentos de un 40%. La cordobesa Arcor realizó listas con aumentos hasta de un 35%, al igual que Procter and Gamble (Pampers, Ariel, Tide, etc), Mondelez (Tang, Clight, Milka) y Coca Cola.

A su vez, la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), que representa a 35 cámaras sectoriales de más de 14.500 empresas también espera la liberación y es presidida por el también titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, uno de los hombres más ricos del país, quien felicitó hace días al Presidente electo y advirtió: “nuestro país acarrea hace muchos años problemas estructurales que requieren de un accionar inmediato”.

En Argentina, según el Centro de Economía Política, seis grandes cadenas de supermercados e hipermercados, de origen nacional e internacional, concentran el 80% de las ventas en el país: Carrefour (Francia), Cencosud (Chile) —dueña de las tiendas Disco, Jumbo y Vea—, Coto (Argentina), Walmart (Argentina, adquirida en 2020 por el empresario y exdiputado Francisco De Narváez) —que incluye la cadena Chango Más—, La Anónima (Argentina) y Día (España).

¿Cuáles será el “accionar inmediato” exigido por Funes de Rioja? ¿Los empresarios están intentando compensar los márgenes de ganancias que “resignaron” por los pactos con el Estado? ¿Qué podemos esperar de la política de precios liberados de Milei más que aumentos indiscriminados y el encarecimiento brutal de una vida que ya cuesta lágrimas?