Pablo Garello: “Hay una nueva juventud peronista buscando una identidad nacional”

Dialogamos con Pablo Garello, integrante de la tribuna ideológica peronista "Rosca y Tinto", quien afirma que es fundamental volver hablar de liberación nacional "para generar sentido de pertenencia, amor al país y pensar políticas públicas soberanistas".

Enfant Terrible dialogó con Pablo Garello, joven comunicador social santafecino, militante justicialista e integrante de la tribuna ideológica Rosca y Tinto junto a Juan Cruz Román, espacio que -a su entender- "busca dar la batalla cultural en el sentido de inculcar pensamiento nacional y de fomentar la identidad nacional, principalmente en la militancia justicialista, pero también en el pueblo en general".

A continuación, compartimos la entrevista realizada.

ET: ¿A qué factores adjudicas la derrota del peronismo? ¿Es sólo una una derrota electoral o una derrota de todo un movimiento político?

PG: Creo que son muchos factores, un montón de elementos donde falla no solo el peronismo sino también el sistema político en su conjunto. Hace diez años que Argentina es un declive económico donde la pobreza aumenta, la desigualdad aumenta, un país rico con todos los recursos que tiene y además, recursos estratégicos que en esta transición geopolítica, no poderlos aprovechar y tener un sesenta por ciento de pobres, es realmente inadmisible en un país que es el octavo más grande del planeta.

ET: ¿Y con respecto al peronismo?

PG: En primer lugar creo que no se generó es un proyecto, el movimiento nacional no tiene un proyecto de país integrado, al menos como lo supo tener el primer Perón. Creo que no supimos generar un proyecto integral para la nación, sino que siempre se pensó un poco más desde Buenos Aires, el conurbano y demás. 

En segundo lugar, me parece que tampoco pudimos interpelar, porque quizás electoralmente podés no tener un proyecto (como viene ocurriendo hace mucho) pero al mismo tiempo ganar, pero bueno, no supimos interpelar a la gente en las demandas actuales. Generamos una política sumamente identitaria donde yo creo que que el peronismo o el kirchnerismo le empezó a exigir a la gente que sea como nosotros somos, o como nosotros pensamos, porque sino no los íbamos a poder representar.

Entonces, tenían que ser el pañuelo verde, tenían que ser garantistas, tenían que estar a favor de todos los derechos humanos, que son banderas muy propias, pero que al mismo tiempo, en cierto sentido, hay gran parte del pueblo en donde no es que no comulga con eso, sino que lisa y llanamente tiene otras prioridades, como puede ser el alimento, como puede ser la seguridad, como puede ser eh vivir en una comunidad más ordenada en términos de menos violencia y demás. Entonces digo, primero la cuestión proyectual no existe. En segundo lugar, no sabemos atender las demandas que la gente nos está exigiendo. 

Por ejemplo, no le hablamos en ningún momento al grupo grande de trabajadores informales. No tener política para ese sector que representa el cincuenta por ciento de los trabajadores, cuando nosotros decimos que nuestra columna vertebral son los trabajadores. Y después me parece que sí hubo un cierto aburguesamiento de la élite dirigente, expresado muy bien por el fenómeno Insaurralde. Creo que viene siendo sistemático la falta de compromiso real para con la gente. En última instancia yo creo que el discurso de Milei de “la casta” pega mucho porque existía, existe, y también la tenemos dentro del movimiento.

Ni hablar de lo que tiene que ver con la gestión. Falta de conducción política, falta de resolución de los grandes problemas de la Argentina, mala comunicación. Digo, un combo de cosas que fueron letales.

ET: En ese sentido, ¿cuál crees que es el rol de las juventudes del movimiento nacional y popular frente a este derrotero?

PG: Tenemos un rol fundamental. Lo que ocurrió durante muchos años fue que creíamos que la conducción era infalible. Hubo una generación protagonista que ahora ya no son tan jóvenes, pero que lamentablemente abandonó y abandonamos los más chicos también, la formación. Porque como había un rumbo claro de parte del kirchnerismo, una línea nacional popular que generaba esperanza, que prometía grandes luchas, no nos preocupamos en rascar mucho en la identidad del movimiento. Formarnos políticamente. Preguntarnos hacia dónde íbamos. Porque creíamos que el camino era correcto y yo creo que en parte lo era, el tema es cuando la conducción empezó a fallar. 

Si analizamos, bueno, desde el 2015 que el candidato fue un tipo que no pertenecía al riñón del kirchnerismo y que incluso hoy es funcionario de Milei y después Alberto, después Massa, se empieza a generar una cantidad de fallas de distintas cuestiones en relación a la dirigencia. En ese sentido, una de las más grandes yo creo también tiene que ver con el sectarismo y a partir de ahí comienzan las preguntas.

ET: ¿Entonces vos crees que hay una lectura común de cierto sector juvenil del campo nacional y popular que es crítica de la dirigencia? ¿Qué se hace con esa visión compartida?

PG: Claro, nosotros lo vemos mucho en nuestro sitio (Rosca y Tinto) a partir del crecimiento que tiene el sitio y además la pregunta de un montón de compañeros a lo largo y ancho del país, consultando por cursos de formación, por aprendizaje, por lectura de libros. Hay una búsqueda en una juventud que no vivió tanto el kirchnerismo. Hay una búsqueda en esa juventud que hoy tiene veintidós, veintitrés, veinticinco años y hasta treinta. Una búsqueda de preguntarse ¿Y qué es el peronismo?. ¿El peronismo está representado por el ciclo que pasó del 2019-2023? ¿Es eso digamos? ¿Terminando con Sergio Massa como candidato por ejemplo? ¿O el peronismo es otra cosa?

Hay toda una búsqueda de identidad. Lo que detectamos es que hay una gran parte de la juventud que por ahí adhiere a ideas liberales, porque el liberalismo supo interpelar a un sector joven, a las primeras generaciones que llegan, diecisiete, dieciocho años. Que igualmente creo que le hizo bien a la política todo este proceso, porque son pibes en su mayoría que están politizados.

Después bueno, lo que tiene que ver con nuestro lado, con los que están más comulgados con nuestras ideas, me parece que hay una búsqueda de certeza y lo que detectamos es que es también una búsqueda de identidad nacional, lo que te genera un anclaje y un eje, unas raíces necesarias para historizar, por ejemplo, para generar sentido de pertenencia, amor al país, generar y pensar políticas públicas que sean soberanistas en un mundo en que que se disputan, por ejemplo, los recursos naturales.

Entonces, me parece que viene acá la cuestión de la juventud, de las preguntas, la búsqueda de certeza con una reivindicación de lo nacional que estaba socavado quizás por una ideología un poco más progresista y moderna, con una agenda más de otro tipo y no de la de lo que tiene que ver a la grandeza nacional, a la historia del país, a las grandes causas como la liberación nacional, lo que quedó totalmente socavado. Me parece que hay una generación que, a partir de una de identidad y de raíces se está haciendo preguntas en este sentido, está volviendo a aparecer la cuestión del sentir nacional. Yo eso lo detecto y la verdad que realmente me pone contento, justamente trabajamos para que eso siga.

ET: Vos decís que hay una creciente juventud buscando una identidad, buscando formarse. ¿Qué rol ocupa la doctrina peronista en este sentido? ¿Qué pensás de aquellos que dicen que “debe ser actualizada’”? ¿Es necesario hacer una reinterpretación de la misma?

PG: Perón toma la idea de doctrina de las doctrinas militares. Hay que conocer nomás un poco la formación del general Perón y en realidad, lo que él plantea es que la doctrina son criterios generales y grandes lineamientos en torno a valores, a fomentar por ejemplo una unidad de concepción y una unidad de acción. La doctrina busca básicamente eso. Y grandes lineamientos, acciones, grandes valores que son inmutables en el tiempo.

Cuando Perón dice que la democracia no tiene nada que ver con círculos facciosos, eso existió en 1950 y va a seguir existiendo. O cuando Perón habla de las veinte verdades, donde dice que hay una sola clase de hombre y son los que trabajan, para nosotros continúa siendo así. Eso no cambió a pesar de que cambien los tiempos. Los que plantean que hay una readecuación de la doctrina, es porque realmente no saben a qué apunta la doctrina. La doctrina no es algo fijo ni inmutable. Son valores inmutables, pero que van a estar siempre a lo largo del tiempo y Perón no es que dejó especificaciones técnicas para cómo actuar, por ejemplo, en un mundo donde existen cincuenta por ciento de monotributistas dentro de los trabajadores. Obviamente porque Perón no lo vivió. Pero sí dejó no ser sectario, que la patria esté por delante de la agrupación o del individuo. Digo, son grandes principios generales que están resumidos en las veinte verdades y que no tienen que ver con cada tiempo histórico, sino que son inmutables para el sentir del pensamiento.

Yo critico por ahí esta idea de decir bueno, hay que actualizar y demás. Lo que hay que actualizar es la forma de ver la realidad y de entender la realidad. Es decir, cuando nosotros hablamos de que hay que volver a la doctrina, no estamos diciendo que hay que hablarle a un trabajador industrial de los años cincuenta. En realidad buscamos lo que decimos ‘eh muchachos, hay que volver a los grandes valores que hicieron grande al peronismo’.

ET: Volviendo un poco atrás pero tomando esto último, ¿qué importancia tiene hoy volver a hablar de Liberación Nacional o de Soberanía Nacional? ¿Qué importancia tiene en este actual contexto geopolítico?

PG: Es fundamental. El imperialismo te arrebata los conceptos que a vos te sirven para explicar la realidad. Lo de Liberación Nacional fue algo que se habló muchísimo durante la década del sesenta, el setenta. Fue esa generación que desaparecieron la última que habló de Liberación Nacional, que es lo que realmente le molesta al enemigo. La situación actual es muy similar porque el imperialismo en ningún momento dejó de existir, pero obviamente que cambió.

O sea, no es el imperialismo del siglo veinte de los años treinta que denunciaba Forja, donde Inglaterra era dueño dueño de los puertos, dueña los ferrocarriles, el dueño del Banco Central, el dueño de los seguros, del flete. Obviamente no es ese imperialismo, ha mutado en el tiempo, que hoy está más representado, capaz que con los fondo de inversión como BlackRock o como empresa extractivista, como Livent que nos explota en el litio, o las que manejan el comercio exterior como COFCO, Dreyfuss. Como exactamente está representado incluso por potencias como por ejemplo Estados Unidos que hoy nos mete el Ejército en el río Paraná

Entonces, la liberación nacional todavía quedó pendiente porque si somos un país donde la gran parte de su economía está extranjerizada y donde los resortes estratégicos no le pertenecen al pueblo argentino, ¿cómo no va a estar cómo no va a estar pendiente la liberación nacional? 

Me parece que hay que volver a instalar ese concepto, porque sino estamos pegándole a cualquier cosa. Entendemos y no tenemos bien en claro cuál es el enemigo. Parece que el enemigo es la mujer de pañuelo celeste que vive a la vuelta de casa, cuando en realidad es imposible que para la doctrina peronista ese sujeto sea el enemigo, el enemigo sigue siendo el imperialismo.

ET: En ese sentido, hay una parte del peronismo encabezado por Moreno, Moyano hijo, Pichetto, Pérsico, que habla de la reorganización del movimiento, al tiempo que excusa su fracaso únicamente en el “progresismo” y sus ideas. ¿Qué pensás vos? ¿La batalla dentro del movimiento tiene que limitarse a una especie de justicialismo duro vs justicialismo “progre”?

PG: Eso viene también del siglo veinte, el nacionalismo de exclusión siempre existió, un nacionalismo de exclusión contra los inmigrantes, contra los anarquistas, y fue y está está representado por la por la aristocracia, por la clase alta, supuestamente patriótica. Pichetto forma parte de eso, quien es también un tipo xenófobo, que no adhiere a la patria, totalmente contrario a la concepción que ha tenido el peronismo históricamente.

Este nacionalismo un poco más reaccionario ha estado siempre y en ese caso, lo que yo digo, es que ellos cometen el mismo error que en todo caso comete el progresismo: equivocar al enemigo para no dar la verdadera disputa, que es contra el imperialismo. Se la pasan hablando en contra del progresismo porque al mismo tiempo buscan ocultar y no enfrentarse, y en definitiva muestra la misma cobardía que muestra el progresismo al reivindicar lo estético sobre lo político, por ejemplo.

Entonces me parece que son dos caras de la misma moneda, una por derecha, otra por izquierda, cuando el peronismo siempre fue tercera posición y siempre tuvo claro cuál fue el enemigo. 

Justamente estos tipos que hablan tanto de doctrina y que piensan que el enemigo es el progresismo, lo que más le falta es doctrina, porque nunca para Perón el enemigo hubiera sido la izquierda. De hecho hay un libro que se llama “Los muchachos árabes peronistas”, donde se narra la política que tuvo Perón con las minorías étnicas. Incluso Perón en su primer gobierno llegó a recibir, por ejemplo, a mujeres árabes cuando en sus países eran apedreadas. Entonces, el peronismo siempre tuvo una reivindicación hacia las minorías, incluso con medidas de vanguardia en ese sentido. Pero siempre ponía por delante las reivindicaciones de la mayoría. Y eso la doctrina lo enseña muy bien. Por eso también les digo a estos muchachos que están igual de confundidos.

Técnico y profesor en Comunicación Social (UNC). Periodista. Guevarista y peronista.

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