Bitácora para el plebiscito de salida y la nueva Constitución de Chile

A pocas semanas de la votación del plebiscito de salida de la nueva Constitución de Chile, todas las encuestas marcan un importante crecimiento del "Rechazo". Hablamos con el historiador mapuche Sergio Caniuqueo, con la Convencional Constituyente Maria Riveros y con el histórico militante antipinochetista Gustavo González Araya en una bitácora polifónica para entender qué se juega en el país hermano el próximo 4 de septiembre.
Por Ezequiel Peressini para Enfant Terrible

La realidad política de Chile es una marejada. Las olas que surgen desde lo profundo del océano van hacia las costas aprovechando la baja presión y llegan, muchas veces, en forma de tempestad. Las viejas estructuras tambalean. Luego de la tormenta, ya nada es como antes.

Los oxidados partidos de la derecha naufragan en el barco del Rechazo para defender el régimen pinochetista y evitar cualquier cambio. Navegando en aguas turbulentas, el gobierno de Gabriel Boric y sus aliados apuesta al Apruebo para estabilizar la gobernabilidad y cumplir las reformas prometidas. Por abajo, el pueblo trabajador busca en la nueva Constitución la respuesta a sus demandas: trabajo, igualdad, educación, justicia, dignidad, reconocimiento. Paz.

Luego de 1048 días de proceso constituyente abierto desde el Estallido social, el próximo 4 de septiembre se realizará el plebiscito de salida para aprobar o rechazar la nueva constitución elaborada por los 155 Convencionales. ¿De dónde viene y a donde va chile?

Del triunfo de Allende al golpe militar

La fecha del plebiscito no es azarosa: el 4 de septiembre se cumplen 52 años del triunfo electoral de Salvador Allende en 1970. Esa apretada victoria de apenas 39.173 votos se celebró con júbilo en las calles de Santiago. Miles de trabajadores se amontonaron frente al local de la Federación Universitaria para escuchar a Allende, quien a la madrugada del 5 aclaró sus objetivos:

“Hemos triunfado para derrocar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para controlar el comercio de exportación e importación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo”.

Luego de ser designado como presidente por el Congreso, ya que no había alcanzado el 50% de los votos, Allende cumplió parte de sus promesas. Se nacionalizó el cobre, se expropiaron latifundios y se entregaron tierras a los campesinos, se estatizó la banca privada, y se aumentaron entre un 60% y 100% los salarios. Estas medidas provocaron la reacción de los poderosos que organizaron paros y sabotajes patronales, se sumó el apriete y el bloqueo del imperialismo. El 2 de junio de 1973 la Brigada Acorazada N2 del Ejército se movilizó para presionar al gobierno. "El Tancazo"tuvo sus resultados: varios militares fueron incorporados al gabinete de Allende.

El 11 de Septiembre triunfó el golpe, a pesar del enorme esfuerzo popular, de la resistencia del movimiento obrero y los cordones industriales, que a gritos pidieron armas para enfrentar la asonada y sostenían movilizados a cerca de 80.000 trabajadores en las periferias de Santiago. Mientras los gorilas chilenos  armaban el lock-out patronal, los obreros organizaban tomas de fábricas para garantizar la producción fabril bajo control obrero.

Después se apagó la luz en Chile. La represión, la tortura, la muerte, el exilio.

La Constitución del 80: Pinochet, Jaime Guzmán y “Estado Subsidiario”

La dictadura necesitaba legitimarse. En 1973 Pinochet puso en marcha la pomposamente llamada Comisión de Estudios de la Nueva Constitución Política de la República de Chile (CENC) o Comisión Ortúzar, que funcionó hasta el 5 de octubre de 1978. A la sombra de esa comisión se encontraba el principal ideólogo del régimen. Un personaje siniestro llamado Jaime Guzmán. 

Gustavo González Araya es oriundo de la localidad de Paine, cercana a la ciudad de Santiago (zona donde la familia Kast es recordada por su colaboración con la dictadura). Araya tuvo la mala suerte de ser testigo de las ejecuciones de sus compañeros y fue detenido y torturado en las cárceles del pinochetismo. Todavía se acuerda bien de Jaime Guzmán.

"Era un personaje siniestro, oscuro y perverso. Él fue ideólogo de la constitución del 80. Como hábil político, previno las situaciones del furrio imponiendo candados para blindar la Constitución y su entrega al servicio de los grandes empresarios y el imperialismo” 

Guzmán fue fundador de la UDI (el ex partido de Piñera) y luego Senador por tres mandatos, hasta morir en un atentado reivindicado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Fue un colaboracionista que ocultó y legitimó los asesinatos de la dictadura. En una entrevista con Juan Pablo Illanes declaró:

“Rechazo categóricamente la afirmación de que la democracia haya sido destruida en Chile por las Fuerzas Armadas. La democracia fue destruida en Chile por el Gobierno de la Unidad Popular (…) puedo manifestar que esa colaboración que le he prestado- a la dictadura - me llena de orgullo y la considero no sólo compatible con la actitud que debía adoptar un demócrata, sino además una actitud que estaba exigida por el concepto que tengo del patriotismo”,

Fue un afiebrado antimarxista y compartía con Gustavo Leigh (comandante de la Fuerza Aérea y miembro de la junta Militar hasta 1978) la obsesión de “extirpar el cáncer marxista” para lo que era legítimo el uso de la represión focalizada como “costo inevitable que había que asumir”. Su descripción taxonómica es idéntica a del resto de la familia fascista: simpatizante del dictador Francisco Franco, religioso ortodoxo y cuasi sacerdote, dirigente estudiantil reaccionario y anti reforma universitaria, defensor de la pena de muerte e hipócrita defensor de la vida desde la concepción; antiaborto, anti obrero, anti pueblo.

Guzmán, no solo condimentó la constitución del 80. En la cocina de La Moneda fue el chef que cocinó ideológica y políticamente el régimen. Impulso el “Estado subsidiario” para liberar la actividad económica a "la mano invisible del mercado" y fue hacedor de consecuentes privatizaciones. Garante de la impunidad de represores para cristalizar el enorme peso de las FF.AA y Carabineros. Incorporó la pena de muerte, legal hasta el 2001. Creó los cargos de Senadores vVitalicios, impulsó la educación del lucro y la elite. La salud como negocio, las AFP para garantizar jugosos recursos al sistema financiero a costa de las pensiones y jubilaciones.

Fue mentor pragmático del “individualismo antropológico” y la supremacía de la propiedad privada. El 11 de septiembre de 1980 la dictadura realizó un plebiscito para aprobar la nueva constitución con todas estas características distribuidas en sus artículos. Ganaron con un fraudulento 67% de los votos y los militares bailaron cuecas en todo Chile. Los asesinados, los presos y desaparecidos y los exiliaron no votaron. Pinochet seguiría en el poder hasta que se realizara un nuevo plebiscito en el año 1988.

Los 30 años de la concertación y la alegría que nunca llegó

La Constitución del 80 contaba con diversas normas transitorias. Una de ellas definía que, luego de un mandato de 8 años, el régimen militar debía ratificar a Pinochet en nuevo referéndum para disfrazar de democrática a la dictadura. En el referéndum del 88 el “Si” significaba la continuidad de Pinochet –el único candidato- hasta 1997. El “No” significaba la salida de Pinochet el 11 de Marzo de 1990 y el llamado a elecciones generales.  

Para 1988 se permitieron la legalización parcial de algunos partidos, la inscripción al padrón electoral para votar y se habilitaron franjas televisivas y radiales para realizar campañas políticas. En ese escenario, más de 7 millones de personas se inscribieron para votar. En el referéndum se combinaron tres elementos que la dictadura no pudo parar: su podredumbre interna, el rompimiento de sectores de clase media en rechazo a las violaciones de Derechos Humanos y un importante ascenso de las luchas.  Todo esto  provocó una paradoja: el “No” gano con el 55,99% y Pinochet perdió sin candidato opositor y debía irse un año después. González Araya recuerda:

“Para el acto del cierre por el No, cerca de un millón de personas se movilizaron. Pinochet se iba y los dirigentes de izquierda y centroizquierda junto al Papa y la Iglesia, pactaban el fin de la dictadura a cambio de sostener tres elementos fundamentales: la constitución del 80, el modelo económico y a impunidad de los militares. El jingle más importante de la campaña del No era “La alegría ya llega”, pero la alegría nunca llegó.”

Poco después, en las elecciones de 1989, Patricio Aylwin ganó las primeras elecciones desde el Golpe y daba comienzo un nuevo periodo político: la Concertación, que gobernó durante 20 años el país

La perla del pacifico se descompone

El “Modelo Chileno” era un ejemplo: crecimiento económico sostenido durante décadas, los pactos entre el gobierno y la oposición eran elogiados como ejemplos para garantizar la gobernabilidad y estabilidad. La perla del pacifico brillaba bien lustrada, gracias a que el sistema financiero se nutría – y se nutre – del jugoso aporte de jubilatorio de los trabajadores a las AFP y que la flexibilización impuesta por el código laboral del pinochetismo – aún vigente – permite la tercerización y precarización atroz, donde los que ganan siempre son los de arriba.

El agotamiento del modelo económico, el hartazgo de los trabajadores y los pueblos ante los gobiernos antidemocráticos y las falsas reformas de la Constitución que no garantizaban nada comenzaron a fermentar muy lentamente la levadura del cambio.

La Concertación, como alianza política de la transición a la democracia, pasó por diversos períodos: el de Aylwin y Frei, que de la mano de la Democracia Cristiana gobernaron hasta el 2000. El Gobierno de Ricardo Lagos, que de la mano del Partido Socialista y el Partido por la Democracia gobernó hasta el 2006, y que pasó a la historia por “re-firmar” la cosntitucion de Pinochet. Los dos gobiernos de la dirigente socialista Michelle Bachelet que se intercalaron con los dos gobiernos de Sebastián Piñera de la UDI. 

Estos últimos periodos fueron marcando que la concertación y la falsa renovación de la derecha liberal naufragaron entre pactos deshilachados y la bronca que creció por abajo, producto de una desigualdad insoportable asociada a la acumulación de capital casi pornográfica en manos de “las 10 familias”.

De esta manera, la Concertación ya no podía gobernar como antes. Los trabajadores y los pueblos buscaban sacarse de encima la losa represiva del régimen. El Pingüinazo de 2006 contra la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE) y luego las luchas estudiantiles de 2011 fueron mucho más que movilizaciones sectoriales. A través de las movilizaciones estudiantiles se expresaron todas las generaciones que sucumbieron a la represión de la dictadura y las que vivieron el continuismo de los 30 años provocando un cambio inédito en Chile: Los de arriba ya no podrían hacer lo que quisieran y los de abajo ya no se dejaban gobernar.

El estallido social de 2019 reafirmó todo esto con la misma violencia que la caldera explota por acumulación de presión. Las canciones de Los Prisioneros, que en la década del 80 le habían metido rock a la juventud, se volvieron a entonar: “Oías los consejos, los ojos en el profesor / Había tanto sol sobre las cabezas / Y no fue tan verdad, porque esos juegos, al final / Terminaron para otros con laureles y futuros / Y dejaron a mis amigos pateando piedras”, se escuchaba desde los parlantes de los edificios cercanos a la refundada “Plaza Dignidad”. Los “pateando piedras”, hacían con sus piedras, mucho más que patearlas; construían desde abajo y espontáneamente la movilización más grande de la historia de Chile.

Esas noches, en una particular sincronía, la juventud de la primera línea iluminó la oscuridad del estado de excepción con sus barricadas como “la luz de un rojo amanecer”, dando materia corpórea a los que millones que cantaban en Plaza Dignidad con “el pueblo unido jamás será vencido” de Quilapayún. Las canciones que acompañaron las campañas electorales de Allende y se cantaron en las calles de Chile antes del golpe militar, se volvían a cantar con una dramática actualización pues “los hambrientos piden pan, plomo les da la milicia”, como cantaba la enorme Violeta Parra.

El proceso constituyente y el plebiscito de salida 2022

Piñera no cayó. El 15 de noviembre, el Congreso suscribió el “Acuerdo por la Paz” en el que el conjunto de las fuerzas políticas se comprometían a llevar adelante un proceso constituyente para elaborar una nueva constitución. La Constitución de Jaime Guzmán y el Pinochetismo comenzaba a transitar sus últimos días. En el plebiscito de entrada, cerca del 80% de los votantes optaron por una nueva constitución y que sea elaborada desde cero por una convención constitucional.

La Convención ya se disolvió y entregó la propuesta de nueva constitución, que se vende como pan caliente en los precarios puestos de venta ambulante que pululan en las calles del centro de Santiago. Ahora el debate está entre el apruebo y el rechazo. Las encuestas complicaron el escenario, en la mayoría de los sondeos el rechazo superaría al apruebo y existe un gran universo de personas indecisas.  

Sergio Caniuqueo Huircapan es historiador mapuche e investigador adjunto del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR). Conversando sobre la cuestión mapuche y la nueva constitución describe el origen ideológico de las posiciones de la derecha:

“La derecha creó la noción cognitiva de que existe una nación totalmente homogénea. Pare ellos la interculturalidad es más una guetificación. Su política es monocentralidad y etnocentrismo. Son defensores de la nación contra el desmoronamiento de la diversidad. Por eso ven a la nueva constitución como una amenaza”.

Según Caniuqueo, la derecha defiende la constitución del 80 con uñas y dientes, y para ello cuenta con los ex presidentes de la Concertación como Aylwin y Lagos, quienes desde una “tercera posición” le dan aire al rechazó. Sobre este punto Sergio señala que:

“La carta de Lagos representa el proyecto político de la derecha. Es una carta con perspectiva de lo que va a ser el futuro: es el deseo de las antiguas coaliciones políticas a no morir. Buscan la tercera vía para recuperar la hegemonía que tienen la derecha y la ex concertación en el Senado y el Congreso. Buscan quedarse nuevamente con la pelota que el pueblo les quitó”  

El Estado democrático de derecho VS el Estado subsidiario

La nueva cosntitucion define al Estado como democrático y de derecho, como Plurinacional, intercultural, regional y ecológico. Como una república solidaria garante de los derechos humanos individuales y colectivos. El Estado tiene el deber de generar las condiciones y proveer bienes y servicios para el goce de esos derechos. La nueva constitución reconoce la coexistencia de diversos pueblos y naciones en el marco de la unidad del Estado y reconoce taxativamente los derechos de las mujeres y las disidencias sexuales y de género, como así también su la paridad de género. Reconoce el derecho de la naturaleza y el buen vivir de las personas, y en el artículo 9º se define como laico y garante de la libertad de religión y creencia, sin que ninguna sea oficial. 

Estos principios disparan munición gruesa contra el “Estado Subsidiario” de Jaime Guzmán y sus principios liberales y militaristas, lo que genera entusiasmo en quienes lucharon por conquistar los cambios.  Sergio Caniuqueo nos explica la importancia de algunos de estos elementos desde las perspectivas del pueblo mapuche:

“La plurinacionalidad es lo que asegura las bases para garantizar los derechos colectivos para los pueblos o naciones originarias. Cuando habla de interculturalidad se expresa en el sentido de que todas las naciones, etnias, religiones o culturas viven en un solo estado. Necesitamos que se nos permita construir y mejorar en una convivencia respetando la diversidad existente en el país bajo un mismo estado o una misma república”. 

Los candados impuestos por la Constitución del 80 funcionan como los anticuerpos. Reaccionan ante el menor indicador de cambio en el organismo. Así, el plebiscito de salida fue planeado por el Acuerdo por la Paz como la última posibilidad de salvar la constitución del 80. Todas estas mañas enredan aún más el problema y las “normas transitorias” hacen que la nueva constitución no se pueda aplicar de manera inmediata.

“Es un piso para construir una agenda a mediano y largo plazo. Una vez aprobada, la Constitución no operará al día siguiente. Se deben construir las leyes para su aplicación, hay que adaptar normativas, políticas púbicas y un largo camino de acá a 10, 20 o 30 años. La nueva Constitución trae grandes elementos de participación que hay que aprovechar, nos lleva a que los ciudadanos tomen las riendas de la política y no la deleguen en quienes supuestamente representan sus intereses y terminan representando a los empresarios. Pasamos de la democracia representativa a la democracia directa. Es a través de estas formas donde despliega la magia de todo esto: iremos construyendo lo que falta”

Sergio Caniuqueo

Las demandas del Estallido en la nueva constitución

La nueva constitución fue elaborada en gran medida por miembros independientes, la Lista del Pueblo fue la estrella en la elección de los convencionales. María Rivera es abogada, defensora de los derechos humanos y militantes del Movimiento Internacional de los Trabajadores y la primera querellante por crímenes de lesa humanidad en contra de Sebastián Piñera. Fue electa como convencional por la Lista del Pueblo con casi 19.000 votos; aunque, como nos manifestó, ella no firmó el programa de la Lista del Pueblo. 

Rivera nos recibió en su estudio de abogados. “Te aviso si nos juntamos en mi casa o en  Defensoría Popular” avisó días antes de nuestra cita.

“La Defensoría Popular es un colectivo que fundamos en el 2011 junto a otros profesionales para defender a los estudiantes perseguidos y presos, nos especializamos en las leyes especiales como la antiterrorista y la control de armas. Aquí no se cobran honorarios, todo es colaborativo”

Comentaba mientras preparaba su té e instalaba a su nieta en el escritorio vecino, quien nos acompañaría el resto de la entrevista. Sirvió café mientras preparaba las charlas que tenía que dar esa semana en una iglesia, en sindicatos y otras organizaciones con las cuales va a conversar las contradicciones del proceso constituyente:

“Por una parte, la Convención fue uno de los grandes triunfos que conquistó la revolución abierta el 18 de octubre del 2019. Por otro, esta convención fue otorgada para frenar la movilización desatada en octubre de 2019 con el acuerdo por la Paz.”

En la convención participaron todas las organizaciones políticas del país, y a pesar del gran resultado favorable a los independientes y las organizaciones de lucha, la derecha también tuvo su representación.

“En la Comisión Provisoria de Derechos Humanos me encontré con el ex Almirante Jorge Arancibia. ¡Sí! ¡El jefe máximo de la Marina durante la dictadura era miembro de la comisión de derechos humanos! Ahora decía defender la democracia por la que había sido elegido convencional. Yo lo enfrenté y le dije: la única forma que demuestre que usted ahora defiende a la democracia es que nos diga dónde están los detenidos desaparecidos de la Marina, usted era jefe y por lo tanto, cómplice” recuerda María Rivera.

Según señala Rivera, las expectativas en la Convención fueron mutando

“Esta convención contó con el gran apoyo y expectativa por parte del pueblo, pero no dio respuestas a esas expectativas. Hoy la educación pública y gratuita, está plasmada en la constitución, pero va a depender del mismo parlamento a través de las normas transitorias y las adecuaciones normativas que se harán sin plazo, de aquí a 10 años. Las demandas sociales de educación, salud, pensiones vivienda no se han cumplido hasta ahora, eso tiene un poco desmoralizado al pueblo trabajador de Chile, provocando una separación con la convención y la nueva constitución”. 

El plebiscito de salida y la pelea electoral

Las tensiones políticas se despliegan en un mar incertidumbre. Todo está como bajo una densa niebla matinal y los pronósticos a largo plazo pocas veces aciertan. Las encuestas confunden y la campaña electoral recién comienza. En este escenario, todo puede pasar. Lo que está claro es que la derecha hará todo lo posible para que todo siga igual y para que gane el rechazo a la nueva constitución. Quienes buscan un cambio intentarán poner en pie distintos Comandos de Campaña para impulsar el apruebo de la nueva constitución. Sergio Caniuqueo es uno de esos luchadores que hoy busca organizarse desde su ubicación para impulsar el apruebo y es bien optimista:

“Que las encuestas muestran el triunfo del rechazo no es nuevo. Es la herramienta de la derecha. En otras ocasiones estos escenarios se dieron vuelta. El techo de la derecha es de menos del 50%. El apruebo tiene toda la potencialidad de ganar en base al padrón joven. En unos meses podremos al rechazo de rodillas.”

Desde los sectores de la izquierda que no forman parte de la coalición de gobierno, también se buscan impulsar un apruebo crítico contra el pinochetismo y la derecha. María Rivera se expresó claramente en ese sentido en una conferencia de prensa de la siguiente manera:

“El 4 de septiembre no votaremos si nos gusta o no la Nueva Constitución. El 4 de septiembre votaremos si mantener la Constitución actual o cambiarla por una que reconozca algunas conquistas del movimiento social, obrero y popular. Creemos que en este momento debemos ir a votar Apruebo para terminar con la Constitución actual, defender las conquistas que hemos logrado y cerrar la puerta a los ataques más reaccionarios que sin dudas vendrán del Congreso y las instituciones actuales si gana el Rechazo. Nuestro voto no es un voto de confianza en la Nueva Constitución, es un voto crítico, para seguir dialogando con los millones de trabajadores que tienen expectativas en que la Nueva Constitución solucionará sus problemas o transformará a Chile en un país más digno”. 

De aquí al 4 de septiembre pasarán muchas cosas. Las encuestas buscarán marcar tendencias. Los programas dominicales harán sus reportajes y Twitter seguirá siendo escenario de las disputa del “trending topping”. La campaña se irá calentando y al calor del debate político la constitución del 80 comienza a perecer.

¿Será la nueva constitución mucho más que un Best Seller? ¿Podrá estar a la altura de las circunstancias históricas para la clase trabajadora de chile? ¿Podrá dejar de ser un compendio de derechos sociales sistematizados y transformarse en el grito reivindicatorio del cambio que costo cientos de víctimas con traumas oculares, miles de detenidos, decenas de presos políticos? ¿Qué hubieran votado el próximo 4 de septiembre los casi 50 compañeros, compañeras y compañeros que no votarán en el plebiscito de salida por que fueron asesinados por las balas del gobierno de Piñera? Probablemente el apruebo, pero de lo que estamos seguros es que de la calle, no salían más. Eso seguirá marcando el tempo de realidad política de Chile, que ya no quiere volver atrás.

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