Sobre la calle Belgrano al 147, en pleno corazón de la ciudad de Córdoba, el Sindicato de Vendedores de diarios y revistas alberga un evento inusual. Casi un centenar de migrantes senegaleses se reúnen en este espacio para celebrar, como cada año, uno de los eventos religiosos más importantes de su comunidad; el Grand Magal de Touba.

Esta liturgia que se celebra desde hace casi 130 años es un evento de importancia central para los Muridíes, una rama del islamismo suní mayoritariamente arraigada en Senegal, que recuerda el exilio que sufrió Amadou Bamba, también conocido como Serigne Touba, líder espiritual sufí perseguido por las fuerzas de ocupación francesas que invadieron Senegal a mediados del siglo XIX.

Cada año, esta celebración reúne a los Murudíes para comer abundantemente y pronunciar juntos una larga oración en verso. Son las enseñanzas del viejo maestro del desierto, que recorren el mundo como una letanía en busca de La paz y la concordia.

En Córdoba la comunidad senegalesa-muridí reúne a más de 300 personas. Migrantes de diversa suerte que, en la mayoría de los casos trabajan como vendedores ambulantes. "No somos solamente manteros. Trabajamos en todo tipo de cosas y algunos ya empiezan a abrir sus propios negocios en la ciudad", señala Babacar Faye, quien vive en Córdoba desde hace casi una década y está a cargo de la organización de la celebración.