El Centro Cultural La Piojera (CCLP) abrió sus puertas, una vez más, para un festival dónde dijeron presentes decenas de vecinos de Alberdi y vecinos de otros barrios que en Colón al 1559 han sabido disfrutar de alguna de las tantas movidas culturales que allí se ofrecen, siempre a la gorra.

No fue una noche más. En el histórico edificio, monumento latente de la lucha barrial y el esfuerzo colectivo, sus trabajadores protestaron por las deudas que la gestión capitalina, a cargo del doctor Passerini, tiene para con ellos.

En épocas de estafas gubernamentales y comida cara, retener dinero ajeno y trabajado dignamente no es síntoma de una buena salud.

Como si la malaria económica se solucionara con una fugaz firma en un decreto, la eliminación de la Dirección de Cultura Comunitaria no supone más que nuevos dolores de cabeza y de bolsillo. En el plenario de organizaciones del CCLP entienden que la decisión es parte de un plan de desmantelamiento del sector.

Artistas, militantes, jubiladas y niñeces bailaron, cantaron y levantaron el puño en alto para gritar que La Piojera resiste. Y propone un modelo comunitario y participativo que le da alegría y trabajo no solo al Barrio Alberdi sino a toda la ciudad.

Hace casi un siglo, "La Piojera" es parte indiscutible de la historia y cultura cordobesa.

Cine, teatro, danzas, talleres, conversatorios, festivales, son algunas de las artes y actividades que tienen refugio en el legendario "cine moderno", donde en tiempos de la última dictadura cívico-militar, jóvenes y adultos se juntaban a leer los libros censurados por los represores.

El espacio recuperado en 2019, luego de una década de insistencia y organización vecinal, vuelve a ser blanco predilecto de ajustes que entienden a la cultura popular desde una cultura neoliberal: la del descarte.

¿No es ajustar a la cultura otra forma de censurar?

Lo cierto es que, a pesar de las malas noticias, esta noche predominó un clima de festiva certidumbre: si algo saben estas paredes, es resistir y sobrevivir a quiénes pretenden enfermar sueños tejidos a pulmón.

La Piojera está de pie. La historia barrial también.