El pasado viernes 27 de agosto fue la séptima Marcha Contra el Gatillo Fácil en Córdoba, la segunda en pandemia. Durante esta última, la crisis se recrudeció en diversas escalas. En los barrios populares de Córdoba, además de las condiciones de pobreza, se vió incrementado el accionar policial que mantiene a raya a les jóvenes de poder proyectar sus sueños y caminar con tranquilidad por las calles.

Micrófono en mano, Romina Ludueña, tía de Rodrigo Sánchez, asesinado por la policía de Córdoba gritaba: "somos los familiares de esos pibes que algo andaban haciendo". A diferencia de los titulares en los medios hegemónicos, moldeados para favorecer los estereotipos del "pibe chorro", la Coordinadora politiza las calles para contar su propia versión de la historia. Cargan también, con sus gritos de desahogo, contra jueces que dictan "penas vergonzosas" y contra médicos forenses que manipulan los cuerpos en las escenas del crimen.

Los reclamos de Justicia retumban en cada Marcha Contra el Gatillo Fácil. Las madres, padres, tías, abuelas, hermanas y amigos iniciaron un recorrido que llevó a la unidad a través de la Coordinadora de Familiares de Víctimas de Gatillo Fácil. Hoy llevan el estandarte de batalla contra la estructura represiva que se cobra una vida cada 18 horas en Argentina.