Murió en la cárcel el genocida Pedro Vergez, “el creador de La Perla”

El pasado sábado murió en prisión, Pedro Vergez, condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. El mismo se jactaba de haber creado el centro clandestino de exterminio "La Perla".

El pasado 12 de abril fue hallado muerto en la celda del Complejo Carcelario Nº 1 «Reverendo Francisco Luchesse», el represor Pedro Vergez, condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.

Falleció como Jorge Rafael Videla, en una celda común, y no en libertad como lo estuvo desde el regreso democrático hasta el 2006. Ni siquiera en prisión domiciliaria como la mayoría de sus compañeros. Nunca dio información sobre los detenidos desaparecidos y los nietos apropiados.

Tenía 81 años y en agosto de 2016 fue condenado en la megacausa “La Perla-La Ribera”. En más de una ocasión, Vergez, se jactó de asesinar a “un militante montonero por hora”, durante 48 horas, en los primeros días de enero de 1976 y de ser uno de los responsables del secuestro y asesinato de nueve estudiantes residentes de Barrio Jardín en diciembre de 1975.

Héctor Pedro Vergez, Luciano Benjamín Menéndez y Jorge González Navarro durante la sentencia Megacausa La Perla (Gentileza / Paula Lobariñas)

Una vida de muerte

Antes de oficiar de Jefe del Batallón 601 durante los primeros años de la dictadura, Vergez fue Jefe del Comando Libertadores de América, una organización paramilitar de extrema derecha que actuó en la provincia como una versión local de la Triple A. Su criminal accionar y terroríficos métodos fueron claves para allanarle el camino a los militares durante el año previo al golpe de Estado, y para favorecer la instalación del sistema represivo que se mantuvo hasta 1983.

La Perla fue mi hija, mi obra. Yo la hice”, le comentó al periodista Ricardo Ragendorfer, en el año 2004. El represor siempre se mostró orgulloso a la hora de hablar del sitio de tortura y exterminio “La Perla”. Uno de los más grandes del país, por donde pasaron alrededor de 2200 y 2500 personas, entre los años del gobierno de facto.

Ladero del represor Pablo Telledín, integrante de “la patota del D2” y hombre de confianza del represor Luciano Benjamín Menéndez, Vergez fue señalado por el abogado de Derechos Humanos y sobreviviente de la dictadura, Claudio Orosz, como el represor que “implementó concretamente el plan de desaparición en Córdoba y de esos primeros meses en La Perla, donde prácticamente no hay sobrevivientes”, según expresó ante Cba24n.

El letrado señaló ante el multimedio universitario que fue el represor quién instauró en el año 74, la persecución y represión a militantes estudiantiles y sindicales. “Organizó matanzas deteniendo compañeros, torturándolos salvajemente, matándolos y dejando sus cadáveres tirados en las zonas del Pan de Azúcar y distintas serranías de Córdoba”.

Tras su retiro en 1979, Vergez alternó su trabajo informal para la SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado de Argentina) con negocios privados, incluyendo su rol directivo en Condecor (ligada al radical Víctor Martínez). Fue acusado de comerciar bienes de desaparecidos con el ministro menemista, Julio César Aráoz, y de liderar una red de usura. También operó en la causa AMIA y escribió un libro autobiográfico.

Fue arrestado por primera vez el 8 de agosto de 2006, tras el fallo de la Corte Suprema del 2005 donde invalidó las Leyes del Perdón (Ley de Obediencia Debida y Punto Final). Sin embargo, sus crímenes fueron juzgados recién en el año 2011 por el Tribunal Oral Federal Nº 5. Allí fue imputado por las desapariciones del militante del PRT-ERP, Javier Coccoz; el secuestro a Cristina Zamponi y su hijo (familia de Coccoz); la desaparición del empresario Julio Gallego Soto y también del funcionario ministerial Juan Carlos Casariego de Bel.

En el marco de la mega juicio La Perla-La Ribera del año 2016, Vergez fue encontrado responsable de múltiples crímenes de lesa humanidad, tales como: homicidio calificado reiterado, violación agravada reiterada, imposición de tormentos agravada reiterada y Privación ilegítima de la libertad agravada reiterada.

“Un muerto de mierda”

En tiempos donde convivimos con un Gobierno Nacional pro-dictadura, que un reconocido genocida fallezca entre las rejas -lugar en el que deben estar todos los responsables del terrorismo de Estado-, no es poca cosa.

Al fin y al cabo, como diría Mario Benedetti, “este no es un muerto cualquiera... vamos a festejarlo, a no volvernos flojos a no olvidar que éste, es un muerto de mierda” (Obituario con hurras, 1963) .

Foto de portada: Autoría a quien le corresponda.

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