Día del Aborigen Americano: resignificación y realidad argentina

El 19 de abril se celebra el Día del Aborigen Americano conmemorando el Primer Congreso Indigenista Interamericano realizado en 1940, sin embargo los Pueblos Indígenas siguen padeciendo del colonialismo interno preponderado por los Estados Nacionales.

Por Mati Inti para Enfant Terrible

El Día del Aborigen Americano se celebra el 19 de abril de cada año, según la propuesta surgida en el Primer Congreso Indigenista Interamericano realizado ese mismo día durante 1940, en Pátzcuaro, estado de Michoacán, México. Convocatoria realizada por Lázaro Cárdenas, quién era descendiente de pueblos originarios, durante su mandato como presidente, respondida por las delegaciones oficiales de los países integrantes de la Unión Panamericana y presenciada por indígenas representantes de diversas regiones de América.

El objetivo del Congreso fue analizar la situación de les indígenas y encontrar puntos en común para poder enfrentar las problemáticas interétnicas “entre los grupos indios y no indios” de aquella época, y debatiendo sobre la situación social y económica, de sus problemas y sus necesidades, se creó el Instituto Indigenista Interamericano, con sede en México, pero dependiente de la Organización de Estados Americanos.

Este punto nos permite advertir que el Congreso, al igual que el Indigenismo, nacido del interés “de lxs no indixs por lxs indixs”, presentan una ideología paternalista con ambición de tutelaje que se traduce dentro de las Naciones como un aparato ideológico del estado destinado a reproducir la situación colonial interna de los Pueblos Originarios, su condición de minorías sociológicas y su doblegamiento integracionista.

Las fechas conmemorativas son herramientas políticas y ritualizadas que sirven para resignificar hechos históricos y sujetxs políticxs, pero celebrar la existenciade “un indix americano” a través de su visibilidad sígnica no tiene sentido sino está acompañado de hechos reivindicativos reales de sus derechos. De esta manera se advierte que los Pueblos Indígenas, oprimidos culturalmente, explotados económicamente, discriminados social y racialmente, deben someterse a una idea de “nación” consolidada desde una elite blanca, eurocéntrica, racista y patriarcal, que aún no cambia; indigenismo de estado, que se bifurca en instituciones, y constituye la colonización “pacífica” mediante una política que cimienta el intento de eliminar, silenciar y asimilar a su población indígena dentro de los límites nacionales.

En Argentina se adhirió al documento y se instituyó la conmemoración del Día del Aborigen Americano el 19 de abril de 1945, por el decreto N° 7550 del Poder Ejecutivo Nacional; sin embargo recién en 1994 se reconoció en la Constitución Nacional,​ por el artículo 75 inciso 17, la preexistencia étnica y cultural de los Pueblos Originarios, el derecho y respeto a su identidad, el derecho a una educación bilingüe e intercultural, y el reconocimiento de la personería jurídica de sus comunidades, entre otros de sus derechos.

El 19 de abril de 1945 se celebró por primera vez en Argentina las reivindicaciones indígenas; sin embargo el 15 de Mayo de 1946 un grupo de 173 pobladores originarios del noroeste partieron hacia Buenos Aires reclamando la restitución de sus territorios, exigiendo los títulos de propiedad sobre las tierras que habitaban y cultivaban sus ancestros. El Malón dela Paz terminó el 27 de agosto cuando forzaron a los marchantes a tomar un tren, y al encontrar resistencia, la Policía Federal Argentina atacó con gas lacrimógeno, golpes y violencia.

Hoy, 19 de abril de 2019, continuamos celebrando el Día del Aborigen Americano reconociendo la falta de consulta y participación política insuficiente de las comunidades, el no reconocimiento del problema étnico por parte de los Estados Nacionales, y la continua desconfianza y deslegitimación de los movimientos de luchas indígenasy campesinas; hoy celebramos ignorando que tenemos a presos políticos por ser indígenas, como Milagro Sala y Facundo Jones Huala, entre otrxs.

Al igual que en 1940, con la creación del Instituto Indigenista Interamericano dependiente y sublevado a la Organización de Estados Americanos, la política del Estado Argentino no presenta una predisposición a un verdadero cambio de conciencia, y se desconocen que las condiciones deben ir unidas a la voluntad de descentralización y de cambios estructurales verdaderos, a una participación real de lxs representantes indixs, debidamente acreditados por los diversos grupos étnicos, en las formas de decisiones que a ellxs les concierne.

Cuestionar los conceptos de “indio” y “americano” nos ayuda a posicionarnos desde la crítica, nos ayuda a repensar nuestros orígenes, a la manera en que leemos a les otres.


La palabra“indio”, considerada durante mucho tiempo como peyorativa, se enarbola y resignifica actualmente como signo de identidad y de lucha, sin olvidar la condición de“colonizado” ya que nunca hubo una verdadera ruptura epistemológica de la relación colonial, racionalización que postula la supremacía del colonizador en base a la superioridad de su raza o de su civilización. La liberación del colonizado significa la desaparición del indio, pero la desaparición del indio no implica la supremacía de las entidades étnicas, sino al contrario: “abre la posibilidad para que vuelvan a tomar en sus manos el hilo de su historia y se convierta de nuevo en conductora de su propio destino” escribía Guillermo Bonfil Batalla en 1979.

Se desconoce la posibilidad de un nuevo pachakuti, o revuelta del tiempo-espacio, que prolifere la autodeterminación política, el pluralismo cultural, la reivindicación de la tierra, la recuperación de la propia historia, el ser el sujeto y no el objeto, una proyecto de armonía, de toma de conciencia étnica, de autogestión económica, de autogestión cultural, de participación e intervención cooperativa; hipócritamente una vez al año levantamos la bandera de la interculturalidad, proponiendo una política interétnica ficticia, sin saldar deudas histórica, sin empezar a recorrer el largo camino que restituirá nuestras identidades, nos permitirá volver a nuestras raíces, entendiéndonos como seres en armonía cósmica y en una comunidad plurinacional.

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