
Defensa del Consumidor recuperó más de mil millones a favor de los consumidores
Durante el año, la Dirección logró más de 1.265 acuerdos conciliatorios, beneficiando a más de 1.520 consumidores.
Por Utz Gregorczuk para Enfant Terrible
Fotos de Utz Gregorczuk
Mientras se hace la fila, la gente charla animada y espera. Desde adentro de la sala se empieza a elevar un coro de voces. El público calla y escucha atento: es una canción de cuna, una nana que eriza la piel.
Una señora se emociona y se lleva la mano a la boca. Una chica joven le pregunta por lo bajo a su mamá qué estarán haciendo lxs actorxs y ella contesta: “están vocalizando”. Ya ha visto la obra otras veces y sabe que pronto darán sala.
Y no se equivoca, unos momentos después dan sala, la gente entra con la curiosidad a flor de piel, recorriendo con la mirada el lugar, casi en puntas de pies, porque en el escenario ya se pueden ver algunas de las actrices en posición, listas para empezar en cuanto los mensajes de apertura sean dados por el presentador.
Yo he visto distintas funciones y puedo decir que nunca ha habido un inicio de obra igual al otro.
A veces la gente viene cálida y fresca, animada, sonriente, entonces el ambiente es ameno, familiar, dulce.
A veces toca un público tenso, eléctrico, deseoso, entonces el lugar se cierra y parece a punto de estallar.
A veces llega gente que no vio nunca la obra o se mandó de una y no sabe qué se va a encontrar, y la expectativa se palpa y se palpita, entonces todo se siente como el momento de abrir un regalo… o una caja de Pandora.
Se nota que lxs actorxs sienten cómo se entretejen las emociones, porque cuando arrancan los primeros diálogos, las voces se proyectan siempre distintas, siguiendo con la energía muy similar a la del público.
Y así, poco a poco, el elenco lleva la historia hasta sus puntos claves, la gente se va metiendo de lleno en la situación de vida de Malena, el personaje principal, y va recorriendo sus preguntas, sueños, deseos y miedos.
En algún punto, algunas personas terminan siendo Malena y las lágrimas empiezan a acercarse al borde del mentón. Si los títeres pudieran hablar por sí mismos, dirían que han atravesado los mares más salados.
A veces algunas risas descomprimen, otras veces las voces de las ancestras y el deber ser remueven las estructuras internas de vida. Y de repente te preguntás, ¿quién puso una cámara en mi casa, quién le contó mis profundos secretos al elenco? Porque bien podrías ser vos o tu madre o tu abuela, ahí en el escenario.
Y eso no es todo: he visto las miradas más maravilladas (y aterrorizadas) cuando aparecen los títeres en escena. El despliegue de teatro negro, teatro de sombras y títeres gigantes, estruja corazones, vuela mentes, sorprende miradas.
Y la música (potente), las poesías (tronadoras), hacen vibrar los cuerpos, terminan de introducir al público en el mundo de Malena.
Al final de la obra siempre hay algún suspiro, llanto, abrazo. Siempre hay un momento para descomprimir después de los aplausos. Es que la obra ha removido la tierra y plantado semilla. Por eso propone, siempre al final, un espacio de debate con el cual nutrir esa semilla.
Y cada debate es un encuentro del artista, el arte y el público, en donde el intercambio es crucial para el crecimiento de la obra… porque ese es el tema: es imposible spoilearles algo si les cuento la trama, porque siempre, siempre, hay elementos, diálogos y momentos nuevos, que se van nutriendo de los debates de la gente.
Es una bienvenida al teatro comunitario, que se construye en el círculo después del escenario, en el momento de encuentro clave entre quienes hacen la cultura: lxs artistas y su público.
La riqueza de las palabras y los aprendizajes, se entrecruzan y nutren el suelo donde atraviesan las serpientes, las mariposas, donde este elenco pisa y deja huella.
SERPIENTES Y MARIPOSAS
Se presentará nuevamente el 9 de febrero a las 21 horas, en Sala 12 (Santa Rosa 212).
Entradas:
1 por $10.000
2 por $18.000
3 por $25.000
Reserva:
3518683915
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