En una cultura de época en que todo quiere ser encasillado, elles se corren del molde para transformar un género que nació de la rebeldía adolescente y encauzó una multitud de jóvenes en los años 70 y 80 como lo fue el movimiento punk, en un concepto tan propio como su nombre lo indica: “Dramamine”.
El dramamine es una droga sintética que previene las náuseas, los vómitos y vahído -desvanecimiento- causado por el mareo ante movimientos bruscos. Algo así se siente escuchar su primer Ep “Desvelo”, un santo remedio para tiempos convulsivos.
Mezcla de punk roñoso, cumbia y reggaetón con guitarras distorsionadas, la banda conformada por Nina Quiroga (bajo y coros), Juli Siskindovich (voz principal y guitarra) y Ce Azul (batería), estarán presentando canciones del Ep como Torbellino, Golosina e Insomnio, como así también covers con grooves punki-cumbieros, hoy 2 de agosto a las 21hrs en Un Mundo Feliz (Caseros 382), Ciudad de Córdoba. También estará “Electro Mamushka”, banda cordobesa con un estilo techno new wave.
En diálogo con el medio, Nina, Juli y Ce contaron cómo surgió el proyecto, lo que significa el punk en sus vidas y lo que implica armar un proyecto en la cultura actual.
“El deseo de la banda tenía que ver con cierta afinidad política. Más allá de lo musical, era poder encontrarnos y frecuentar espacios seguros en este contexto hostil. Queríamos generar nuestro lugarcito de diversión, entretenimiento y compañerismo desde la música”, contaron.
Dramamine se podría considerar una banda amiga. Sus melodías hacen que el espectador se sienta en un espacio cuidado, íntimo, sensible. Sus letras cargadas de sentido político y estético, son acompañadas por riffs melosos que recuerdan a bandas new wave como Joy Division o cantantes como Pj Harvey o Patti Smith.
“El punk es libertad total. Es difícil ponerlo en palabras porque se siente en el cuerpo, en las piernas. Es el espíritu de hacer lo que se pueda con lo que hay y encontrar ahí algo especial. Tiene que ver con un discurso más rebelde y contestatario y también apoyar con el proyecto musical a otras causas sociales, políticas y culturales que también nos identifican”, comentan
Una cosa es la historia del movimiento y otra muy distinta es adoptar una estética vaciada de sentido. El punk, en su idiosincrasia política, lleva consigo un estilo de vida que excede al género musical en sí mismo.
Bajo el concepto “do yourself” o "hazlo tú mismo", el movimiento, nace en el seno de jóvenes adultos y adolescentes, hijos de padres de clase trabajadora, relegados del sistema neoliberal de los años 70. Más pronto que tarde la industria musical y la moda cooptaron aquellas bandas que dirigieron esa rebeldía sin causa, que cantaban en contra del status quo, a formar parte del mismo. Del mismo modo, la historia también enseña que siempre es necesario revisitar el pasado y regresar a las bases, ya que el underground nunca pasa de moda.
“Lo punk no es necesariamente político. Hoy es más entendido como un género estrictamente musical, con cómo hace la batería y la distorsión de la guitarra, y en ese sentido, hacemos una mezcla no muy obediente de ningún género en particular. Capaz que eso es lo punk”, reflexiona Juli.
Foto de portada: “Dramamine”
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