UNC: Comedor Universitario en la mira del recorte

La alegría de volver a las aulas de la UNC tras dos años de pandemia choca de frente con el intento del rectorado y la Franja Morada de exigir a les estudiantes certificados de pobreza para acceder al Comedor Universitario. Uno de los puntos de encuentro más importantes de la vida universitaria, en la mira del recorte y la exclusividad. Continuidades del macrismo

Con el regreso a la presencialidad en la universidad pública, podría presumirse que también retomaría el normal servicio del histórico Comedor Universitario que alimentaba a miles de estudiantes de las 15 Facultades antes de la pandemia, y que cerró sus puertas con la llegada de ésta. Sin embargo, la gestión de la Universidad Nacional de Córdoba ha limitado su acceso a las Becas Nutrirse.

¿Qué es la Beca Nutrirse?

La Beca Nutrirse consiste en un “beneficio” al cual sólo podrán acceder estudiantes regulares de carreras de grado o pregrado de la UNC y que tengan un promedio general igual o superior a 4 puntos. Además se deben poseer algunos requisitos (certificación negativa de Anses, comprobantes de ingresos económicos de todos/as los/as integrantes del grupo familiar y/o vincular, recibo de alquiler, expensas y/o de hipoteca, etc.), lo que algunas organizaciones estudiantiles llaman 'certificado de pobreza'.

Quien pasa a ser encargado de evaluar la situación y otorgar la beca, es el equipo de la Licenciatura en Trabajo Social del Departamento de Servicio Social de la Dirección de Inclusión Social de la SAE (Secretaría de Asuntos Estudiantiles) de la UNC.

De esta manera se endurece limita el acceso al Comedor, agregando requisitos que benefician a ciertos sectores de estudiantes, mientras que restringe a otros, en función del rendimiento académico. Rendimiento determinado por múltiples posibilidades como el transporte, la vivienda, los materiales de estudio y claro, la alimentación, entre otros. Es decir, si bien córdoba cuenta con educación universitaria pública, los trayectos por la misma no dejan de estar atados a los determinantes sociales del estudiantado (lo cual se profundiza en un contexto de crisis).

'Si querés comer, aprobá'

La lógica detrás de estas reformas se encuentra una aspiración meritócrata y disciplinante, resumida en una idea algo así como: 'si querés comer, aprobá'. Cuando la política de la educación pública debería ser el apoyo frente a la vulnerabilidad. ¿Cuál es la necesidad del recorte después de dos años de pandemia donde los costos de servicios de energía, agua, limpieza, se redujo por el vaciamiento de la presencialidad? En lugar de ampliar la política alimentaria de la UNC, se la restringe.

También se dispara una doble pregunta: ¿Quiénes acceden a la universidad pública realmente y quienes pueden sostenerse en ella para así poder ser “beneficiada” por ella?

Limitar el acceso a la comida de les estudiantes en un contexto de crisis profundiza la idea de que la educación pública es un privilegio al que acceden pocas personas y no un derecho conquistado históricamente. Para aprobar hay que estudiar y para estudiar hay que tener el estómago satisfecho, entre muchas otras necesidades cubiertas.

La mira fija del Rectorado y Franja Morada

No es la primera vez que la gestión de Hugo Juri-Yanzi Ferreira y los militantes de la Franja Morada intentan avanzar contra el Comedor. En 2019 la comunidad educativa de la UNC denunció sistemáticamente la la reducción de raciones. La cuestión tomó relevancia provincial debido a que las colas alcanzaban las 4 horas de espera para acceder a un plato de comida.

Incluso antes de la pandemia de Covid, algunos estudiantes denunciaron que "la posibilidad de comer estaba atada a la posibilidad de acceder a un aparato tecnológico" ya que era necesario para reservar el menú del día. Por aquel entonces los precios también comenzaron a aumentar abruptamente.

Todo indica que en realidad se trata de una continua estrategia de reducción de beneficios, que con la ausencia de concurrencia física a la Universidad perdió una centralidad que había obtenido en medio de las crisis del fin del macrismo.

Ahora, con una crisis intensificada tras la pandemia y el movimiento estudiantil más desarticulado, Rectorado y FM tienen mayores vías para avanzar en institucionalizar con mayor peso el recorte al Comedor, vulnerando derechos históricos. Pero no quita que tenga un costo político irreversible ¿Podrán?

Somos el equipo de redacción de Enfant Terrible: el resultado de millones de años de evolución aglutinados en este irreverente existir.

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