Día de la Conservación del Suelo: por un modelo popular, redistributivo y soberano

En el marco del Día Internacional de la Conservación del Suelo, repasamos brevemente la matriz agroindustrial exportadora que atenta contra nuestros suelos y la necesidad de políticas redistributivas que contemplen un uso cuidadoso, equitativo y saludable de los mismos.
Imagen: Agencia de noticias Tierra Viva

Hoy 7 de Julio se promueven en el mundo cuidados que deben contemplarse al momento de trabajar con los suelos. En esta fecha se conmemora al científico Hugh Hammond Bennett, quien dedicó su vida a trabajar por la conservación de los mismos, hasta ser considerado el "padre de la conservación del uso de suelo" por Estados Unidos. Pero también ha sido un crítico del modelo que promueve dicho país, de hecho en 1933 cuando fue nombrado Director de un nuevo Servicio de Erosión de Suelo, agencia formada para combatir la erosión causada por las tormentas de polvo, anunció que "los estadounidenses han sido los mayores destructores de la tierra de cualquier raza o pueblo".

Los suelos son irremplazables para la vida

Los suelos almacenan gran cantidad de nutrientes, materia orgánica, minúsculos organismos vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento. Las plantas y animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo son descompuestos por los microorganismos, transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo.

Lamentablemente, según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) el 25% de los suelos de Argentina sufre erosión, una cifra que se ha duplicado en los últimos 50 años.

A pesar de la promoción de "Buenas Prácticas Agropecuarias", la agroindustria de matriz agroexportadora como modelo sostenido por la expansión de las fronteras agropecuarias y ganaderas, continúa reproduciéndose. Sumado a que, necesariamente este modelo se sustenta sobre el desmonte y los incendios, afectando sobre todo a las comunidades indígenas y campesinas que dependen de la naturaleza para su subsistencia.

Un claro ejemplo de la degradación ininterrumpida es el Impenetrable Chaqueño, el cual albergaba 6 millones de hectáreas de bosque nativo en el noroeste de Chaco, este de Salta, norte de Santiago del Estero y oeste de Formosa, una superficie equivalente a 3 veces la provincia de Tucumán y 30 veces la Capital Federal. Pero según el investigador del CONICET, Matías Mastrángelo, en los últimos 30 años su tamaño ha sido duramente reducido en un 30%.

Según el investigador del CONICET e integrante del Grupo de Estudio de Agroecosistemas y Paisajes Rurales, Matías Mastrángelo, el tamaño del Impenetrable Chaqueño se ha reducido un 30% en los últimos años, lo cual presenta un récord mundial en materia de deforestación.

A su vez este modelo produce una brecha entre poseedores y desposeídos de la tierra. En la actualidad, según el informe elaborado hace unos meses por Daniel Godoy y Gina Chechele y publicado por el Instituto de Estudios y Formación (IEF-CTA) evidenció que el 40% del territorio argentino -aproximadamente unas 65 millones de hectáreas- está en manos de 1.200 terratenientes , mientras que un porcentaje similar pero de la población general no tienen acceso a tierras ni vivienda propia. Incluso, según el mismo informe, 1.877.885 de hectáreas están en manos de empresas radicadas en paraísos fiscales.

Propuestas: economía popular y campesina

El contraste a este paradigma del uso del suelo lo encontramos en la economía popular y campesina. La misma apuesta a otras lógicas de producción y de uso del suelo, pero aún no encuentra alojo en políticas públicas que combatan esta desigualdad distributiva. Propuestas existen, como el proyecto de Ley de Acceso a la Tierra de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT) que plantea el acceso a créditos blandos para pequeñxs productorxs con los cuales financiar los cultivos. Incluso la campaña para visibilizar este reclamo es acompañada por #Verdurazos, actividades donde se donan miles de kilos de verduras de diferentes tipos. Estas actividades son acompañadas con ferias y entregas de bolsones en distintas provincias como Chubut, Río Negro, La Pampa, Santa Fé, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, entre otras.

#Alimentazo frente al Congreso de la Nación. Foto: UTT

La intersección de la desigualdad

Para sumar más brechas, es importante remarcar que las mujeres son quienes menos acceso tienen a las tierras cultivables. Un relevamiento Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que en Argentina sólo el 16,2% de las tierras cultivables está en manos de mujeres.

Esta problemática quedó al descubierto en medio del conflicto de la familia Etcheverre en Provincia de Entre Ríos, cuando Dolores disputaba a sus hermanos la posesión de las hectáreas sucedidas tras la muerte de su padre. Aunque no solamente se trató de una disputa posesión, sino también de adherencias a distintos usos políticos del suelo. Mientras Dolores planteaba utilizar las tierras para la promoción del proyecto agroecológico Artigas, sus hermanos Sebastián, Juan Diego y el ex presidente de la Sociedad Rural y ministro de Agroindustria macrista Luis Miguel Etchevehere, se oponían a tal propuesta movilizando al sector latifundista a oponerse. También el racismo se dejó ver en estos sectores conservadores, cuando Dolores fue tildada de "negra de mierda".

Foto: Flor Guzzetti

Atendiendo estos puntos apuntamos a desmontar el paradigma sobre el que se montan argumentos falaces como la necesidad de usar transgénicos y agrotóxicos para "combatir el hambre en el mundo". Todo lo contrario, este tipo de producción es parte de la crisis que hoy atraviesa al mundo y recae sobre todo en los sectores más desfavorecidos como son los Pueblos Originarios y las mujeres. La degradación de los ecosistemas y sus posteriores consecuencias como las inundaciones, son parte de esta cadena que hace un uso privatista y lucrativo de los suelos. Todo a costa de la quita del territorio y el impedimento de recuperar otros modos de producir, donde se apunta a la diversidad alimentaria, equitativa y saludable, y no a la concentración de ganancias sin importar los medios.

"La tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que nosotros hacemos comienza y se mantiene con la sostenida productividad de nuestras tierras agrícolas". Hugh Hammond Bennett.

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