Fútbol femenino y lucha feminista

Entrevista #1 Sofía Belmar

Un año atrás, para esta fecha el Mundial de Fútbol Femenino en Francia ya llevaba más de una semana. Junio, mes en el que la agenda feminista está cargada. En Argentina, se recordaba el aniversario de Ni una menos y del 13J, día en que se  aprobó por primera vez en Cámara de Diputados el proyecto de ley Interrupción Voluntaria del Embarazo. Además en junio es el Día Internacional de lxs trabajadorxs sexuales, es el Día Internacional del Orgullo. Mes lleno de efemérides feministas, que el año pasado se vieron potenciadas porque también se disputaba el mundial de fútbol. Al menos en nuestro territorio la lucha feminista venía con toda, y ver mujeres y lesbianas jugando fútbol de primer nivel le agregó un condimento. 

El fútbol femenino y el feminismo algún vínculo tienen, no quiere decir que todo fútbol femenino o que todas las jugadoras sean feministas. Pero, necesariamente la lucha de las mujeres y lesbianas futbolistas entrañan feminismo. Quizá como en toda disputa que esté marcada por la desigualdad de género. 

El año pasado se puso ante los ojos de todo el mundo lo que hace años se sabe: al fútbol de alto rendimiento lo viven y lo practican sus jugadoras, pero también hay directoras técnicas, preparadoras físicas, árbitras, asistentes, fanáticas, periodistas, y muchos etcéteras, que hacen a una práctica deportiva a ese nivel. El 2019 sin dudas fue un punto de inflexión. 

Sofía Belmar es jugadora de Talleres, tiene 27 años y juega a la pelota desde muy chiquita, aunque pudo entrar en un club recién cuando se mudó a Córdoba para estudiar. “Creo que el simple hecho de pelear por tener, por desarrollar la disciplina en las mismas condiciones que las desarrolla un pibe, nos empuja a una lucha feminista”, dijo en diálogo con Enfant Terrible. 

En un largo e interesante intercambio, Sofi nos comentó algunas cuestiones muy interesantes de las movidas del fútbol cordobés, de su recorrido como jugadora, de su visión sobre el fútbol femenino y de su activismo feminista. En muchos aspectos su relato es compartido por la mayoría de las jugadoras en nuestro país, y me atrevo a decir que en el mundo.

“Cuando me vine a vivir a Córdoba tuve la posibilidad de jugar al fútbol destinado a mujeres porque donde yo vivía no existía, ni en la mayoría de los lugares no existían escuelas de fútbol que entrenan a mujeres. Así que empecé a jugar de grande, como muchas de nosotras, en una institución”, comenta. 

GH (Guillermina Huarte): ¿Tuviste apoyo en tu decisión de jugar al fútbol?

SB(Sofía Belmar): Por parte de mi familia siempre fui una privilegiada, siempre hice lo que mi corazón dictó, en ese sentido, y nunca tuve un freno por parte de ellas, de ellos. Así que me considero una persona privilegiada porque sé que somos las menos las mujeres que estamos en esa situación. Sino que siempre tenemos que pelear, no sólo con la sociedad sino también con la institución familiar. Así que en ese sentido creo que tuve mucha suerte.

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Ciertamente, cuando fue el mundial los relatores comentaban la historia de vida de algunas jugadoras, y este aspecto del apoyo familiar era recurrente. A diferencia de los varones, el riesgo de que tengan que abandonar sus hogares para jugar a la pelota es bastante probable. Por tanto, lo que marca Sofi da cuenta de una desigualdad estructural compartida en distintos lugares del mundo. 

El fútbol femenino tiene condiciones muy precarias en comparación al masculino, y esto repercute de forma directa en la carrera de las chicas que deciden jugar. De por sí, vivir del fútbol les resulta imposible, pero hay muchas otras trabas. 

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GH: ¿Qué diferencias encontrás en el fútbol femenino al compararlo con el masculino?

SB: Todo lo que vivimos es distinto. Incluso uno piensa, por ejemplo, nosotras en Talleres, somos la 1ra división de fútbol femenino y participamos de la liga cordobesa. Los varones que son la 1ra división del fútbol masculino de la liga cordobesa, digamos la 1ra local, sería. Ellos, por ejemplo, entrenan más veces a la semana, sí tienen cobertura médica, sí entrenan en las canchas de césped sintético o de césped común. Están enmarcados institucionalmente con mucha más seriedad de lo que está enmarcada nuestra disciplina. Nosotras, como te decía antes, entrenamos en canchas que son tremendamente duras, de tierra. Hemos tenido lesiones de todo tipo, rupturas ligamentarias, esguince de tobillo de rodilla, fracturas de tibia peroné. Entre otras cosas que nos han pasado producto de los espacios donde entrenamos. Después sobre todo, la importancia que desde los clubes se le da al fútbol masculino, y al fútbol femenino por otra parte. La verdad que las condiciones son totalmente diferentes. Y creo que cuando hablo de eso, puedo tranquilamente hablar de que en todos los clubes es así.
Belgrano vive realmente otra situación porque el club si le da una importancia real a la disciplina. Si bien las chicas no reciben un rédito económico ellas tienen cobertura médica, si se lesionan en las instalaciones del club o en la liga cordobesa, el club las cubre, las opera. Destina un montón de recursos para ellas. Pero realmente de todos los clubes de acá de Córdoba, es el único club que tiene esa práctica, y es el único club que ha tenido esa práctica. El resto de los clubes no destina recursos a la disciplina.


Hoy por hoy si creo que existen espacios que estén construyendo la disciplina desde otra manera, con otra mirada, contemplando que nuestra realidad no es igual a los varones, contemplando que las mujeres no podemos construir un proyecto de vida en torno a lo futbolístico. Desde pequeñas no contamos con espacios que nos vean a los 4 años y nos digan: esta piba se va a ir a jugar al PSG [París Saint-Germain], cosas que el varón si. Entonces vos podes ser varón, tener 4 años, jugar bien al fútbol y a los 11 te llevan a España. Las mujeres no tenemos esa posibilidad. Recién ahora, muy de apoco, se va creando ese camino, que es lo que se habla tanto de profesionalización. Así que si creo que se puede, crear y construir un montón de cosas desde otros lugares para enmarcar la disciplina. Sé que es dificilísimo , que requiere de muchos recursos, de apostar a la disciplina.

GH: ¿Cómo es el torneo de la liga cordobesa?


SB: En Córdoba, la competencia del fútbol femenino se despliega en la liga cordobesa. La liga cordobesa es una liga amateur. Implica que a ninguna de las jugadoras que jugamos ahí nos pagan. El campeonato se divide en dos categorías: A y B. El año pasado por primera vez este campeonato del fútbol femenino se independizó del fixture del fútbol masculino. ¿Qué quiere decir esto? que desde que existía el fútbol femenino en la liga cordobesa, los fixture se equiparan. Entonces, sorteaban a los equipos de los varones y las mujeres jugaban exactamente las mismas fechas que jugaban los varones con los mismos rivales. ¿Qué pasaba? por ejemplo, en la época en la que yo estaba en Racing, sucedió que a nosotras nos fue muy bien en el campeonato y salimos campeonas de hecho, pero la 1ra local del fútbol masculino de Racing, descendió de  categoría. Por ende nosotras, al depender de los resultados de ellos, descendimos también incluso siendo campeonas. Eso fue así desde que inició la liga cordobesa hasta el año pasado que después de una serie de reclamos y mucha organización por parte de las jugadoras y de muchas personas que pelean por los derechos de las mujeres en general, se logró este cambio. También se agregaron 5’ más de juego. Nosotras no jugamos la misma cantidad de tiempo que el fútbol masculino. Jugamos 10' menos, antes 15’ menos cada tiempo. Por ende, 30’ menos en total.  Eso de a poquito y gracias a las luchas colectivas se fue equiparando. Más allá de eso, la liga cordobesa, es una liga con la que nos cuesta bastante interactuar. Es un espacio complejo, que existe hace mucho tiempo, que tiene mucho poder, que tiene todo el poderío de la competencia acá en Córdoba. El trabajo es con mucha paciencia, con mucha organización y mucho estudio, si se quiere, para de a poquito ir equiparando los recursos, cómo se destinan los recursos al fútbol femenino.

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Estas son las condiciones en las que se desempeña el fútbol femenino, con claras limitaciones. Pero sin embargo no dejo de reflexionar acerca de las posibilidades de construir algo diferente al fútbol masculino. Quizá como periodista y viéndolo desde afuera de la cancha, la imagen es otra. A muchas de las jugadoras nos las cruzamos en marchas feministas, en encuentros feministas, algunas detrás de sus propias banderas. Es decir, hay una noción de lo colectivo que se escapa a lo meramente deportivo. ¿Puede salir algo nuevo? Sofía me responde que para ella hay que hablar más allá de la disciplina en sí misma. “Me parece que nuestra disciplina está enmarcada en un contexto social, histórico, político que nos determina. No sólo a nosotras, sino también determina a las prácticas institucionales. Entonces, de repente te encontrás en algún punto siendo discriminada, no por jugar a la pelota, sino por el simple hecho de ser mujer y jugar a la pelota. Entonces me parece que si se da una construcción de cualquier tipo de proyecto tiene que estar necesariamente enmarcada desde una perspectiva de género. Porque el cambio tiene que ser estructural. ¿Para qué? para que después vos creés condiciones serias para que la disciplina crezca, se potencie, como realmente podría potenciarse. Y para que eso tenga una base sólida, con el correr del tiempo. Si el cambio no es estructural, tanto en las instituciones como en la sociedad y bueno, ni hablar en los grupos humanos que vamos habitando, difícilmente estos proyectos se puedan sostener.”

Pienso que hace un año se jugaba el mundial, el punto de referencia y quizá de inspiración, y también me quedó la imagen de la visibilidad lésbica, será otro punto de distinción con el fútbol masculino de alto rendimiento… hay muy pocos, casi nulo, los jugadores abiertamente gays. De hecho, históricamente el fútbol femenino fue un nicho tortillero, aunque se use despectivamente, el tiempo y las luchas se encargaron de resignificar, y si, hay muchas jugadoras lesbianas, abiertamente lesbianas. 

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GH: ¿Pensás que esto es así? 

SB: En el fútbol femenino se da un fenómeno bastante contrario al que se da en el fútbol masculino, o por lo menos hablo de los ámbitos en los que frecuento yo. Nuestro fútbol acá en Córdoba hay una cantidad de lesbianas y digo, es no ser lesbiana en el ámbito es lo raro. Hay muchas pibas que no son lesbianas sin embargo es un espacio en el que nuestra sexualidad no se juzga, por lo menos por nosotras mismas. Por eso también se constituye como una identidad colectiva, más allá de la institución a la que una pertenezca, porque no sólo nos violentan en las canchas, sino por nuestra sexualidad. Entonces empezamos a encontrar puntos en común por los que luchar y de repente nos empezamos a encontrar en marchas, y no sólo en la marcha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, sino también en la marcha por la Legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, en marchas vinculadas al respeto por la diversidad sexual. Entonces creo que ese fenómeno identitario, si se quiere, o en el que se construye una subjetividad en torno a la mujer que juega al fútbol, y que también es lesbiana no se da en el fútbol de los varones. Porque en el fútbol de los varones, justamente, se reproducen lógicas muchísimo más machistas en las que la homosexualidad no tiene lugar. Todo lo que se aleje del “varón ideal”, heterosexual, es castigado. Por eso nuestro fútbol también es castigado, porque nosotras somos mujeres, entonces, no estamos enmarcadas en ese ideal. 

Pero Sofi también nos aclara y advierte sobre un punto importante. “Lo que sí, institucionalmente en la mayoría de los lugares está muy penado el poder mostrar nuestra sexualidad. Digo, entre nosotras existe una libertad real, de vivir, de vivir con tranquilidad nuestra sexualidad. Pero en las instituciones es mucho más condenado. Creo que también tiene que ver con que la sexualidad parece estar totalmente desvinculada del deporte.”, sentencia. 

Ya llegando al final, me interesaba saber qué opina una jugadora de 1ra división sobre lo que dejó el mundial de 2019. Puesto que en Argentina el empuje de las jugadoras de la selección ya se hacía escuchar, quizá en el mundial se pusieron en escena de forma inevitable. 

El mundial fue muy importante. No sólo en el aspecto deportivo en el que por ahí el rendimiento de la selección destacó a comparación de otros años, porque las jugadoras lograron resultados que en otros momentos no podrían haber logrado, y bueno eso, deportivamente resaltó para lo que es la historia de nuestra disciplina. Más allá de eso, previo al mundial se empezaron a motorizar cosas en el plantel de la selección que se estaban motorizando socialmente. Era esta necesidad de ser escuchadas en el fútbol. De que las mujeres tengamos un reconocimiento en el ámbito del fútbol. Y cuando hablo de reconocimiento, no me refiero al reconocimiento de los varones. Me refiero a un reconocimiento institucional de nuestras potencias, nuestros recursos, nuestras herramientas.
Previo al mundial hubo un torneo en el que todas las jugadoras se sacaron la foto del equipo con una mano en el oído, pidiendo ser escuchadas. Justamente todo esto, y cuando le preguntaron a Banini, que en ese momento era la capitana dijo que ellas solo hacían cuerpo, una lucha que viene desde siempre, desde hace años, una lucha que es de las mujeres de nuestro país y de las disidencias de nuestro país por un espacio en el fútbol. Como ámbito históricamente machista y patriarcal y tradicional. Entonces, creo que no sólo el mundial sino todo lo previo, generó en las jugadoras, en nosotras generó esperanza. Generó esperanza. Incluso las que están ahí en lo más alto, bien arriba, luchan como nosotras. Estamos en el mismo camino, generó mucha unión. Acá en Córdoba se vio, y en el fútbol en general se vio. Generó crecimiento. Desde el mundial y desde la lucha previa al mundial, que se empezaron visibilizar los partidos de la selección, a mostrar en la tele, algo básico digamos.


Se empieza a salir a lo público a jugar al fútbol. Ya no jugabas solamente en tu patio. Sino que tenías espacios donde salir a jugar. Un grupo, un equipo de pibas con cuales salir jugar y contra las cuales salir a jugar. Me parece que el mundial, y el proceso previo al mundial también logró en nuestro ámbito, es una apropiación de la cancha como un espacio público. En el que nosotras somos fuertes, somos ágiles, tenemos recursos, tenemos un montón de herramientas y nos potenciamos colectivamente también. Más allá de lo deportivo me parece que el cambio real fue ese. Porque ahora, la sociedad empieza a empujar más organizadamente  hacia un fútbol serio. Hacia un abordaje institucional del fútbol femenino que apueste y que le de importancia real a los procesos de crecimiento.”

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Licenciada en Comunicación Social, Universidad Nacional de Córdoba. Redactora en Enfant Terrible y autora de numerosos artículos publicados en distintos medios.

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