Feminismos Antiextractivistas: "En nuestros territorios el atentado a la vida y la democracia es todos los días"

En el marco del 6° Congreso de Género y Sociedad que se realizó la semana pasada en la Universidad Nacional de Córdoba, charlamos con Eliana Guerrero, de la Asamblea-Radio El Algarrobo de Andalgalá y Marianela Gamboa, de la Red de Feministas Antiextractivistas del Sur. Sobre conflictividad con la megaminería, sobre territorios, luchas, resistencias y feminismos hablamos en esta entrevista en exclusiva
Foto: Marianela Gamboa

La semana pasada se llevó a cabo el 6° Congreso de Género y Sociedad en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), una instancia que gira en torno a los cuerpos y los territorios, la racialización, el enclasamiento y las generizaciones, como ejes temáticos, con el objetivo de poner en tensión los modelos económicos-productivos, la relación entre los cuerpos y los territorios, los géneros, las clases, los discursos y las acciones.

En el auditorio del Pabellón Venezuela tuvo lugar el conversatorio “Territorialidades en contexto: política, extractivismos y resistencias situadas”, que contó con la participación de Silvia Marcela Cruz, integrante de V.U.D.A.S. (Vecinxs Unidxs en Defensa de un Ambiente Sano) junto a Vanina Picapietra, de la comunidad indígena Chavascate, Eliana Guerrero, de la Asamblea-Radio El Algarrobo de Andalgalá y Marianela Gamboa, de la Red de Feministas Antiextractivistas del Sur.

Aprovechando esta instancia de encuentro y cercanía con Gamboa y Guerrero, quienes viajaron desde Catamarca para compartir sus saberes y discusiones, desde Enfant Terrible conversamos en exclusiva con ellas. Poco antes de iniciar esta charla, Eliana Guerrero fue notificada de la caducidad de un amparo colectivo que llegó a los escritorios de Comodoro Py

Enfant Terrible: ¿En qué se situación se encuentra la cuestión judicial del conflicto en Andalgalá?

- Eliana Guerrero: La denuncia realizada hace 10 años por 80 vecinos de manera colectiva contra los directores de Yacimientos Mineros Aagua de Dionisio (YMAD) está en riesgo de caerse, porque consideran que no hay delito y nos dicen que hasta el lunes se puede apelar.

Una alternativa institucional para ampliar estrategias sería un convenio con la esta universidad, que emitió la resolución 19603/2009 donde rechazaba la articulación con la empresa YMAD y en su artículo 8 «se compromete a apoyar las comunidades afectadas por la megeminería en reclamo reivindicatorio en procura de la protección de sus derechos». Este compromiso no se está ejecutando de manera práctica. Lo que nos queda es hacer un pedido colectivo hacia la comunidad educativa de acá se haga eco y se haga una denuncia.

“Hay una carta que se presentó en diciembre del año pasado dirigida al rector de esta universdad para que no se asocie con MARA (Minera Alumbrera - Agua Rica) y tenemos la carta de apoyo de Pérez Esquivel donde ratifica que el reclamo por parte de Andalgalá es concreto y dentro de lo constitucional”

Con MARA lo que hacen es saltearse el informe de impacto ambiental que fue rechazado, pero esto queda en un nuevo archivo al aliarse con Alumbrera, porque van a reutilizar el dique de cola entonces no habría contaminación.

Marianela Gamboa: En 2021 se llevaron a cabo detenciones masivas a vecinos y ambientalistas sin investigaciones en curso, citarlos en cualquier contexto, pero las denuncias que se hacen desde la asamblea hace años caen, no son investigadas. No hay un detenido, nunca hubo un citado.

ET: -Últimamente se estuvo hablando mucho del lawfare en Argentina y pareciera que en Andalgalá ese poder se dedica a perseguir a asambleístas. Estos días terminamos hablando más de la democracia, ¿qué pasa entonces con esa palabra en Andalgalá?

MG: - En Catamarca tenemos un Estado minero. En abril de 2021 cuando hubo violentos allanamientos en Andagalá luego de que las máquinas para la exploración subieran al Aconquija, después de que el TSJ provincial declarara inconstitucional la ordenanza 029/2016 que protegía las cuencas hídricas del río Andalgalá, en medio de la pandemia del Covid-19.

“Es procupante que se hable de la democracia como una cuestión construida y a la vez se militarice un pueblo y no se hable de cómo el Estado vulnera esa democracia. En nuestros pueblos el atentado a la vida y a la democracia es todos los días”.

Que hayan hecho allanamientos de noche y en plena pandemia, metido una bala en casa de vecinos para sembrar pruebas falsas, arrodillar niños de 8 años y ponerlos contra la pared, esposar una niña de 14 años, son prácticas dictatoriales. Si el atentado contra la democracia es un intento de magnicidio, ¿qué pasa con atentar contra la vida de los pueblos de Andalgalá, de Mendoza, de Chubut y cada lugar que se levanta en contra de las políticas extractivistas del Estado?

ET: -¿Cómo se relaciona esta situación con respecto al litio?

MG:- En Antofagasta, a una docente por protestar en la plaza con un cartel de cartulina le quitaron su sueldo desde el Ministerio de Educación, intentando criminalizarla en una localidad que hace 27 años tiene minería de litio.

Ahora está el boom del litio por toda la fantasía de la transición energética, una cuestión irreal que implica más saqueo, más uso de agua. La minería de litio utiliza muchísima agua y por eso hoy tenemos la vega del Río Trapiche seca, desplazaron a una familia y les han puesto containers para vivir en la Puna.

Las violencias son múltiples, los pedidos de agua son exacerbantes. Ya hay 8 proyectos que están en marcha sobre el Salar del Hombre Muerto, donde están construyendo un acueducto para que las empresas tengan más de 600.000 litros de agua por hora. Consumirían en 15 días lo que se consume en Antofagasta en un año. Van a secar el Río Los Patos, donde ya han muerto las truchas, las parinas, el ganado, sin el consentimiento de las comunidades indígenas y sin el respeto del Convenio 169 de la OIT.

“Son 15 al menos los pedimentos de litio en Catamarca”.

Catamarca y en particular Antofagasta, fue noticia hace algunos meses debido a una estafa de subfacturación de la empresa estadounidense Livent contra el Estado catamarqueño por 200 millones de pesos. La noticia tomó gran relevancia al momento en que los medios hegemónicos opositores al gobierno nacional expusieran el problema en pantalla, en particular desde el programa de Jorge Lanata "Periodismo Para Todos", muy enfocado a ridiculizar los errores de gestión de los gobiernos peronistas. Pero la lógica opositora se limitó a lo económico, exponiendo en realidad lo que es un reclamo histórico en torno a la escasa regulación de las empresas mineras en Argentina, demanda expuesta por las comunidades que viven el verdadero costo de permitir a estas multinacionales operar con impunidad, no sólo en términos económicos por las escasas regalías, sino por el costo incalculable en términos de vida, agua, suelo y aire.

“En el caso de Ancasti es otra cosa, porque tiene minería de litio en roca, que implica el mismo proceso que en Andalgalá con MARA: dinamitar la montaña. El costo del agua en este proceso para las empresas es ridículo, se facturan $3.000 ARS por año”.

El hecho de desplazar los centros cobra fuerza en este sentido, cuando Guerrero critica que “pareciera ser que lo económico pudiera indemnizar de alguna manera esto, pero la discusión no es económica, tiene que ver con lo ambiental, con la salud”. Esto produce fuertes discusiones en un contexto de crisis, donde la inyección de dólares que producen estas actividades son el anhelo del Gobierno Nacional que se encuentra en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional, así como en el contexto de discusión por la transición energética de los países del Norte global, plateando estos emprendimientos en el plano de la economía circular. Aunque circular también parecieran los procesos históricos con las crisis de nuestros países, entre endeudamientos, extractivismos y saqueos.

ET: -¿Cómo llevar estas vivencias y discusiones hacia los feminismos, pensando en cómo darle otras centralidades a estas problemáticas?

EG-: Yo siento que es una discusión compleja cuando hay lugares donde feminismo es una palabra ajena. Hablando con Rosa Farias, una de las integrantes de la Radio El Algarrobo, ella preguntaba qué era el feminismo antiextractivista y para nosotras fue redefinir algo, o nombrarnos de un modo para no quedar pegadas a esos otros feminismos que van pensando en la igualdad, en los derechos y la disputa por el Estado, un montón de otras reivindicaciones y agendas que son bajadas internacionales que no nos pertenecen, porque no son las agendas de los territorios. Entonces Rosita dijo 'Ah, entonces eso que hicimos de salir y parar los camiones fue una actitud feminista'.

“La clave está en encontrar en nuestras propias luchas los antecedentes del feminismo, en las Guerras Calchaquíes, las luchas de nuestras madres por darnos de comer, la lucha de nuestras abuelas por cuidar su pedacito de tierra. Eso también es feminista, pero es nuestra forma de nombrarlo. Lourdes, una compañera de Tafi de la comunidad indígena de El Mollar le dice 'guardianas'. Las Mujeres del Silencio en Andalgalá. Son nuestros antecedentes feministas aunque ellas no se nombren de esa forma”.

EG-: También es una forma de pensar la contrahegemonía, porque el hacer y la práctica de los feminismos en las urbanidades o las capitales no son para nada parecidos a los que vivimos en el Interior. Resignificar el feminismo, pero también pensar a dónde nos posiciona a las feministas del interior. ¿Hasta dónde una misma se interpela para hacerse cargo de ese rol, de esa responsabilidad? Porque es algo que se viene haciendo desde hace muchas generaciones anterior, pero sobre todo porque hay muchas invisibilizadas, no vas a encontrar una gorda, una lesbiana de un barrio, una chica de un barrio pobre que trabaja en un comedor, a una negra, una marrona, una originario.

También se repiten cánones europeístas, colonialistas, eurocentristas y sobre todo repitiendo patrones. En Andalgalá, muchas veces con la presencia de chicas de otros lugares vienen a decirnos cómo teníamos que hacer o vivir las problemáticas, como si fuera que las otras son las que están más oprimidas que las de la ciudad.

“Hay un feminismo que no está mirando lo que sucede con el neoextractivismo y para nosotras eso es un problema muy grande. Hay que migrar, desplazar los centros, hacia lugares donde hay otras economías, otras ritualidades, que nos van a permitir pensar esas verdades impuestas desde los feminismos, desde el Estado, desde las ciencias”.
Casi psicólogo de la Universidad Nacional de Córdoba. Escribo y reniego. A veces hago fotos pero, no soy fotógrafo.

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