Crónica del Caribe: De los esfuerzos que nos faltan

Una crónica para pensar Cuba desde Cuba, sin ser cubano. Una reflexión desde La Habana por Juan Martín Álvarez para Enfant Terrible. "Antes que nada debo aclarar que no soy cubano; soy argentino y cordobés. Hace 6 meses vivo en la isla porque desde ciertos privilegios me encuentro estudiando cine aquí. Terminé la carrera de Comunicación Social en la UNC y a los meses apliqué a una plaza de estudio en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Para serles honesto, un sueño hecho realidad. "

Por Juan Martín Álvarez desde La Habana para Enfant Terrible

Foto J.M. Álvarez

De La Habana podría empezar hablando sobre cómo el calor orquesta una ciudad que va al ritmo propio del caribe. O por qué no, comenzar por los problemas habitacionales y económicos, o sobre su valor históricos. Quizás sobre su resistencia. O empezar por las deudas urgentes de lo que Martí llamó “nuestras dolorosas Repúblicas”. No, mejor no. Empiezo por otro lugar. A ver.

Son las cinco de la tarde y estoy en el puerto con mi bicicleta. Jugando al lado del mar van tres niños con sus patines hasta que uno saca su celular, se toma varias selfies y el más grande grita: “Asere, este niño está loco pal’ carajo. Parece un yuma que se saca fotos en cualquier lugar”. Yuma como sinónimo de persona extranjera. Lo que me llevó a pensar que quizás sea bueno empezar por atender cómo vemos a Cuba desde fuera.

El turismo es uno de los motores primordiales de la economía cubana y hasta el 2019 las cifras rondaban los cuatro millones de visitantes de forma anual. Aunque la apuesta de la conducción del gobierno por el sector se mantenga como prioridad en la economía nacional, la contracción de las cifras actuales aún está por revertirse. Luego del 2020 decreció a más de un millón de turistas al año. Las diferencias materiales y culturales que tiene Cuba con el resto de los países del mundo se ponen en tensión por una comparativa constantemente y como en cualquier lugar sucede, fuera del ámbito turístico se viven otras realidades.

En relación a ello, y a las limitaciones o alteraciones de información que podemos encontrar constantemente
sobre Cuba, hay turistas que pretenden “entenderlo todo” en una semana de paso. Claro, esto pasa en todos lados, pero aquí hay ciertas contradicciones que se topan con aquel que fotografía la pobreza mientras se toma un mojito con la mano izquierda. Ese turismo no, gracias.

Foto: J.M. Álvarez

Es necesario que las personas extranjeras comprendamos que Cuba tiene problemas que necesitan ser tratados desde lugares nuevos, siempre partiendo de la premisa de que se trata de una realidad social más compleja de entender que la idea de que sólo hay buenos y malos. Además, sabemos que no existe la exportación de soluciones, menos aún si sólo se piensan desde los hoteles.

Escuché a alguien decir que Cuba vive en sus contradicciones como otros países viven en las suyas, pero que al menos esas contradicciones incluyen salud, alimento básico y educación. Ahora, ¿qué es lo que tanto hace falta?

Bueno, aquí el terreno de discusiones, dadas y por darse. Si bien sabemos que la historia es un factor elemental en la construcción de presentes y futuros más prósperos, también debe decirse, que muchas
veces la mirada hacia la isla caribeña está tan ligada a su historia que nubla ciertos debates actuales. Esto no será una guía turística ni tampoco pretende ser ensayo científico. Aquí va un intento de buscar algunas preguntas que nos permitan pensar a Cuba desde Cuba.

Para hacer una contextualización a estas líneas creo importante comentar sobre desde dónde parten ciertas inquietudes. Antes que nada debo aclarar que no soy cubano; soy argentino y cordobés. Hace 6 meses vivo en la isla porque desde ciertos privilegios me encuentro estudiando cine aquí. Terminé la carrera de Comunicación Social en la UNC y a los meses apliqué a una plaza de estudio en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Para serles honesto, un sueño hecho realidad.

Por eso, estas inquietudes vienen siendo parte de mi cotidiano. Estoy en una escuela donde nos formamos y convivimos personas de distintos lugares del mundo y, aunque se encuentren coincidencias, cada una cuenta con una perspectiva distinta sobre Cuba. Como está claro lo difícil que es para nosotrxs, argentinxs, explicar qué es el peronismo, por ejemplo, a alguien que no lo conoce de cerca, lo es también para alguien que vive en
Cuba explicar el propio socialismo que construye el pueblo cubano.

Por eso la intención está en acercar una mirada en esta posibilidad propuesta por el equipo de Enfant
Terrible e ir poniéndole palabras para compartir, como una manera de ir descubriendo y aprendiendo de un país que mantiene la bandera de la dignidad revolucionaria en alto, a pesar de sus golpes tanto de afuera como de adentro.

Hay muchas coincidencias con los países latinoamericanos en torno al dilema de cómo hacer para que las nuevas generaciones tengan el respaldo popular con el que cuentan los mecanismos tradicionales de la política. En Cuba hay esfuerzos para que esto suceda, pero los resultados no solo no alcanzan, sino que muchas veces están desconectados con la aplicación real. A quienes nos preocupa que a Cuba le vaya bien y
mejor, quizás entre las victorias históricas encontremos razones o ejemplos de organización social y de claridad ideológica para pensar respuestas. Pero de seguro que no todo se encontrará allí.

Con el panorama geopolítico tan convulsionado al que se enfrenta el país se necesitan representantes y cuadros comprometidos con la dignidad revolucionaria de Cuba, pero al mismo tiempo con el valor de no hacer oídos sordos a la realidad de muchos hogares, universidades y plazas que a veces no llegan a tener cabida en el debate nacional.

Las manifestaciones ocurridas en la isla el 27N y el 11J, fruto de la acumulación de un largo número de insatisfacciones políticas, sociales y económicas, dejaron muchas deudas abiertas en cuanto a los reclamos que llevaban adelante distintos sectores de la sociedad. Aunque también es cierto que fue un escenario propicio para que los grandes medios internacionales se aprovecharan del día a día de Cuba para
golpear una vez más a favor de las intenciones del norte, hay mucho por descubrir aún.

Por lo que la complejidad política cubana es hoy un desafío en sí mismo, a las herramientas que dejó tanto el proceso de la revolución en sus mejores años, como el aprendizaje que marcó a cada cubano/a en la época del Período Especial, una de las crisis más fuertes post disolución de la Unión Soviética. Un territorio que desde hace siglos marca un rol importante en la geopolítica y que en la actualidad no escapa de las reconfiguraciones estructurales que a partir de la pandemia se vienen desarrollando de una manera más abrupta. En el difícil momento que atraviesa el Gobierno de Díaz-Canel Bermúdez se viven climas donde la necesidad de reinventar los mecanismos políticos es mucha.

Aunque se debe seguir reclamando el levantamiento del bloqueo histórico de más de 60 años y encontrando alianzas con los países dispuestos a ello, no creo que debieran estar todos los esfuerzos en pos de la denuncia. Los esfuerzos por recomponer un tejido social en crisis son los que hoy se esperan y se necesitan.

Con la gestión de Donald Trump y las más de 240 duras sanciones adicionales contra Cuba que aún mantiene su sucesor en la presidencia estadounidense, Joe Biden, se generó un gran retroceso en comparación con el escenario un poco más esperanzador que trajeron las negociaciones entre Barack Obama y Raúl Castro. Sumado a la inclusión de la isla en la Lista de Estados patrocinadores del terrorismo en la que figuran también Corea del Norte, Irán y Siria. Diversos países y organizaciones internacionales, durante la última Asamblea General de las Naciones Unidas, calificaron de inhumana y denunciaron los daños que causa a la población cubana.

Esta reasignación tuvo lugar solo unos días después de la insurrección fascista en el Capitolio antes de terminarse el mandato de Trump y, en las elecciones, Biden había prometido sacarla para después no cumplir. Estas maniobras se suman en un momento complicado para las relaciones internacionales, más aún teniendo en cuenta los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania, que afectan materialmente al archipiélago de
manera directa. Entonces, ¿cómo se sigue? Bueno, para avanzar será necesario solidez ideológica y de acción, trabajar hacia adentro y encontrar soluciones a problemas urgentes, como el de que el salario permita poner la comida en la mesa.

En el escenario actual donde sucede una de las mayores olas migratorias de jóvenes en la historia de Cuba se necesitan urgentemente nuevas maneras de acercamiento tanto a los sectores que confían en el partido comunista, como a los que no. Pero se necesitan también esfuerzos no solo desde dentro de Cuba, porque muchas de las opciones que se tienen en el horizonte actual se han probado, sino que será central debatir desde la comunidad internacional la búsqueda de estrategias reales para la inclusión de reformas hacia un modelo basado en un capitalismo moderado que esté contenido por el socialismo y así evitar la injusticia social.

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