Declaró en televisión que fue Servicio de Inteligencia

Rodrigo Jara, compañero de baile de la actriz Mariana Genesio Peña en el programa de baile conducido por Tinelli reveló en directo haber formado parte del servicio de inteligencia de la policía bonaerense en el año 2006. Con naturalidad, Jara confesó tareas ilegales que se basaban en espiar organizaciones sociales durante el mandato de Felipe Solá como gobernador en la Provincia de Buenos Aires. "En ese momento la división se llamaba ‘Prevención del delito’ porque la palabra ‘inteligencia’ no estaba bien vista y le cambiaron el nombre", dijo.

En el día de ayer, durante el programa de televisión emitido en Canal 13, Los Ángeles de la Mañana ,el bailarín Rodrigo Jara contó su pasado como servicio de inteligencia. La polémica declaración puso sobre la mesa, nuevamente, la vulneración del derecho legítimo y civil a la protesta y a la organización social. Jara expresó:

"Uno de los trabajos que teníamos era infiltrarnos en las manifestaciones para ver qué era lo que querían y cuánto tiempo se iban a quedar, si se iban a ir a otro lado y quién encabezaba la marcha. Eso lo informábamos a La Plata, donde está la superintendencia".

Rodrigo comenzó a contar trabajos previos que tuvo antes de ser bailarín. Relató que fue albañil y además policía. "Trabajaba de civil, tenía barba, arito, pelo largo, te dejaban tener tatuajes. Cuanto menos parecieras policía, mejor". El conductor del programa, Ángel Brito le consultó si era un infiltrado, y contestó inmediatamente: "Claro, cuando entré a trabajar en la Policía había explotado el tema de los piquetes, en 2006." Agregó que todo el tiempo portaba su arma reglamentaria. "En ese momento la división se llamaba ‘Prevención del delito’ porque la palabra ‘inteligencia’ no estaba bien vista y le cambiaron el nombre". En ese momento que repasa Jara, el actual canciller Felipe Solá era el gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

Rodrigo Jara, incluso se refirió al caso de Julio López, y declaró que colaboró en él.

"Estuvimos haciendo muchas escuchas sobre ese tema. El trabajo era muy interesante"

Lxs conductorxs que compartieron el piso con el bailarín, fascinados con el relato como si se tratara de una serie de Netflix, no advirtieron que lo que estaba declarando daban cuenta de tareas ilegales que emprenden las fuerzas de seguridad. Hace unos meses estalló el conflicto lamentable de las tareas de espionaje ilegal durante el macrismo. Sin embargo, el trabajo de inteligencia con infiltrados hacia organizaciones sociales y políticas en nuestro país existieron durante todos los gobiernos democráticos.

La ley de Inteligencia Nacional (25.520) define a la Inteligencia como : "la actividad consistente en la obtención, reunión, sistematización y análisis de la información específica referida a los hechos, amenazas, riesgos y conflictos que afecten la seguridad exterior e interior de la Nación." Además, la misma ley estipula que para realizar una tarea de este tipo debe existir una causa abierta, y también de la orden de un juez. Implica que haya sospecha de un delito, y de personas específicas.

En el programa radial Pasaron Cosas, conducido por Alejandro Bercovich, éste realizó una columna puntillosa sobre el hecho:"¿Estaban haciendo algo en contra de la ley o estaban simplemente ejerciendo el derecho a la protesta? Además, ejerciendo algo muy importante en democracia: ejercer el derecho a la petición ante colectiva ante las autoridades", se preguntó el periodista.

En nuestra historia hay muchos casos que dan cuenta de la actuación de infiltrados en organizaciones y protestas. El icónico caso de Américo Balbuena infiltrado en la Agencia Rodolfo Walsh, medio de comunicación independiente. Espió al grupo durante 11 años, en el que pasaron tres gobiernos distintos. Alejandro Bercovich comentó, en el marco de la columna, que en una conversación con María del Carmen Verdú, le contó que Balbuena asistió (como infiltrado) a todas las instancias del juicio por Mariano Ferreyra, y que ella sin saberlo, le comentaba cuestiones vinculadas al caso, a la policía.

Estas situaciones indican una gran vulneración a los derechos civiles y democráticos. Durante todos los gobiernos se realizaron tareas de espionaje ilegal y es muy importante comenzar a darle el tratamiento que merece. La declaración de Rodrigo Jara, en un contexto de espectacularización y hasta banalización, no tiene responsables, y aún no hubo funcionarios que hayan dado declaraciones al respecto.

La justa escandalización que generó, al hacerse público, el espionaje ilegal emprendido durante el macrismo hacia periodistas, militantes, organizaciones, sindicatos, políticos, etc., debería verse, también, en un caso como este.

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