Del Estado Plurinacional al golpe a la dignidad

Entre las calles de barrio Güemes de la ciudad de Córdoba se abría una invitación a hablar sobre "el compromiso ético frente al modelo de muerte". Al momento del encuentro, en el centro de la ronda estaban presentes la Whipala junto a imágenes de Maite Amaya, Berta Cáceres, Marielle Franco, Alina Sánchez, Macarena Valdés, Rafael Nahuel, Santiago Maldonado y Sebastián Moro, para refrescar un poco la memoria.

Al momento de compartir experiencias, Adriana Guzmán integrante del Feminismo Comunitario Antipatriarcal en Bolivia, toma el micrófono y comienza su relato. En ese momento la cámara la captó sentada bajo una bandera de las YPJ (Unidades Femeninas de Protección), imagen en consonancia con su discurso: "Pronunciarnos ha sido la forma concreta de romper fronteras. Por ejemplo, cuando asesinan a la Macarena Valdés, pensamos en su comunidad, pensamos en sus wawas, en su territorio, porque nos duele. Aprendimos a dolernos más allá de las fronteras".

"Es colonial reclamar solo por nuestros nietos o hijos porque están nacionalizados y no por los hermanos que han muerto como Sebastián Moro, o que están siendo torturados como Facundo Molares".

En ese momento la mirada de Adriana se encontró con Raquel Rocchietti, madre del periodista Sebastián Moro que permanece en Bolivia, que asintió con su cabeza.

Seguido de ese encuentro, Adriana continuó hablando con gran seriedad en su rostro y en su voz: "El golpe es algo que no nos temíamos. Jamás imaginábamos que los militares iban a sacar los tanques, que iban a haber masacres. Fueron trece años de construir un proceso de cambio, de pensar en un Estado Plurinacional con educación despatriarcalizadora, entonces nos confiamos mucho, hubo mucha ingenuidad política. No veíamos también el debilitamiento en las propias organizaciones con discusiones y contradicciones sin resolver. Las nuevas generaciones no habían marchado, no sabían devolver un gas, no sabían identificar el territorio para escaparse. Un montón de cosas que habíamos olvidado y que nosotras tampoco les habíamos enseñado, pensando que nunca más iba a ser necesario".

"Primero fue un golpe al Pueblo, después fue un golpe de Estado. Lo primero es por la humillación a nuestras hermanas bartolinas, quechuas, aymaras, a las mujeres de polleras, porque lo primero que hicieron fue golpearlas, arrodillarlas, humillarlas, todo transmitido por redes sociales. Después la difusion de noticias falsas: indios violadores, comunidades saqueadoras que se disparan entre ellas.

Todo porque durante 13 años levantamos la cabeza, quisimos pensar un país, nuestra propia educación, nuestro propio territorio. Por ser feministas y atrevernos a hablar del antipatriarcado, a ir a otro país a discutir, articular, organizarnos. Eso no es para las indias ¿no?".

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"En el feminismo sentimos un golpe también. Cuando otras voces como la de María Galindo, la de Silvia Rivera, la de Raquel Gutierrez desde México, cuando decían que "no hay un golpe", era un golpe en el cuerpo para nosotras, porque estaban desinformando a toda la gente que no está saliendo de su casa a mirar, pero si les cree a ellas.

Nunca pensamos que eso iba a ser tan funcional al golpe. No pudimos salir a la calles sabiendo que nuestras compañeras feministas no iban a acompañarnos, porque estaban en otros espacios cuestionando y discutiendo teóricamente, con una mirada reduccionista al decir que era "una pelea entre machos", cuando sabemos que es una pelea de proyectos políticos, ideológicos ¿Desde qué soberbia opinan si fue golpe o no fue golpe, si tiene o no la culpa el Evo?".

"¿Cómo puede ser tan falocéntrica la academia que no ve que hay un Pueblo más allá de lo que fue un gobierno? Lo que se logró en Bolivia era imposible que lo lograra sólo un gobierno, porque fue una cosa que hicimos desde las organizaciones, desde las comunidades, con y a pesar del Estado".

"No iban a dar semejante golpe para llegar a elecciones y decir "bueno aquí está, han ganado? Eso es ser ingenuo. Entonces estamos tratando de reorganizarnos para la resistencia porque va a venir otra represión, seguramente en mayo. Aquí otra vez el límite de las feministas autonomistas que dicen que "no fue golpe" y que dicen "no creemos en el círculo electoral". En ese caso entonces que planteen otras propuestas responsablemente ¿Sino qué? También está la lógica del internacionalismo de los partidos de izquierda que no han sido ni capaces de pronunciarse contra el golpe. Si hay un movimiento tan grande, no se ha notado su posicionamiento".

DEL PLAN CÓNDOR AL ESTADO PLURINACIONAL

"El tiempo ha pasado pero la rabia permanece. Una de las primeras cosas que hicimos contactándonos con hermanas aquí en Argentina era entre nosotras decir: ¿Cómo recuperamos la memoria de la lucha frente a las dictaduras en Argentina o en Chile, cómo salimos de esta parálisis? Después del golpe no podíamos levantarnos, entre las masacres y el miedo de salir y que te maten. Un aprendizaje aquí es que el miedo se rompe juntas, en la calle, en las cárceles, frente a los militares, frente a los gases.

"Cómo vives con el miedo de que llegue otra represión, sabiendo que otra vez van a masacrar porque no hay otra opción ¿no?".

"También fue muy impactante y doloroso recoger los testimonios. Empezamos y no paramos más. Le decíamos a la gente "si querés no decimos tu nombre" y la gente contestaba "si quiero que digas mi nombre, quiero que vean que me rompieron una pierna, que mataron a mi hijo, que se sepa, que no haya impunidad". Nosotras no queremos que tarde 20 o 30 años como acá con los juicios contra la dictadura, queremos que haya justicia rápido".

"Hubo comisiones con compañeras feministas argentinas que hicieron el trabajo que no hizo ningún organismo internacional: ir a cárceles, ir a los hospitales. Fue sanador que gente de otro lado se preocupe por nosotras. A riesgo de que pase cualquier cosa, porque a un gobierno de facto no le importa ningún carnet de derechos humanos, entonces lo que hicieron fue jugárselas. Incluso fuimos a todos los lugares donde hubo masacres como en Senkata, hablando con la gente".

"Fue un aprendizaje estar entre feministas argentinas y bolivianas habiendo lógicas distintas. Aprender que los dolores y la lucha no tienen fronteras. Que en esta lucha contra la impunidad, por los 36 hermanos asesinados, hermanas desaparecidas, humilladas, detenidas, presas y presos políticos, no la estamos dando solas".

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Casi psicólogo de la Universidad Nacional de Córdoba. Escribo y reniego. A veces hago fotos pero, no soy fotógrafo.

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